9- Because I'm easy come, easy go

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Buenos días, ¿Podría rellenar este formulario? Es para que le llegue su caja del clap. —Se paró frente a mi reja con una tabla y una hoja.

—No, gracias. —Empecé a bajar las escaleras para poder salir de mi casa.

—Rellenala. —Me extendió la hoja con una sonrisa.

—No necesito una caja del clap, gracias. —Abri la reja pasándole por al lado a la tipa.

—Rellene este formulario para que le llegue su caja del clap. —Aparecio un tipo de la nada con una camisa roja extendiendome una hoja.

—Rellene este formulario para que le llegue su caja del clap. —Aparecio una niñita como de cuatro años extendiendome una hoja.

Y como ella comenzaron a llegar más y más personas, con la misma camisa y repitiendo las mismas palabras.

—No quiero una caja del clap, ¡Nojoda! —Me lancé a correr y cuando volteo esa gente espepita' persiguiendome.

—Rellene este formulario para que le llegue su caja del clap. —Apareció un tipo de barba frente a mi con una camisa roja y extendiendome una hoja.

—¡No, ya dije que no, nojoda! —Le lancé una patada voladora que lo hice rodar por todo el piso.

—¡Coño de la madre! —Me senté en la cama respirando profundo para intentar calmarme. —La patria me persigue, marica. —Me sobe la frente caminando hacia el baño.

Hice lo que tenía que hacer, me cepille los dientes y baje a la cocina donde estaba Ben haciendo unas suculentas arepas.

—¿Desde cuando tú tan venezolano? —Me senté en una de las sillas del bar y el volteo a verme.

—Amo las arepas y lo mejor es que en la bolsa de harina pan están las instrucciones. —Señalo las instrucciones que se encontraban al costado de la bolsa. —¿Desde cuando tú levantandote tan temprano?

—Me desperté por un sueño. —Recorde a todos esos chavistas persiguiendome como si ellos fueran perros y yo tuviera un hueso. —Mas bien fue una pesadilla. —Corregí viéndolo con terror.

—¿En tu pesadilla eras tú o era yo?

No me había puesto a pensar eso, hice un zoom por toda mi mente para acordarme. —¡Era yo! ¡Era mi cuerpo de mujer! —Agité los brazos al aire con emoción.

—Eso puede ser una señal. —Se sentó del otro lado de la barra con una sonrisa. —Más hoy que tenemos que ver a brujilda. —Sí, como ella nunca nos dijo su nombre le pusimos brujilda.

—¿¡Ya es viernes!? —pregunte abriendo los ojos como platos. Parece que hubiera sido ayer cuando Joe vomito los tres perro calientes por marrano.

—Si, come rápido que en dos horas tenemos que ir a verla y tú te tardas más que yo. —Me sirvió una arepa del tamaño de una rueda de bicicleta con diablito y salsa rosada, y un vaso de toddy.

Chocamos nuestros vasos de toddy como si estuvieramos brindando y nos dispusimos a comer.

[...]

—Qué lo qué brujilda. —Dije sentandome en la misma silla que me senté la vez pasada.

—¿Brujilda? Me agrada ese apodo. —Sacudió su cabello como si fuera la más diva del mundo acomodándose en su asiento.

Yo le digo brujilda a alguien en Venezuela y me caen es a coñazo.

—¿Qué has averiguado? —Pregunto Ben sin rodeos.

—Todo está bien, hoy podemos hacer el primer intento y si Dios quiere hoy mismo vuelven a su cuerpo. —Empezamos a celebrar y ella nos mandó a callar. —Tengo una pregunta, ¿Este eres tú? —me entrego su celular mostrandome una foto en dónde efectivamente yo iba con mi empanada de pollo y con mi malta.

¡Devuélveme Mi Cuerpo, Nojoda! [✔]┇Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora