Después de conocerse en unas terribles circunstancias, Zee Pruk y Saint Suppapong se ven inmersos en una relación tormentosa que los tiene dando tumbos de aquí para allá durante cinco años.
¿Por cuanto tiempo más podrán mantener esa situación entre...
Saint estaba desesperado, los días pasaban y Zee seguía sin cogerle el teléfono.
Peter tampoco le decía dónde se había ido y se estaba volviendo loco pues su plan nunca había sido ese.
Él había querido que su novio desistiese de su idea de tener hijos, que volviese a él después de darse cuenta que las mujeres aunque podían parir, no eran lo que él necesitaba, sino que lo necesitaba a él y solo a él, así como había hecho cuando se conocieron.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
FLASHBACK. (Cinco años atrás)
..-Señor Suppapong, tiene usted que poner la denuncia ya, el testimonio del señor Pruk ha sido crucial y así su marido volverá a la cárcel.
-Haré lo necesario, agente, ese desgraciado casi me mata... esta vez tiene que pudrirse ahí dentro- habló muy enfadado pues el ver correr a Zee después de su beso no le había gustado nada.
Tras contarle todo a la policía y firmar la denuncia, Saint se quedó dormido durante un buen rato pero una presión en sus labios lo despertó y abrió los ojos con una sonrisa creyendo que Zee había vuelto.
-Hola precioso- dijo su exmarido con una sonrisa malévola.
-¿Qué de-demonios haces aquí, no te bastó con p-pegarme un tiro, vienes a rematarme?, ¿Porqué me besas?, sabes que lo nuestro terminó hace tiempo.
-Cielito, yo te amo... lo siento, no quería hacerte daño pe-pero necesito el dinero, tienes que ayudarme...tengo muchas deudas-dijo Perth muy nervioso.
-No es asunto mío, lárgate...solo quiero de ti la firma del divorcio, de lo demás no me importa.
El moreno resopló molesto y acto seguido lo agarró del camisón.
-Estás muy equivocado amorcito, si yo no pago y me matan irán por ti y tú tendrás que pagarla.
-¿Qué dices?, eso no puede ser, maldito yonqui de mierda, ¿qué has hecho?.
Perth se encogió de hombros.
-Te he puesto de aval cielito, así que si yo no pago irán por ti...dímelo, ¿Dónde está el dinero?
Este negó.
-No lo tengo, ya no queda nada.
El moreno lo soltó del agarre y gruñó.
-Volveré, más vale que cuando lo haga me digas donde está o tú y yo nos veremos en el infierno.
Saint estaba llorando cuando el escultor regresó, se había ido a la cafetería para tomarse un café, después del beso quería haberse ido a casa pero había sentido la necesidad de aclarar las cosas de nuevo con él pero se lo encontró muy asustado.
-¿Qué te pasa?, ¿por qué estás temblando así?, ¿que te pasó?.
-E-El vino... Perth estuvo aquí, dice que si no le doy el dinero su prestamista vendrá por mi, el cabrón me ha puesto de aval, ¿entiendes?, me matarán.