Capítulo 4

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Alguien se había encargado de que su despertar fuera más que lindo. Ninguna luz cegadora cayó sobre ella, no hubo agua sobre ella. Solo un pequeño susurro y sin movimientos bruscos. Chan Yeol era la mejor persona que podría haberla levantado de su sueño tan profundo.

Una vez levantada, llevó su cuerpo al baño que se encontraba mágicamente en su ahora nueva habitación. Mágicamente, porque ella no había notado que había uno. Se duchó lo más rápido que pudo. Salió cambiada, aún no tenía tanta confianza para salir del baño y cambiarse en su habitación. Estaba con un pantalón negro, una blusa color cielo y sus zapatillas negras con dos rayas blancas.

Corrió a la cocina y se encontró con Chan Yeol cocinando. La imagen era perfecta. El cantaba mientras que le daba vuelta a los panqueques que se encontraba preparando. Sin pensarlo, Valeria esbozó una pequeña sonrisa.

-Veo que ya estás lista. - comenzó Chan Yeol al percatarse de que ella estaba en la cocina - Toma asiento. - dijo él sonriéndole.

Valeria automáticamente se sonrojó. No es que le guste, es que, es tan dulce con ella. Tiene sentimientos, sonrie cada vez que puede y quiere. Eso era lo que le faltaba en su vida... Sonrisas. No es que Josh sea un amargado, solo que, ella no podía sonreir porque lo quisiera. En pocas palabras: Sonreía fingidamente.

Pero, Chan Yeol la hacía sonreir sinceramente. Eso la estaba empezándo a asustar.

-¿Tu vida es la mejor? - preguntó Valery timidamente.

-¿Cómo? - preguntó Chan Yeol confundido.

-Uh... Siempre sonríes y se te ve feliz. ¿Tu vida es así? - preguntó nuevamente. Chan Yeol esbozó una sonrisa en donde se podía apreciar sus dientes.

-Me gusta sonreír. Si no lo hago, uh, diré que soy un anciano que se molesta por todo. Mi vida no es la mejor, la vida de los espías no lo es. Pero, no veo nada de malo sonreirle a la vida. - dijo. Tomó su plato terminado y caminó hasta el lavadero. Valeria imitó su acción - Se que no te gusta sonreir. ¡Dios! - llevó las manos al cielo - Lo he notado. Pero, es lindo ver sonreír a las personas. Saber porque están felices. Ayer, que te conocí te hice sonreir. Tienes una hermosa sonrisa. Quisiera verte así todos los días. - dijo Chanyeol mientras que la miraba.

-Será imposible. Yo no puedo sonreir. - respondió ella evitando su mirada.

-Se que crees que si sonries te verás vulnerable, lo cual es erróneo. Sonreír es parte de la vida, ven - la tomó de la mano y la paró frente a un espejo - Cuando seas vieja, ¿no quieres tener arrugas de alegrías en lugar de unas de vejéz?.

Su pregunta la había tomado por sorpresa. Miró a ChanYeol en el espejo y sonrió. Él sabía como alegrarla.

-Tienes una hermosa sonrisa Valery. No se porque no dejas que lo demás lo vean. - dijo él abrazándola por detrás. Valeria abrió los ojos como plato. Su acto la había dejado muda. ¿A quién se le ocurría tocarla? Mucho menos abrarzarla. A nadie. Ella no dejaba que la abrazaran. Pero, Chanyeol había destruido su muro de protección contra sentimientos. Aún no podía creer que había bajado la guardia. Se separó bruscamente de él y lo miró fijamente.

-Park Chan Yeol, nunca vuelvas a hacer eso. No sé cual sea la costumbre que ustedes los locos lazabombas tengan aquí. A mi no me gustan las muestras de afecto. Es por eso que no sonrio. ¿Lo tienes? - dijo Valeria molesta. Es verdad, no le gustan las muestras de afecto.

-¿Tengo que? - preguntó Chanyeol sonriendo. Eso la molestó más. Soltó un fuerte suspiro y se fue de allí - Hey, hey - la detuvo - Lo siento, solo bromeaba. Si, entiendo. Nada de muestras de afecto por parte tuya. Pero, se supone que somos hermanos Valeria. Debemos de actuar como tal. - dijo Chanyeol cruzándose de brazos.

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