Parte 1

117 5 0
                                    




                                        PARA MI EXCLAVISTA PARTICULAR ...NINI


Nosotros los Carpatianos, somos una raza especial. Somos altamente longevos pero no inmortales.

Los hombres pueden vivir unos 800 años, siendo y sintiendo como un humano, después de ese tiempo, si no han encontrado una pareja de vida, se van apagando, van perdiendo sus dones, empiezan a envejecer, a perder la noción del bien y el mal, el color en la visión,

Cuando esto sucede, pueden dejarse morir o matar a su alimento, convirtiéndose en vampiro.

Vaya, creo que no comente que nos alimentamos de sangre, a ser posible, fresca y aun mejor si es humana.

Las mujeres pueden llevar a los 600 años, de la misma manera, aunque actualmente, no se sabe que ninguna de ella se haya convertido en vampira.

Nosotros los Carpatianos, odiamos profundamente a los vampiros, debido a ellos, tenemos que permanecer escondidos, en el anonimato, ya que la especie humana no distinguen entre ellos y nosotros.

Nos temen y levantan sus armas indistintamente.

Yo, lo he sabido desde siempre, ya que soy mujer, deberé casarme. Si no he encontrado una pareja de vida entre los 16 y 18 años, mis padres elegirán una para mi de entre esos hombres de 800 años que estén a punto de fenecer o mutar.

En cierta forma, lo entiendo pero en otra me dan ganas de revelarme.

Me parece realmente injusto que para que nuestros hombres sigan vivos, nosotras tengamos que inmolarnos en matrimonios pactados. Aunque eso se debe a que nacemos pocos Carpatianos y aun menos Carpatianas,

Mis padres son de las afortunadas parejas que tuvieron una fémina, así que la sociedad Carpatiana les favoreció, dándoles puestos acomodados.

Nunca he sido una belleza, pero tampoco un patito feo.

He aprendido el uso de la espada, lo suficiente para defenderme, pero no para ser un soldado.

Me han gustado demasiado los libros.

Aunque parecía que nunca tenia tiempo para leerlos, ya que al llegar a los 14 años, he sido llevada de un lugar a otro, de Reunión en Reunión, conociendo a mi sociedad, solo y únicamente con un propósito. Que mi interior doliera al conocer a un hombre en concreto, aquel que fuera a ser mi pareja de vida.

Mis padres insistían mucho en que si quería casarme por amor, debía de hacerlo así, aunque yo no estaba muy entusiasmada. Pero les agradecía enormemente ese favor, ya que el kit de nuestra vida era la transmisión mutua de sangre durante lo copula sexual. Así que estar enamorada de tu pareja, lo hacia mas llevable y menos doloroso, y por supuesto era mas fácil de procrear.

Asistía a baile tras baile, totalmente acartonados, sintiéndome un objeto mas que una persona, observada por cientos de ojos, cansada de danzar cada vez con un soltero diferente.

Por eso una noche con mis 16 años por cumplir en unos días, sentí esos ojos buscarme desde el otro lado del salón de baile, mis rodillas fallaron, por lo que mi pareja tuvo que agarrarme mas fuerte para no dejarme caer.

En ese instante lo sentí a mi lado. Se había movido con su super-velocidad, para arrebatarme de los brazos de mi pareja, el cual no estaba listo para soltarme, pero un rugido mental le convenció raudo de hacerlo.

Con una mano masculina en mi cintura y la otra bajo mi mano, me condujo hasta uno de los balcones abiertos, que dejaban renovar el aire del salón.

*-Buenas noches:

Aquel hombre alto con ojos ambarinos en los cuales las llamas de las velas hacían eco y cabello negro como la noche, me miraba de forma ansiosa, haciendo que mi nerviosismo creciera aun mas.

Yo le realice una pequeña reverencia doblando ligeramente mis rodillas.

*-Mi nombre es Orlok, Sir Orlok, ya que mi familia pertenece a la nobleza.

Yo le miraba con los ojos muy abiertos, sabia que lucían, mi azul mas claro, puesto que estaba muy emocionada.

*-Me gustaría y lo espero fervientemente, que haya sentido dentro de usted la señal de que somos una pareja echa en el cielo.

Me sonrió y aunque no estaba mostrando sus dientes, pude advertir como las puntas de sus colmillos aparecían por debajo de los labios. Y el se dio cuenta de la dirección de mi mirada. Por lo que se paso la lengua por los labios, en un intento vano de reducir la longitud de los mismos.

*-No se asuste por favor. Es que estoy un poco impaciente y ansioso, mi alarma interior salto apenas la vi.

Sabia que debía hablar, me sentí el mejor tesoro del mundo en ese momento, pero finalmente afirme con la cabeza antes de poder hablar.

*-He sentido algo, no voy a mentirle, pero no se si se trata de lo que usted dice.

*-No siente la necesidad imperiosa de comerme?

Evidentemente sus francas palabras me enrojecieron hasta la raíz de mi cabello, haciendo que mi piel hiciera juego con mi cabello.

AMANTES EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora