Veintidós

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Dos meses después.

...-Maldita sea, negativo de nuevo—susurró furiosa la profesora en el baño mientras miraba la enésima prueba de embarazo que se hacía, desde que se le había ocurrido el plan.—…ya casi no me queda tiempo, ¿que voy a hacer?.

Mientras en la cama, Zee se despertó y cuando vio el lugar vacío, suspiró aliviado, la verdad era que se le estaba haciendo muy duro mantener la promesa.

Tras las primeras semanas como pareja, ya se le hacía insoportable y tras un mes viviendo juntos, este ya estaba empezando a desconfiar pues se le hacían raro ciertos comportamientos de esta.

El escultor había leído que las mujeres solían tener síntomas de los que dicen normales en las embarazadas pero él no los estaba viendo en ella, al igual que tampoco veía que tuviese instinto maternal, ya que cada vez que habían hablado de bebés esta se ponía tensa.

Además, estaba el hecho de que había querido ir con ella al ginecólogo en varias ocasiones y ver al "granito de arena", como denominaba al bebé, en la pantalla de la consulta pero ella siempre le decía que iba a ir con su madre o con su prima, que a ellas les hacía mucha ilusión y que él ya tendría muchas más oportunidades para ir, así que por no discutir, siempre acababa cediendo.

El caso es que su idea de estar con la mujer porque le atraía físicamente y porque se sentía cómodo estando con ella, estaba empezando a hacersele cuesta arriba, quizás había sido un error el transformar sus esporádicas salidas, en una relación sería y ni tenía que decir lo de el matrimonio, lo que le venía sobrando mucho.

Este se había dado cuenta de que lo que sentía por la chica, era mero cariño y admiración, como profesional y como madre de su futuro hijo pero después de ese tiempo, ya no le compensaba seguir así.

Sabía que la chica estaba muy enamorada de él y que sería duro para ella pues parecía estar muy ilusionada con la relación pero ya no quería mentirla más.

Estar juntos esos meses, le había servido para darse cuenta de que solo por esperar un bebé de él, no era razón suficiente para mantenerse juntos y esperar un amor que no había cuajado, además de que creía que era muy injusto con ella.

Por eso, tomó una decisión definitiva y permaneció allí sentado en la cama, esperando que ella saliese del baño y decirle todas esas cosas de frente y sin tapujos.

Este quería decirle que afrontaría su responsabilidad de otra manera, que estaría presente en todo lo del niño pero en lo demás, harían vida cada uno por su lado.

Lo tenía decidido a romper el compromiso y le diría que iba a correr con todos los gastos y que le prestaría su total apoyo en el resto del embarazo.

Además que por supuesto en el día a día de la vida del niño estaría pendiente pero nada más, ya que no quería seguir con aquello, se volvería a su casa.

Al fin esta salió y sonriendo se acercó a la cama para besarle e intentar tener sexo de nuevo pero se encontró con algo que no se esperaba pues este no estaba por la labor.

—Oye Pam, debemos hablar.

—¿Qué hay que hablar Zee?, anda vamos a hacerlo, me muero porque estés dentro de mi.

Este negó apartandose.

—No, esto no funciona, lo siento...he intentado amarte pero no puedo...amo a ese hijo y te ayudaré con todo pero me regreso a casa y rompo el compromiso.

Tras escuchar eso, esta lo abofeteó y empezó a recriminarle e insultarlo, entonces este hizo la maleta lo más rápido que pudo.

Zee salió de la habitación muy molesto y siendo perseguido por esta mientras que le gritaba pero no surtía efecto alguno.

En un momento de desesperación, a esta se le ocurrió una última treta, así que agarró al escultor al llegar al final de las escaleras y en un intento de soltarse, él le dio con el codo, entonces ella se soltó y se precipitó deliberadamente.

Zee gritó horrorizado y bajó corriendo las escaleras muy preocupado, entonces rápidamente llamó a una ambulancia.

Esta respiraba muy agitada y se quejaba mucho de su vientre, mientras lo culpaba de lo sucedido.

—¡Mi bebé!, ¡Es tu culpa!, ¡Oh Dios mío, mi bebé!

Tras llegar la ambulancia, esta fue llevada rápidamente a un hospital, mientras un abatido Zee lloraba lleno de culpa.

Tras llegar la ambulancia, esta fue llevada rápidamente a un hospital, mientras un abatido Zee lloraba lleno de culpa

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—Lo siento...lo siento mucho.

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22. Vuelvo a ti - Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora