EXTRA

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CAPÍTULO ESPECIAL:

La mañana del día siguiente fue muy complicada.

Sehun se había auto-invitado a quedarse en mi casa con la excusa de que Gaeul estaba en casa de sus amigas y que se quedaría ahí el todo el fin de semana.

Al principio me alegré, pero luego me puse a pensar que él no lo hacía por mí. Lo hacía por Yoo Min.

Era la hija que siempre quiso y habló de tener.

Estaba embelesado con ella y pues... me entristecía cada vez que lo veía hablar con ella.

No había estado él cuando nació, cuando cumplió su primer año, cuando la llevé la primera vez al colegio. No había estado junto a nosotras por seis años.

Yoo Min no había dicho nada con respecto al hombre que se la había pasado jugando con ella. Pero sabía que pensaba más allá de las cosas. Sabía que tenía un pasado con él, que seguía queriéndolo.

Pero no que era su padre.

Quise decírselo en todos estos años, pero siempre pensé que no sería el momento indicado. "Cuando sea más grande" me repetía cada vez que ella miraba a un hombre con su hija caminando por la calle. Sus ojos siempre brillaban y sonreía, y sabía que en su cabeza su imaginación empezaba a torturarla. Luego me miraba con los ojos brillosos cómo pidiéndome una explicación de por qué ella no podía hacer lo mismo con su padre. Terminaba acariciándole la cabeza y abrazándola, y pidiéndole disculpas.

"Amar es destruir" me había dicho Lim, mi secretaria. Pero nunca me puse a repasar esas tres palabras.

¿Era cierto que Sehun me seguía amando o era que se sentía responsable por lo que había hecho años atrás?

La duda se había instalado en mi pecho haciendo que la opresión sea mucho más insoportable. Tenía arcadas, me dolía la cabeza y mi pulso se estaba descontrolando.

Fijé mi vista a Sehun que estaba dormido sobre el sofá de mi habitación. Su cabello marrón le caía sobre la frente, su brazo estaba bajo su nuca siendo utilizada como una almohada. No tenía camiseta y su pecho blanco estaba siendo reflejado por la luz del amanecer que caía sobre él.

Solté un suspiro.

No podría vivir con él. Quizás era el remordimiento de todo lo que hice, pero, ¿Y si era la duda?

Tenía miedo, lo acepto. Si yo fuera Sehun... sinceramente, no me hubiese perdonado. Pero él lo hizo. Me dijo que me amaba, dijo que siempre me amó y que yo era todo para él. Me besó, me acarició y me volvió a besar.

Decidí salir de la casa, despejar mis dudas y aliviar un poco el dolor de mi pecho.

Me cambié rápidamente, le dejé a Sehun una nota y me fui.

***Había estado caminando un par de cuadras pensando en donde ir. Estaba cerca todo local, pero todo cerrado por ser tempranas horas de la mañana. Cuando me dije que era mejor salir, no lo pensé dos veces y me largué. Pero ahora, estaba asimilando el hecho de que me había ido muy temprano y que no había nada para hacer tan temprano.

Quizás debía visitar a alguien y comerme los gritos que me diera por haberlo despertado tan temprano.

Me arriesgué y corrí diez calles más.

*** La casa de Luhan era tal y como la recordaba. Las paredes de un crema casi amarillo pálido aún permanecían. Me había dicho que sus padres habían vuelto a China meses después de que terminó la universidad.

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