Capítulo 3

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Los rayos del sol caían sobre su espalda. El sonido del despertador le taladraba la cabeza.

De mala gana apagó el despertador y se levantó de la cama. No había sido un lindo despertar.

Miró la hora en la pantalla de su celular. Siete de la mañana. En dos horas salía el avión. Demonios, esto la volvía loca.

Con paciencia entró al baño. Abrió la ducha y entró en ella. Pocos minutos después salió del baño envuelta en una toalla. Tomó su ropa interior, se la colocó. Buscó en el ropero la poca ropa que había dejado. Sacó un jean azúl oscuro y una polera crema. Se calzó en sus zapatillas negras y bajó.

El maravilloso olor que emanaba de la cocina la hizo despertar automáticamente. Galletas con chispas de chocolate.

-¡Jaz! ¡No sabes cuanto de quiero! - gritó con emoción - ¿Me das de esas bellezas? - dijo señalando el platón con galletas en él.

-Solo toma dos. - dijo la señora mientras le servia la leche.

-Aish, que tacaña que eres, eh. - dijo Valeria con el ceño fruncido - Pobres de Timi y Marcus. - dijo refiriéndose a los hijos de ella.

-Hablando del rey de roma. Él está en la cochera. Te llevará al aereopuerto. - dijo Jaz.

-¡Nu! - dijo como niña pequeña - El me odia. Me hace bulling. Me llama...

-Hola enana - dijo Marcus entrando a la cocina, interrumpiendola.

-No soy enana. - respondió Valeria entre dientes.

-¡Claro que sí! - dijo él divertido - Si eres más pequeña que yo, eres enana. - ella solo soltó un gran suspiro y continuó tomando su leche mientras que disfrutaba de sus amadas galletas.

El reloj marcó las ocho de la mañana. Ella corrió en busca de su mochila y salió corriendo al garage, no sin antes despedirse de Jaz. La extrañaría mucho.

-¿Lista? - preguntó Marcus una vez dentro del auto.

-En marcha. - respondió ella. El obedeció y encendió el auto.

En camino hasta el aereopuerto fue aburrido. Marcus era aburrido ya que siempre hablaba de las mismas cosas. De como le gusta la comida. De que sus ojos son tan claros que pueden llegar a ser espejos. Si, él tiene unos hermoso ojos pero, como su autoestima está hasta el cielo a ella le parecía arrogante.

Llegaron a su destino a tiempo. Ella caminó hasta la ventanilla y entregó el boleto. Miró a Marcus que estaba con una gran sonrisa en su rostro. Ella resopló y abrió sus brazos. Él sonrió aún más y corrió a abrazarla. Si a él le gustaba abrazarla. Decía que ella era como un osito sin relleno.

-Te extrañaré. - susurró él en su cabello.

-Igual Marcus. - dijo ella.

-Ay - él se separó de ella - aunque sea finge que me extrañarás. - Marcus se cruza de brazos.

-Pero lo haré. - dice ella en un susurro. 

"Pasajeros del vuelo 421 con destino a Corea del Sur." Una voz resuena por todo el local. Ella da una última mirada atrás. Extrañará México. Le dedicá una sonrisa a Marcus y camina. Él la ve desaparecer por el corredor. Será la última vez que la verá.

Valeria tomó asiento en su respectivo lugar. Tuvo suerte, le tocó al lado de la ventanita del avión. Aunque no lo sirvió de mucho, ya al momento en el que se puso los audífonos, se quedó dormida.

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