Día 6 - Tema 1

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Playa

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La primera vez de Bakugō en el mar fue a los 15 años. Él es un chico pueblerino, acostumbrado más a los ríos que al mar. Sin embargo, recuerda que aquella vez fue muy especial para él.

Una nueva sensación, olores, sabores y experiencias.

Pero, fuera de todo lo bueno y divertido que la playa ofrecía, también estaban esos curiosos "salvavidas".

En ese entonces sus padres ya le habían lavado el cerebro con que aquellos muchachos y muchachas estaban altamente capacitados para salvar a cualquiera dentro del rango de lo posible.

Sin embargo, él no creí que, realmente, esos imbéciles pudieran salvar a alguien.

Solo había estado en la arena por un día, pero con eso fue suficiente para crear su propio criterio de aquellos tipos de la torre quienes apenas si miraban el mar.

Todos eran pequeños, flacuchos y estúpidos.

El hombre de aquella vez solo se ocupaba de hablar con sus amigos y coquetear con las muchachas que tomaban sol cerca de la torre. Mientras que la chica que lo acompañaba estaba, simplemente, tomando el sol arriba de la torre, viendo hacia abajo a los muchachos que pasaban con el torso desnudo, luciendo sus abdomenes marcados y sonrisas perfectas.

Nadie se ahogó aquel día, ni el siguiente, sin embargo, una semana después de haber ido (estando ya devuelta en su casa) apareció en las noticias un padre que, en un intento por salvar a su hijo que se ahogaba a la distancia, murió ahogado.

El incidente fue colosal. Todos se hicieron la misma pregunta una y otra vez. "¿Qué estaban haciendo los salvavidas?".

Y ellos se excusaron con rostros arrepentidos y palabras de consuelo a la familia.

El asunto quedó hasta ahí.

Pero ahora Katsuki tenía la veracidad de que aquello que pensaba no era nada más que la verdad.

Nadie está ahí para salvar tu vida.

De eso debes ocuparte tú mismo.

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- Cuidamelo, cariño, ya sabes cómo es de imprudente este tonto -señaló Mitsuki, tomando los hombros de Camie, quien sonrió pequeño al asentir, teniendo los gruñidos molestos leves del cenizo

Bakugō, ya con dieciocho años, ha organizado una pequeña escapada a la playa.

En la que, por supuesto, se ocupará de cuidar su propio trasero.

- Mira qué linda playa, ¡La arena se ve suavecita! -exclamó con alegría Camie, quien lo había acompañado con el pretexto de que "puedes morir de aburrimiento si vas solo"

Pero Katsuki sabía que la chica simplemente quería ir a broncearse y a buscar caracolas.

Y, de hecho, no le desagradaba aquella última idea, sin embargo, él prefiere mantener su piel a salvo de quemaduras y colores irregulares que, lejos de verse "atractivo" lo harán parecer un idiota.

Al pisar la ardiente arena lo primero que hizo, casi inconscientemente, fue ubicar con la mirada la torre del salvavidas. Mientras que Camie, alegando que aquel siempre era el mejor lugar para colocar su toalla, decidió que irían a instalarse allá. Junto a la gran torre roja.

- Creo que por allá detrás de esas piedras podría haber caracolas -mencionó la rubia, señalando con su índice un lugar que, si bien no estaba cerca, no estaba tan lejos

KiriBaku Week 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora