CONSEQUENCES//FINALIZADA

8. FUERA DE CONTEXTO

EMMA:

Sabiendo que ya no hay nada que yo tenga que hacer en este lugar me levanto del sofá, pero me arrepiento de hacerlo rápidamente ya que todo me da vueltas.

"No beber, esa era la primera regla que nos había puesto papá y la había quebrantado"

Me agarro de las paredes para poder salir de la casa, sintiéndome abochornada y un poco fatigada.

Estando afuera me siento un poco más fresca, y torpemente intento avanzar sin perder el equilibrio hasta él auto, pero eso se me dificulta un poco.

No bebí mucho, ¿o sí?

Aunque la verdadera pregunta es ¿qué diablos fue lo que bebí?

-Emma- distingo la voz de Eithan a mi espalda. Giro la cabeza para verlo y mi cabello golpea mi rostro, impidiendo que vea un par de segundos.

-Hola- respondo con torpeza, sintiendo mi lengua algo pesada.

-No preguntare, Lía ya me dijo todo- responde, sujetando mis hombros creo que para que deje de tambalearme- ¿estás bien?- pregunta, buscando mi mirada mientras quita mi cabello del rostro con la mano.

-Sí, aunque algo mareada- confieso, agradeciendo mentalmente que este sujetando mis hombros porque seguramente estaría en el suelo.

-Voy a matar a Lía- murmura más para él que para mí- ven, vamos a que te sientes un rato- señala, y para mi sorpresa me guía a mi auto, bueno, el de papá.

Pero yo no quiero entrar al mismo, contrario a lo que quiere me suelto de su agarre y me recargo en el cofre, sentándome con torpeza sobre el mismo y en un intento de que no suene la alarma.

Doy dos suaves palmadas a mi lado para que se siente, y eso hace con una sonrisa divertida y con más agilidad que yo.

-¿Qué haces aquí Emma?- pregunta después de varios segundos de silencio.

- Ya te lo dije- respondo, aunque sé que no se lo creyó.

-Hablo enserio- dice con seriedad.

-Bien, de hecho la otra fiesta era algo común, y quise probar algo nuevo- respondo, dejando caer mi espalda en el resto del cofre y mi cabeza en el parabrisas.

El cielo está despejado y gracias a la poca luz se aprecian las estrellas, como pequeños puntos brillantes a la distancia.

-No necesitas buscar cosas nuevas Agreste, no creo que eso sea bueno para ti- responde imitando mi acción.

-Empiezo a cansarme de que todos me digan eso, no soy una princesita mimada como dices- digo con molestia y exasperación- estuve a punto de ir y besar a cualquier chico para que dejaran de decir eso- exclamo.

Aunque eso no era cierto.

-¿De verdad lo harías?- pregunta burlón.

-¿Quieres apostar?- pregunto con ironía, intentando levantarme pero él sujeta mi brazo para que no lo haga.

-Está bien, te creo- responde, soltándome.

Y me basto con su respuesta, ya que solamente seguimos viendo la noche.

Conforme los minutos pasan el calor que antes tenía abandona mi cuerpo y empiezo a sentir algo de frió, por lo que mi cuerpo tiembla un poco y me estremezco.

Debí hacerle caso a papá y tomar un suéter.

-¿Tienes frió?- pregunta el castaño en voz baja, adivinando.

Creo que era más obvio de lo que pensé.

-Algo- respondo de igual forma.

Él se sienta en el cofre y se quita su sudadera, cuando lo hace su playera se levanta, dejando ver parte de su espalda antes de que la tela regrese a su lugar y me la ofrezca.