Ocho

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Saint se levantó como cada día, sin ganas de nada, con su cara hecha un poema y con sus ojos rojos pues una vez más había llorado hasta quedarse dormido y abrazado a la almohada.

A pesar del tiempo que había pasado, un mes exactamente, su olor aún estaba impregnado en ella, ya que este se había olvidado su perfume y el castaño lo había ido echando de a pocos.

Lo extrañaba mucho y llevaba muy mal no saber nada de él, ya que nunca pensó que esa sería la definitiva.

Lo cierto es que Saint no lo vio venir pues no se imaginó que Zee pudiese estar tan harto de sus delirios y que una vez más volvería de nuevo a casa en cuanto le pidiese perdón pero no había sido así.

Este se sentía morir y agradecía trabajar desde casa pues si tuviese que salir a ganarse el pan se hubiera muerto de hambre mucho antes.

Aunque para el caso era lo mismo pues no tenía ganas de seguir escribiendo, no tenía inspiración, no estaba motivado, ya que el escultor era su musa.

Muy lánguido se hizo un café cargado y encendió el televisor pero a pesar de que cambió una y otra vez de canal, nada le convenció, dejándolo finalmente en uno en el que había una película romántica.

Este encontró similitud con su historia con Zee, no de cuando se conocieron por primera vez en aquel callejón, después de que Perth le disparase, sino cuando pasado unos meses, se lo encontró distraído en su calle, hablando solo y mirando a todos lados mientras escribía en una libreta.

Este encontró similitud con su historia con Zee, no de cuando se conocieron por primera vez en aquel callejón, después de que Perth le disparase, sino cuando pasado unos meses, se lo encontró distraído en su calle, hablando solo y mirando a todos ...

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FLASHBACK (Cinco años atrás)

—¿Zee?, oh vaya ¿Qué estás haciendo aquí?.

—Emm.....oooh...Saint, hola... emm... bueno es que...verás, buscaba un local para trasladar mi pequeña galería y me habían dicho que en esta calle había uno bastante grande a la venta...lo cierto es que sería genial para mis alumnos pero no lo encuentro—dijo sorprendido.

El castaño sonrió y extendió su mano para ojear el papel donde el escultor tenía la dirección.

—No me extraña que no lo encuentres... esta no es la calle, es la siguiente a la derecha— dijo este riéndose.

—Oh va-vaya que d-despistado soy, gra-gracias—dijo el mayor rascando su nuca tiernamente.

—¿Quieres que te acompañe?, yo voy en esa dirección— mintió Saint queriendo pasar más tiempo con él.

Zee estaba nervioso por la proximidad del chico y balbuceaba sin control.

—Ooh si....vale...como quieras... aamm... si, perfecto...de acuerdo...

El escritor sonrió de nuevo, había algo distinto en Zee, ya no estaba tan serio, ni molesto con su presencia, como había sucedido el día que se besaron.

Según caminaban, se miraron de reojo como si intentasen decirse algo pero ninguno de los dos se atreviera, hasta que el mayor lo sorprendió.

—¿Cuando saldrá el juicio de tu marido?, mi abogado dice que quizás no me llamen a declarar porque se ha declarado culpable.

—En septiembre...si, espero que ya no salga nunca.

—¿Y que hay de su deuda?

—No lo sé, de momento nadie me ha reclamado nada.

El mayor asintió conforme.

—Emm, me alegro que hayas podido rehacer tu vida con esa chica.

Saint se paró en seco.

—¿Chica?, ¿que chica?, yo no salgo con ninguna chica—dijo extrañado.

—Oh perdón no es de mi incumbencia...bueno verás, os vi un día por la calle y bueno pens...

—Zee yo soy gay, no me gustan las mujeres.

Entonces, Saint cayó en la cuenta, de que este seguro que se refería a su amiga del Instituto con la que a veces salía ir a tomar algo y con la que mantenía una relación de amistad muy estrecha.

—Aah.. ya, vale... no tienes que darme explicaciones.—exclamó Zee aliviado.

El escritor se acercó y cogió su mano.

—Oye, yo sigo sintiendo lo mismo por ti desde que te conocí...me gustas mucho y creo que tú también sientes lo mismo, lo noto en tus ojos y en tu cuerpo, solo que no te das cuenta, aunque no voy a insistir, es el destino y algún día lo verás.

Zee estaba atónito mirando los intensos ojos de Saint clavados en los suyos y sus perfectos labios moviéndose mientras le hablaba, de repente sintió un fuerte impulso que lo arrastró y se encontró rodeando el cuerpo de este con sus brazos y besando su boca con desespero, lo deseaba y no sabía hasta que punto.

Zee estaba atónito mirando los intensos ojos de Saint clavados en los suyos y sus perfectos labios moviéndose mientras le hablaba, de repente sintió un fuerte impulso que lo arrastró y se encontró rodeando el cuerpo de este con sus brazos y besand...

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FIN DEL FLASHBACK.

El castaño salió de sus pensamientos cuando su teléfono sonó y raudo fue a contestar ilusionado por si era Zee pero no fue así, solo eran de una empresa de promociones para ofertarle algo que ni siquiera escuchó pues enseguida cortó la llamada muy desilusionado.

—Maldita sea Saint, acepta que eso del destino es un cuento—se regañó—…acepta que Zee no va ha volver.

......

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22. Vuelvo a ti - Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora