Capítulo 9

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Maratón Sorpresa (2/?)

-¿Número? - preguntó un tipo alto y todo fornido.

-034 - respondió ella entregádole su carnet.

-Valeria Felix Castillo. - dijo él sonriendo. - mucho gusto en conocerla.

-Muchas gracias. Necesito hablar con el supervisor. - dijo ella mirándolo fijamente.

-Seguro, la acompañaré. - ella asintió y empezaron a caminar.

Ellos pasaban por todos los pasillos donde se encontraban las salas de prácticas. Extrañaba darle fierrazos a Josh. Tan solo recordar le daba un ataque de risa. Recordar corretearlo con un fierro por toda la agencia. Era un clásico.

-Agente Castillo, puede ingresar. - le dijo aquel hombre que le había acompañado. Ella hizo una reverencia y entró a la oficina del agente superior.

-Buenas noches, soy la Agente 034, Valeria Felix Castillo. -.dijo ella una vez dentro de la habitación.

-Buenas noches. Soy el Agente Han. Han Jin Bae, mucho gusto. Tome asiento por favor.

Ella obedeció. Estaba nerviosa, el hombre la asustaba un poco. Dos metros y tanto, blanco como la nieve y todo musculoso. Tenía apariencia de un ganster más que de un espía.

-Agente, ¿por qué está a estas horas de la noche? - preguntó el mirándola extrañado.

-Estoy en una misión, necesito cámaras y micrófonos pequeños. Estarán fuera y dentro de la casa. - respondió ella seria.

-Muy bien, te daré lo que necesites. Pero sabes que debes de tener cuidado con lo que haces, no quiero que nadie nos descubra a causa tuya. - dijo el hombre poniéndose de pie.

-Si nos descubren, no será por mí. Llevo años recibiendo misiones. Se como trabajar. - le espetó molesta.

-De acuerdo. Tranquila. Sígueme.

Ambos salieron, volvieron a caminar hasta que llegaron a una habitación donde habían millones y millones de armas. Valeria sonreía como niña en feria. Había extrañado sus compañeras. El hombre sacó una mochila, y comenzó a meter cámaras y micrófonos de diferentes tamaños.

-¿Puedo llevarme esta hermosura?

Valeria señalaba una 9mm. No era muy común, solo habían 4 en el mundo, y siempre quiso una.

-Ten cuidado en donde la utilices. - le respondió. Ella sonrió y la metió en su mochila.

-Muchas gracias. ¿Cree que pueda comunicarme con la agencia en México? - preguntó esperanzada.

-Seguro, en esa habitación puedes realizar la video llamada. Yo estoy de salida. Cuídate, nos veremos pronto. - dijo Han antes de irse.

Ella entró corriendo a la otra habitación. Colocó la contraseña en la pantalla y llamó a la central. Por fin podría saber como está Josh.

-¡Hey! - gritó ella cuando lo vió sonreir.

-Sabes que odio las video llamadas. - dijo el haciendo una cara de disgusto.

-Eres un idota. ¿Cómo has estado? - preguntó ella sonriendo.

Realmente había extrañado ver a Josh todas las mañana. Había olvidado su lunar sobre el labio superior... Sus ojos claros y brillantes. Lo había extrañado mucho.

-¡Vale! Ha pasado una semana. Una semana desde que te fuiste... ¿No pudiste dar señales de vida antes?.

-Oye pero yo...

-¡Shh! No me interrumpas. Como decía. ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba? - preguntó Josh. Valeria se sentía como una niña pequeña siendo llamada de atención.

-Estuve ocupada. Además, mi celular no funciona en corea. Si me voy a comunicar contigo será por video llamada. Lo siento. Y deja de llamarme la atención como niña pequeña Josh.

Josh se estaba riendo del otro lado de la pantalla. Valeria se veía realmente desesperada. Él la extrañaba como nunca. Necesitaba a su otra mitad. A su complemento. Pero no podía hacer nada. Solo hablar con ella por la estúpida pantalla. No tenía de otra.

-Lo siento. Enserio, se que no te debo tratar como un padre, pero no sabes lo preocupado que he estado. La agencia no daba mucha información de tu paradero. - le respondió el con cautela.

-Tranquilo, estoy bien. Me está yendo bien todo. Prometo volver pronto. - contestó ella con nostalgia. Lo único que quería más en la vida; era volver a México con su familia.

-¿Lo prometes? - preguntó él con esperanza.

-Lo prometo. - le devolvió la sonrisa.

-Cuídate mucho cariño. Hablaremos pronto. Te quiero.

-Yo también Josh.

No iba a llorar por más que ella quisiera. No iba a llorar porque no habría alguien que secara sus lágrimas. No podría enterrar la cara en el pecho de Josh hasta que se quedara dormida, no podía, porque él no estaba junto con ella.

Valeria empezaba a sentirse más sola que nunca.

La soledad empezaba a posarse sobre ella.

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