Veinticinco

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Yatch y Saint iban en el coche camino de la penitenciaría y ver al escultor, cuando de repente, el castaño le dijo que parase, entonces este lo hizo y rápidamente lo vio salir corriendo a toda prisa.

El escritor se detuvo frente a la puerta de la galería de arte y leyó el cartel de la inmobiliaria de nuevo, entonces marcó el teléfono en su móvil y esperó respuesta.

Tras unos minutos el marchante de arte lo vio regresar muy apurado y subirse al coche de nuevo.

-¿A dónde has ido?.

El castaño sonrió y se arregló el pelo.

-Sólo he parado una injusticia, ya te contaré.

Yatch sonrió al verlo más animado que el día anterior, la verdad es que él era dichoso solo con ver sonreír a Saint, sobre todo cuando este hacía locuras o tenía arrebatos incontrolados como el que acababa de tener.

A pesar de ello, en el fondo sabía que lo suyo no llegaría lejos pues algo le decía por dentro que este era de Zee y a su vez, su primo le pertenecía al castaño, hora que lo había averiguado, intuía que contra eso no podría luchar, ya que seguro saldría perdiendo.

Al llegar a la cárcel, estos dejaron el coche en el aparcamiento y entraron con las demás personas que esperaban fuera y venían a visitar a sus familiares, que también estaban presos al igual que Zee.

Harrison, el guardia más amable de los quince, los cuales vigilaban a los presos, fue a buscar al escultor a su celda, éste llevaba semanas sin recibir visita alguna, más que la de su abogado o el de la inmobiliaria.

Anne su madre, había ido varias veces pero él le había prohibido ir más, ya que no podía soportar mirarle a la cara sin ver cuanto sufría, así que, se sorprendió mucho, cuando le dijo que tenía una visita.

Al llegar a la sala destinada a los encuentros cara a cara, Zee miró hacía todas las mesas y no vio nadie de su entorno, hasta que al mirar a la última del fondo, su corazón le dio un vuelco.

Saint lo miraba sonriendo mientras le hacía señas con la mano, entonces se quedó inmóvil, ya que no sabía que hacer o como comportarse y mucho menos que decirle.

Lo cierto es que jamás se hubiese imaginado que lo vería allí, luego miró a la derecha de este y se encontró con su primo, que también le sonreía.

-¿Qué demonios?

Finalmente, este echó a andar hacia ellos con un semblante serio y confuso y al llegar a la mesa, los miró y se dejó caer en la silla.

El castaño lo contemplaba con mucha emoción, hacía mucho tiempo que no se veían pero tenía la sensación de que para el escultor no era lo mismo.

Este estaba muchísimo más delgado, llevaba una barba desaliñada y el pelo largo, además de que tenia unas grandes ojeras y ya no tenían esa ternura que solía tener en la mirada.

-Hola Zee, que gusto volver a vert....

-¿Que hacéis vosotros aquí?.

-Bueno primo, verás-habló Yatch ante el corte que este le había dado al castaño-...lo cierto es que él se enteró de lo tuyo y a querid....

-¿Por qué venís juntos?, ¿de qué os conocéis?- interrumpió al moreno también sin dejar de mirarlos fijamente.

Yatch y Saint se miraron y entonces al escritor ya no le hizo falta que le dijesen nada.

-Zee, yo quería decirt....

-Oye, vuelve a casa con él, me alegro que estéis juntos...mi primo es un buen chico.. olvídate de todo esto, no mereces venir a un sitio así-dijo finalmente este mientras hacía el amago de levantarse.

Rápidamente el castaño lo agarró de la mano para que no se fuese aún.

-Zee, yo creía que estabas feliz con tu bebe y tu chic...emm bueno con ella, siento mucho todo lo que te pasó y me duele mucho verte así...quería decirte que no te preocupes por mi, puedo soportarlo pero ¿y tú?.

-¿Yo qué?

-Tú, bueno, estás muy diferente, tu físico, tu mirada ya no son los mismos pero yo sé que el Zee que yo conocí esta ahí dentr...

-No, ya no soy el mismo-volvió. interrumpirle una vez más-...es duro ilusionarte con un hijo que no existía... tras meses preocupación y lucha contra Pam, una mujer obsesionada... Resultó que ella se murió pero yo sigo aquí pagando una culpa, que cada vez creo menos que fuese mía...tuve que pagarle una fortuna y perder mi galería por su culpa y para colmo, de noche, aquí dentro tengo que dormir con un ojo abierto para no amanecer muerto y de día, tengo que estar constantemente pendiente de que cualquiera de estos psicópatas no vuelva a violarme o a darme una paliza, como la primeras noches en la que llegué aquí.... no Saint, no te equivoques... el Zee que tú conociste, ya no existe.

 el Zee que tú conociste, ya no existe

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......

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22. Vuelvo a ti - Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora