Parte 11

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Si ella tuviera, sangre Carpatiana en sus venas, seria consciente de que era seguida.

Desde que se dio cuenta de que aunque ella había dicho que serían como antes de enterarse de lo que era el, no había sido así.

Cuando intentaba tocarla la sentía encogerse.

Le tenía miedo y eso le mataba más que la idea de inmolarse en su sociedad.

Se mantenía a una distancia prudencial, para que su instinto no saltara y pudiera darse cuenta de que la acosaba.

Estaba pensando seriamente en alejarse para siempre.

.Esa noche sin embargo, al llegar a su casa advirtió que había sido limpiada a conciencia, que todo había sido colocado y ordenado, incluso la luz había sido atenuada, por lo que el arrugo la nariz al entrar.


*-Sabes que soy sensible a los olores fuertes, no me gustan los desinfectantes,

*-Veras no es por ti...- El se dio la vuelta enarcando una ceja-...Tengo una cita con alguien del trabajo.

El la miro serio

*-Vaya, ¿Mi seductora intentaba serme infiel?

Ella se limpió las manos sudorosas en la falda del vestido de gasa, que la hacía una figura voluptuosa.

*-No sabía que no podía tener citas con otras personas. Nunca hemos hablado de esto y yo...yo pensaba que tú me veías más como....

*-Una donante voluntaria? Una bolsa de sangre con piernas? Una fuente de alimento?

Ella afirmo con la cabeza, sin poder articular palabra. Los ojos masculinos parecía un par de llamas furiosas, y sus cejas estaban rígidas.

*-Entonces que soy yo para ti?

*-Bueno....

*-Habla.

*-Tu eres algo o alguien que supuestamente no existe y...

*-Y sabiendo lo que sabes crees que puedo prescindir de ti ¿No es eso? ¿Me tienes miedo?

*-Bueno podrías hacerlo, si es lo que desearas. No puedes culparme por tener cierto miedo.

*-Veo que lo has pensado mucho y que has determinado que esto nuestro no podrá ser. No pasa nada si es así. Podemos darlo por terminado desde esta noche.

La cogió por los hombros empujándola contra la pared al lado de la puerta, haciendo que el cuerpo femenino chocara contra ella de forma sonora.

Pero ella no lo miraba a los ojos, solo ladeo la cabeza para darle mejor acceso a su yugular, mientras que cerraba los ojos. No quería que se diera cuenta que estaba a punto de llorar, no sabía porque, pero la había invadido una tremenda tristeza.

Pero solo sintió como los labios la depositaban un frio beso antes de que la puerta se cerrara sobre sí misma.

Su compañero de trabajo, que en tiempos pasados se la había antojado interesante, con cierta belleza masculina a pesar de rondar los cuarenta, en esa ocasión, la estaba pareciendo tedioso y hasta pesado.

Finalmente cansada y un tanto hastiada, le dijo que necesitaba volver a casa, pues tenía un tremendo dolor de cabeza que no la dejaba pensar con claridad.

Al menos el, en esta ocasión fue solicito y rápidamente la excuso, obcecándose en acompañarla a casa, y no se conformó con dejarla en la puerta de su edificio, si no que la acompaño hasta la misma puerta.

Así que abrió, con cuidado, entro y la entorno al tiempo que le sonreía amablemente para despedirle.

*-Muchas gracias por todo, siento no haber sido lo que tu esperabas y creo que en el trabajo deberíamos seguir siendo buenos compañeros para...

*-De que demonios estás hablando?

El empujo la puerta de una forma brusca, haciendo que se la escapara de las manos y diera contra la pared, dejándole un paso sin obstáculos.

Por lo que cuando el avanzo, ella retrocedió, dejándole paso, pues no sabía cómo reaccionar ante ese cambio de personalidad.

El cerró la puerta y la puso el pestillo antes de avanzar sobre ella.

*-Te has vestido así y no has parado de hacerme hablar de mi, me has estado mandando señales durante toda la noche, haciéndome ver que quieres que me meta en tus bragas y ahora dices que me vaya?

*-Me has mal interpretado, yo no quise, no he querido...

El la abofeteo moviendo el brazo en sentido ascendente, haciéndola caer al suelo, por la potencia del golpe.

*-Claro ahora soy yo quien lo mal interpreto, hay un nombre para mujeres como tu y yo no voy a ser tu juguete

El se agacho, la cogió por el cabello y la levanto para arrastrarla por el salón en dirección al dormitorio. Y aunque ella intentaba resistirse por todos los medios, no parecía conseguir hacerlo, así que se lanzó contra el forcejeando, intentando arañarlo y gritando con toda la potencia que podía entre golpe y golpe. Otra vez fue arrojada lejos, cayendo sobre algo que la atravesó, causándola un fuerte dolor en el abdomen, evitando que pudiera respirar lo suficiente como para poder seguir moviéndose.

 Otra vez fue arrojada lejos, cayendo sobre algo que la atravesó, causándola un fuerte dolor en el abdomen, evitando que pudiera respirar lo suficiente como para poder seguir moviéndose

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El la dio la vuelta, dispuesto a seguir con la pelea, pero al verla mejor, dejo caer su furia al mismo tiempo que sus brazos.

*-Vaya mierda

Sintió que se iba del piso y respiro tranquila, descansaría unos minutos y se pondría en pie para comenzar a recoger el desastre tras llamar a la policía.

Pero estaba tan cansada. No sabía porque no podía moverse. Se llevó la mano a la cara para apartar el cabello que la estaba nublando la vista. Solo entonces se dio cuenta de que sus manos estaban llenas de sangre, de que se estaba muriendo, y una lagrima solitaria rodo por su rostro al tiempo que cerraba los ojos, solo pudo tener un pensamiento razonable que la dolió mas que el desangrarse hasta morir...


No volvería a ver a Orlok

Orlok arrugo el ceño, pudo oler la sangre desde tan lejos así que sabia que algo, muy malo había pasado. Lo peor llego cuando volvió a inspirar hondo y descubrió el olor de la sangre femenina.

Uso su velocidad para bajar corriendo de la azotea, atravesar las 4 manzanas y entrar en el edificio.

Solo le hizo falta ver la escena para ver en su mente lo que había pasado

*-Lo siento mi amor, esta vez nos arriesgaremos.

Con un leve movimiento hizo crecer sus colmillos para desgarrarse la muñeca.

Su sangre no era roja como la de los humanos, era de un marrón denso y ocurro que comenzó a correr por su brazo, hasta caer sobre la herida de navaja de ella.

Dejo caer y caer sangre, no quería quedarse corto. Cuando considero que era más que suficiente, lamio su herida con la lengua y el brazo cicatrizo al instante, dejándole los labios manchados de su propia sangre.

Se marchó, después de hacer una llamada telefónica al número de emergencias,

Horas después, una vez que la ambulancia había retirado el cuerpo, el metió las manos en los bolsillos y salió cabizbajo del lugar.

AMANTES EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora