35 ↬ Queja

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Jungkook;

El camino a casa fue silencioso, a veces roto por risas de Jimin o palabras sin sentido que intercambiábamos con el otro. Dentro de lo que cabe, demasiado silenciosos para como solíamos ser normalmente, fuera de peleas o problemas entre ambos.

— Estás completamente loco. —Rió Jimin a mi lado—. ¿Cómo se te ocurre hacerme un oral en la sala de prácticas sabiendo que en cualquier momento alguien entrarían por nosotros? No me quiero ni imaginar lo que hubiera pensado Seokjin hyung si nos hubiese visto de lleno, seríamos una burla constante en el grupo.

Mis mejillas amenazaron con colorearse de un intenso rojo por el descaro de sus palabras, pero no tenía nada de qué avergonzarme si el que había empezado este juego minutos atrás fui yo.

— Por el momento solo debemos saber que no nos pilló y todo va en orden, sin risas ni burlas de por medio de parte del grupo.

— Tienes razón.

El auto paró entonces frente a la urbanización de nuestro apartamento y tanto Jimin como yo bajamos con rapidez para llegar por fin a casa luego de una cansada y ajetreada mañana de ensayo. Jimin fue quien abrió la puerta dándome paso, cosa que hice.

— Jimin. —le llamé—. Quiero hablar de algo contigo, quiero tener en claro algunas cosas.

Su entrecejo se frunció, no más, asintió y terminó por cerrar la puerta tras sus espaldas y caminar conmigo.

— ¿Te parece bien si salimos a cenar algún día? —Asentí de acuerdo a sus palabras y me dispuse a caminar por el pasillo en busca de la pequeña sala de concentración y grabación que teníamos y compartíamos—. ¿A dónde vas?

Me giré sobre mis talones al escuchar su pregunta y deslumbré una sonrisa en su rostro a la vez que se acercaba hacia mí.

— Quería comenzar a escribir algo. —Confesé—. Llevo días con un tarareo en la punta de mi lengua y no se me ocurre canción ni letra para añadirle.

Park se acercó sigilosamente hacia mí y sujetó con sus manos el borde del cuello de mi camiseta.

— Bueno, eso tal vez puedas hacerlo otro día, ¿verdad? Quizás en otro momento. —Añadió, fijando sus ojos en mi mirada—. Creí haber dicho que esto no había terminado en aquella sala y que no te escaparías al llegar a casa.

— ¿Qué insinúas, Park?

Sonrió de manera monótona y empujó mi cuerpo lentamente de espaldas, en busca de alguna habitación que no supe distinguir si fue la mía o la suya, sin despegar sus ojos de los míos y manteniendo sus manos pegadas a mi cuello.

— ¿No crees que debería pedirte yo también perdón, Jungkookie? —Preguntó socarronamente—. He sido un imbécil.

Mi mente ya estaba bastante lejos cuando mis gemelos chocaron con la cama y caí inmediatamente hacia atrás con su cuerpo sobre el mío.

— ¿Siempre va a ser así? ¿Nuestra relación siempre será igual?

— ¿A qué te refieres?

— Peleamos, nos besamos y hacemos más que eso. —Murmuré, sus rodillas se acentuaron en el colchón a cada lado de mis muslos—. Y vuelta a empezar, como un círculo vicioso.

— ¿Es una queja? —Negué.

— No, definitivamente no.

Una sonrisa ladeada apareció en sus labios antes de inclinarse para tomar los míos. Sus dedos se enredaron en el cabello de mi nuca y su pecho se apegó al mío cuando mis manos tomaron posesión de su cintura y correspondía al ansiado beso.

Era como si no nos hubiésemos besado por mucho tiempo, pero estábamos equivocados, hacía tan solo un par de horas desde la última vez que nos besamos. Ahora, nuestros labios no tenían prisa ni miedo por ser descubiertos. Aunque nos besáramos de forma necesitada y desesperada, seguía habiendo un ápice de paciencia, pasión y deseo amoroso por parte de ambos.

No pude evitar hacernos rodar sobre el colchón para quedarme sobre él y seguir besando sus labios. Mis manos se perdieron por la piel bajo su camiseta clara, provocándole escalofríos y suspiros entrecortados que ahogaba en mi boca.

Lo sentía mío en este momento, Park Jimin era mío justo ahora, en la intimidad de nuestra habitación y sin que el mundo supiera de ello. Daría por hecho algún día, que le había arrebatado su corazón a Taehyung y ahora el mío era la armadura para el suyo. Algún día lo conseguiría y no le dejaría huir más, llorar por un amor no correspondido.

De todas formas, enamorarse de un mejor amigo es una regla fundamental que no debe ser puesta en marcha. Nunca. Nadie.

— Jungkook. —Jadeó. Ni siquiera me di cuenta cuando fue que su camiseta ya no estaba, ni la mía tampoco, y ahora mis labios besaban su cuello y clavículas.

Me entretuve bastante en ellos, dejando algunas marcas visibles y otras menos, considerándolas más abajo del perímetro de visión. Me centré esta vez en sus pezones, bajé mis besos por su pecho hasta llegar a ellos y mantener el primero en la boca mientras jugaba con el otro con mis dedos hasta colocarlos totalmente erectos.

La erección de Jimin se pegaba contra mi estómago sobre la ropa y la mía rozaba su muslo, tan dolorosas pero a la vez tan placenteras ante el roce constante provocado por los espasmos de placer que le provocaban mis succiones sobre sus pezones. Dejé el más maltratado atrás y me aproximé a mi favorito, ese que llevaba el piercing era mi completa perdición. Era tan sensible para Jimin que solo tenía que lamerlo y soplar un poco sobre él para tenerlo necesitadamente jadeante bajo mi cuerpo.

Su pelvis se elevó en un ruego silencioso por abrir esa cárcel de tela en sus pantalones, y eso hice. Bajé la cremallera junto a sus pantalones y los tiré a algún lado de la habitación. Sus manos temblorosas hicieron lo propio con los míos también y me aproximó a sus labios de nuevo.

— Muévete, finge embestidas sobre mí. —Susurró sobre mis labios.

Acaté la orden que se me dio y comencé a moverme como si realmente le estuviese embistiendo. Sus gemidos junto a los míos no tardaron en llegar por el roce entre nuestros miembros erectos y sus manos se sujetaron de mi espalda.

En cuestión de segundos, mi cuerpo ya yacía bajo el suyo y ahora era él quien hacía presión en los vaivenes en nuestras erecciones. Sollocé de placer mordiendo mi labio inferior y lo sentí titubear cuando su rostro se hundió en mi cuello para besar y succionar a su antojo. Sus manos se desviaron rápidamente hacia mi ropa interior y la bajó de un tirón, deshaciéndose de la suya propia también.

Ambos jadeamos ante el roce directo de nuestros cuerpos, sus falsas embestidas me hacían lloriquear por la sensación de tener su miembro tan cerca del mío, masturbándolo con el roce y apretando a ambos con nuestros estómagos. Sus manos se mantenían a cada lado de mi cabeza cuando una de las mías viajó hasta nuestra unión y sujeté ambas extensiones para moverlas a un mismo ritmo, parándome en los glandes y apretándolos delicadamente.

— A-ah, Jungkookie, ah, j-joder... —Gimió. Gruñí desesperado cuando no cesaron sus embestidas, embistiendo también mi mano y provocando un roce más íntimo.

— Hyung... —Jadeé.

Su vientre se contrajo en señal de éxtasis y se dejó ir segundos después, sin detener sus embestidas. Besó mis labios, ahora una de su mano acompañó a la mía y me masturbó hasta tenerme como un completo desesperado sin ser capaz de decir una sola palabra en condiciones. No pasó demasiado tiempo cuando me corrí por sus toques mediante un gemido lastimero y sollozante. Su mano no dejó de moverse hasta tiempo después y observó el desastre de fluidos en el que se había convertido mi estómago.

— Realmente quisiera ver tu rostro cuando te corras por mi polla dentro de ti. —Confesó con un eje de descaro. Mis mejillas de tornaron más rojas de lo usual al no saber que responder e imaginarlo en su lugar.

OPERACIÓN: ¡El mundo piensa que estoy en una relación! ➶︎ Jikookmin AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora