Diez

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Cuatro años y medio atrás.

Una vez dada por terminada su relación con Samantha, Zee y Saint comenzaron la suya muy ilusionados.

El escultor estaba algo temeroso pues nunca había estado íntimamente con un hombre pues aunque si que se había fijado en más de uno, nunca pensó que podía llegar a enamorarse de uno.

Su primera vez juntos fue muy especial para los dos, surgió sin más, después de salir al cine y a cenar a un restaurante.

Habían ido dando un paseo y de regreso a casa, de repente empezó a llover muy fuerte, el hotel donde el mayor se hospedaba quedaba más cerca, así que fueron allí y empapados y riéndose por la cara del recepcionista al ver sus pisadas en el impoluto suelo de mármol, entraron al ascensor.

—Te ves tan hermoso, Saint.

—Pero que dices, si estoy horrible, mira mi pelo todo mojado y pegado a mi cara, mi ropa hecha un zisco.. no estoy nada hermoso—rió coqueto el castaño

—Si lo estás— dijo este antes de abalanzarse sobre el escritor y besarlo apasionadamente.

A tumbos, entraron en la habitación, se quitaron toda la ropa húmeda y siguieron besándose.

Zee no quería apresurar nada, así que paró y fue al armario a por unas toallas para secarse, además de ropa suya para entrar en calor pero a su regreso, se encontró a Saint en la cama muy excitado esperándolo.

Este le sonrió con sus mejillas sonrojadas mientras sujetaba su polla con una de sus manos intentando calmar su erección para no resultar muy evidente pero no lo consiguió.

El escultor también estaba muy excitado y ver así al castaño aún lo empeoró pues hizo que su erección doliese aún más.

Saint le hizo una seña con la mano para que se acercase, este obedeció caminando hasta los pies de la cama, entonces, el castaño se incorporó y gateó hasta él, le quitó la toalla que traía atada alrededor de su cintura y la dejó caer encontrándose con la polla de este junto enfrente.

Saint miró Zee y sonrió, entonces se puso de rodillas sobre la cama y comenzó a chuparsela enérgicamente haciendo que éste gimiese de placer, soltando sonoros suspiros al aire.

Tras unos minutos, el castaño se dio la vuelta poniéndose a cuatro patas de nuevo y dejando su redondo trasero a la vista del mayor.

—Meteme uno de tus dedos y simula que me penetras, así se dilatarás y será más fácil que entres en mí.

Este asintió e introdujo su dedo, entonces el castaño comenzó a jadear y poco después le pidió que le metiese otro, a lo que el mayor obedeció.

—Ahhh... siii..más,,,más....

Cuando este notó que ya era tiempo, le dijo al escultor que se pusiese el condón y lo penetrase poco a poco y este lo hizo soltando un fuerte gemido.

—Ooh.. Dios, Saint... se siente genial, aaah...eres tan estrecho... no sé si aaah.. duraré mucho sin correrme ....

—No preocupes, tenemos todo el tiempo del mundo aah....

Poco después de comenzar a. propinarle estocada tras estocada este se corrió y mientras Saint se masturbaba su polla, hasta que también se corrió en su propia mano derrumbandose sobre el colchón.

La primeras semanas, Zee estuvo yendo y viniendo del hotel a casa de Saint, hasta que finalmente el castaño le pidió que viviesen juntos.

El escultor quiso buscar un piso más grande pero este no quiso dejar el suyo, así que se acomodaron y sorprendentemente les salió bien.

Eran muy felices y se completaban muy bien pues se amaban con locura y se admiraban mutuamente.

Zee poco a poco empezó a tener más y más alumnos y su galería cada vez era más conocida, mientras que Saint publicó un par de novelas.

Sin embargo, a los seis meses de empezar su relación, empezaron los problemas ya que con tanto trabajo, el mayor llegaba más tarde pues había tenido que aumentar las horas de clases, entonces el castaño se volvió paranoico, empezando a desconfiar.

Este le revisaba los bolsillos de la chaqueta, le olía la ropa, miraba los cuellos de la camisa en busca de carmín, le ojeaba el móvil mientras se duchaba y cosas así.

En un principio, el escultor solo notó que le hablaba en un tono como si estuviese molesto todo el rato pero siempre que le preguntaba qué le pasaba, este siempre le contestaba que "nada" pero la cosa fue a peor.

Sin más, Saint empezó a aparecer por la galería por sorpresa, entonces descuidando su trabajo, por lo que Zee se dio cuenta de lo que pasaba, además de que su novio, miraba con desprecio y malhumorado a sus alumnas como buscando intimidarlas y marcar territorio.

Le pareció gracioso pues que Saint estuviese celoso era señal de que lo amaba y temía perderlo, incluso él lo había estado de Janis, hasta que un día este fue demasiado lejos y tuvieron la primera crisis.

Cegado por unos celos absurdos debido a sus inseguridades, este acabó echándole de su casa y Zee se vio obligado a volver al hotel, ya que había suspendido su búsqueda de una vivienda tras haberle insistido tanto en que viviesen juntos.

Esa fue una bronca terrible y absurda pues nada era cierto y también fue la primera de muchas más.

....

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22. Vuelvo a ti - Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora