Alegría

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*Rubén*

Hola, me llamo Rubén, bueno supongo que ya sabrán algo sobre mi. Tengo 13 años y le doy gracias al destino por a verme topado a la chica que hoy conozco, exacto, ____, aún no entiendo porque en todo este tiempo no me ha visto con ojos de desprecio, soy consciente de que la molesto pero sólo así puedo llamar su atención.

El primer día de colegio estaba rezando de que aquella carta la aceptaran para poder estar con ella y al parecer lo logré, ya que cuando la habían llamado literalmente iba detrás de ella.

Esa mismo día la defendí, ese chico no se iba a pasar de listo llamándola fea, quien se cree. Después de salir de clases la llevé a su casa ya que su madre no podía, en el camino recordé; aquella vez que le confesé indirectamente mi amor por ella y su respuesta fue que tenía síntomas de una diarrea. Honestamente, me sentí muy tonto.

De un par de minutos llegamos a estar enfrente de su casa, ese día estaba dispuestos a declararle mis sentimientos, a decirle que aquella chica quien me gustaba cuando tenía 8 años era ella, siempre fue ella, pero en ese momento vi sus ojos, sus ojos demostraban "maldito sea el día que conocí a este tipo".

Rubén: ____ yo... bueno tú — suspiré— de nada — sonríe para luego irme.

Sentí impotencia, me sentí horrible conmigo mismo, lo sabía muy bien, sabía que me rechazaría si le decía la verdad, así que avancé y decidí callarme una vez más, callarme y seguir ocultando así como lo seguía haciendo hace 5 años.

Llegué a mi casa, mi mamá como siempre limpiaba la casa, me dijo lo típico así que después de eso me fui a mi habitación que anhelaba llegar.

Me senté en mi cama y me puse a recordar las cosas bonitas de ella, sus ojos, sus labios carnosos, lo que mataría por darle un pequeño beso. Lastima que ella no lo quiere así, de fijo ella piensa, "cuanto no mataría por no haber conocido a este tipo".

Me acosté a taparme con una almohada y en eso pensé lo que mi papá me había dicho "envíale cartas o detalles. Eso a las niñas les gusta y las enamoran." — dije mientras me destapaba la almohada de mi cara.

Me levanté de pronto de la cama súper animado, con una sonrisa de oreja a oreja.

Rubén: Oh dios! Como no lo hice esto antes — dije mientras empezaba a buscar desesperadamente una hoja y un bolígrafo. Cuando ya tenía lo necesario le empecé a escribir.

• No voy a poner lo que decía la carta para no poner relleno •

Después de expresar lo que sentía, fui hacia el buzón que tenían los Díaz.

{ahora pensándolo bien la mamá siempre revisa el buzón los sábados, le llegará la carta bien, sólo es de esperar}

Me fui brincando de alegría. Al fin se fijará en mi, le puse muchas indirectas sobre de quien era, así qué tal vez se de cuenta de que sea yo.

Veremos qué pasa, estoy un poco nervioso..

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora