• Cafetería •
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La tarde uno fue tranquila. Un par de pedidos, coqueteos sutiles y miradas de reojo.
Cosas normales y que a Kirishima, por ser su primer empleo formal, le hicieron inmensamente feliz.
El segundo día, sin embargo, se sintió más extraño de lo que debió.
Y eso, incluso Kirishima, lo notó.
- Evita sonreír tanto -aconsejó Bakugō, viendo de reojo el rostro confundido de Kirishima
Bakugō era el encargado de los postres. No los hacía, pero estaba tras la vitrina y se encargaba de promocionarlos y venderlos.
Kirishima, a pesar de no conocerlo, había logrado notar que el rubio era alguien serio y aislado del resto.
Sin embargo, luego de que le hubiera soltado ese extraño comentario, no le dejó mucho tiempo para poder preguntar el por qué de su consejo, ya que volvió a hablar.
- A menos que quieras que los psicópatas te rapten a la salida -agregó Katsuki, riendo entre dientes por su chistesito
El cual, para Kirishima, no fue para nada agradable. Mucho menos gracioso.
Siendo un mesero, el pelirojo ha aprendido a tener carisma y, además, la habilidad de reírse de los chistes, coqueteos u otros comentarios hechos por sus clientes o iguales.
Esta vez, sin embargo, está tan anonadado por el chiste de Bakugō, que no puede decir ni hacer nada más que abrir su boca en una pequeña "o".
Eso hasta que Kaminari, otro mesero, se acercó a él con una mirada cansada- No le hagas caso, solo es una de sus típicas malas bromas -le dijo el rubio, golpeando de manera amistosa el hombro de Kirishima, logrando sacarlo de su momentáneo transe
Y, finalmente, Eijirō acabó por asentir. Viendo a Katsuki alejarse hacia su puesto tras los dulces con una sonrisa algo... Escalofriante.
Lo cual, luego de estremecerlo, logro hacer que se sintiera incómodo el resto de su turno en la cafetería.
Vaya personas que contratan en el turno de la tarde... Pensó, lamentándose mentalmente por no haber podido tomar el turno de la mañana debido a sus estudios.
Sin embargo, el olor del café lo está haciendo sentir levemente más relajado con el pasar de las horas. Por lo que, en menos tiempo de lo que esperó, su turno finalmente llegó a su fin.
Se colocó su abrigo y un gorro de lana en su cabeza mientras se despedía de sus compañeros quienes, al igual que él, estaban abrigandose.
Es invierno y el frío natural del día a día solo logra acentuarse más debido a las tardías horas en las que debe volver a su casa.
Por lo que, con un último respiro del aroma hipnotizante del café, salió de la cafetería, caminando a paso rápido por la desolada y oscura calle, concentrado únicamente en llegar al paradero que había a una cuadra de distancia.
Aún se sentía nervioso al rememorar lo dicho por Katsuki, lo cual le estaba haciendo sentir mucho miedo (especialmente ahora en la penumbra) de que, en realidad, fuera a secuestrarlo un psicópata.
Aquello, inconscientemente, hizo que su caminata hacia el paradero fuese más rápida, consiguiendo, por consecuencia, llamar la atención de quien iba un par de pasos por detrás de él.
Ese imbécil camina jodidamente rápido. Pensó Bakugō, internamente divertido por los pasitos apresurados del pelirojo.
Pero, sin embargo, no fue difícil para el llegar a la conclusión de que aquella caminata extrañamente rápida (además de las miradas de reojo a sus costados) se debía a algo más que la presión por llegar rápido a casa.
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KiriBaku Week 2018
FanfictionWeek realizada MUY fuera de tiempo u//u • Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Kōhei Horikoshi • El fanArt utilizando en la portada pertenece a @sakrgu (Twitter/X)