EPILOGO

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Aun se sentía la música sonar en el campo lateral de su propiedad.

Ese lugar seria especial de ahora en adelante.

Nirak estaba balanceando sus caderas delante del balcón cerrado, con un camisón hasta los pies.

Nirak estaba balanceando sus caderas delante del balcón cerrado, con un camisón hasta los pies

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Los ojos masculinos fueron derechos a su trasero, no pudo evitarlo.

Llevaba las manos ocupadas, con una botella de buen vino tinto y dos copas, así que cerró la puerta con la parte posterior de su pie. Con el ruido de la puerta ella se dio la vuelta.

*-Es increíble lo que se me han desarrollado los sentidos. Ese chasquido ha sonado como un portazo.

*-Lo siento preciosa, con el paso del tiempo conseguirás dominar sus sentidos para ponerlos a un nivel aceptable.

Ella acepto la copa con un trago del rojo vino, choco contra la copa d su esposo y se lo bebió de un trago. Recogió la copa de la mano de sus esposo y las dejo sobre uno de los muebles, para al girarse, abrazarse contra el.

*-Baila conmigo.

La música lenta que les llegaba desde el exterior les arropo. Pero el apenas se movía, más bien estaba disfrutando, su esposa se movía contra él, rozando continuamente su cuerpo sobre el de él.

*-Me estas torturando.

*-¿Me dejarías?

La sonrisa femenina, le hizo tragar en seco.

El extendió los brazos hacia delante y cruzo las muñecas haciendo una escenificación de estar atado.

Ella le cogió de las manos y le llevo hasta la cama.

*-Si prometes no moverte no te atare.

El se quitó la parte de arriba del pijama sin que se lo pidiera y se dejó caer sobre la cama. Recostándose contra los almohadones, estirando los brazos y agarrando los barrotes del cabecero,

*-Tuyo soy.


No podía creerse que después de tanto tiempo, si pequeña esposa, tomara la iniciativa, pero no hacía falta analizarlo mucho, su Nini, era la misma y no lo era, ella había desafiado al tiempo para volver a estar a su lado, amándolo como siempre lo hizo. Ahora sabía que ella tuvo que morir tantas veces, para poder crecer hasta una edad, en que jamás volvería a tener que dejarle.

Ella se movía sobre su cuerpo, besando, lamiendo, imitando los movimientos que el había hecho sobre ella en otras ocasiones.

Lamio y pellizco sus pezones, haciéndole gemir, y tensar los músculos de sus brazos en el proceso, aunque la taquicardia le llego al sentir sus manos sobre la lazada de sus pantalones, pero la malvada se dio cuenta y se retiró de la zona.

Se sentó a horcajadas sobre él, colocando estratégicamente su humedad, sobre su abultada hombría, haciendo que ella sola se moviera, estirándose contra su feminidad, y sufriendo todos los roces y movimientos que ella le proporcionaba.

Por lo que decidió jugar sucio y demostrarla que el tenía más poder. Su camisón se volatizo en pedacitos, para que al moverse, sus pezones le rozaran la piel del pecho y se excitara en el proceso

 Su camisón se volatizo en pedacitos, para que al moverse, sus pezones le rozaran la piel del pecho y se excitara en el proceso

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*-Ehhhh¡

El sonrió de medio lado.

*-¿Qué pasa linda?

*-Como has hecho eso?

*-Concéntrate, deséalo y ejecútalo.

La vio ponerse seria, mientras que cerraba los ojos, travieso movía las caderas para no dejarla concentrarse, pero finalmente su pantalón y su ropa interior se volatilizo.

Sentir la carne femenina sobre su miembro le hizo apretar los dientes.

Quien le hubiera dicho cuando se casó por primera vez con ella, que la que una vez fuera una gatita mimosa, ahora era una tigresa sensual, capaz de hacerle sufrir tan dulcemente.

Le estaba llevando camino del no retorno, apretó los puños todo lo fuerte que pudo en un intento de controlarse, pero lo que obtuvo, fue que los barrotes de madera de la cama, crujieron y se partieron, convirtiéndose en serrín en sus manos.

La abrazo y la dio la vuelta, poniéndose sobre ella. Presionando su cuerpo suave con sus durezas, para hacerla abrir las piernas, acomodarlo, mecerlo, atraparlo entre ellas.

Todo lo despacio que pudo, la fue penetrando, lento, muy lento, hasta que sitio las uñas femeninas clavadas en su trasero urgiéndole a aumentar el ritmo.

Pero no la complació, quería quedarse allí por el resto de su existencia...

Estaban tan extasiados que ninguno de los dos advirtió que levitaban diez centímetros por encima del colchón....

Estaban tan extasiados que ninguno de los dos advirtió que levitaban diez centímetros por encima del colchón

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Después de todo, eran una pareja creada en el cielo

AMANTES EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora