Día 3 - Tema 1

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Cambio de cuerpo

★•°. ∞ .°•★

- No va a pasar nada, solo fue una maldita amenaza -tranquilizó Bakugō

Kirishima asintió entonces, llendo a su habitación luego de besar al renuente Katsuki a modo de "buenas noches".

Luego cada quien se acostó en su cama y cerró los ojos a la espera del sueño.

Eijirō, sin embargo, siendo el primero en despertar, abrió sus ojos con pereza, estirándose y bostezando de manera ruidosa.

Entonces notó algo... ¿Su voz se oía distinta?

- ¿Ah? -habló

Y si, definitivamente se oía diferente a lo habitual.

Carraspeó entonces, tratando de volver su timbre de voz ala normalidad, sin embargo, se distrajo fácilmente de su tarea al notar que su alrededor no era en el que durmió.

¡La habitación de Bakugō!

Kirishima entonces lo supo. Estaba en un sueño.

¡Y vaya sueño extraño!

Sin embargo, tras levantarse cuidadosamente de la cama ajena, notó que él mismo se había soñado en el cuerpo de su novio.

Sus manos con dedos largos y delgados, piel más pálida que la suya y, además, esa textura característica. Tan suave y cálida.

Kirishima se entretuvo bastante tocando sus manos y entrelazando sus dedos, pasandolos por los brazos desnudos del Bakugō de su sueño y atreviéndose incluso a revolver su afilado, pero esponjoso, cabello color ceniza.

Un sueño en primera persona... Es extraño, pero Kirishima no reparó demasiado tiempo en aquello.

Estaba más interesado ahora en la sensación vívida del tacto, visión y olfato.

Todo se veía como en realidad era. Y olía por completo a Katsuki.

Entonces, lento y calmado, avanzó hasta el escritorio del cenizo, viendo su desorden de apuntes y tarea que aún no debían de entregar y que, aún así, ya estaba lista.

Cielos, este sueño es cada vez más y más real. Rió Eijirō, escuchando con agrada como su propia voz se asimilaba mucho a la de Bakugō.

Tomó con cuidado un par de notas, leyendo la tarea de manera rápida y, luego, pasando a revisar de manera curiosa los cajones inferiores del mismo escritorio.

Tres cajones, siendo en primero uno privado que Katsuki jamás le había permitido ver.

Kirishima no había querido inmiscuirse demasiado en los asuntos del cenizo.
Si este no quería que los viera, bueno, por algo sería ¿No?

Sin embargo, está en un sueño ahora. El cuidado y el respeto pueden ser olvidados en su fantasía.

Porque, en realidad, se muere por saber que hay en ese cajón.

¿Fotos vergonzosas del cenizo cuando era un infante?, ¿Un diarios de vida?, ¿Algún informe en el que haya sacado menos de 90?

Es tanta la curiosidad que Kirishima, rápidamente, acabó por abrir con brusquedad el primer cajón, topádose con que este, lamentablemente, tenía llave.

Buscó entonces con la mirada un lugar donde el cenizo pudiera guardar una llave.

Y recordó aquella vez hace un par de meses... Bakugō guarda su dinero entre sus calcetines.

KiriBaku Week 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora