Después de conocerse en unas terribles circunstancias, Zee Pruk y Saint Suppapong se ven inmersos en una relación tormentosa que los tiene dando tumbos de aquí para allá durante cinco años.
¿Por cuanto tiempo más podrán mantener esa situación entre...
Saint se levantó y apenas amanecía, entonces fue al salón y miró con pesar todas las cajas que ocupaban la estancia.
Desde que las había recibido, hacía una semana ya, aún seguían en el mismo lugar y de la misma forma que las habían dejado los hombres del reparto.
-¿Y dónde voy a poner todo esto?, Me he gastado un pastizal y ni siquiera las he visto, esto es de locos.
FLASHBACK
....-Oiga, no importa lo que cuesten pero consiga el mayor numero de esculturas de esa exposición-dijo el castaño al teléfono.
-Claro, no sé preocupe...conozco el trabajo del escultor Pruk y le conseguiré las mejores.
-Ok, no me decepcione, le pagaré bien.
-Si, descuide.
Había sonado desesperado pero no le importaba, necesitaba hacerlo pues ya que si no lo podía tener en cuerpo al ser de otra, al menos tendría una parte de su alma, en cada obra suya que tuviese en su poder.
FIN DEL FLASHBACK
Finalmente, este resopló y embalaje tras embalaje, comenzó a descubrir las distintas esculturas de Zee.
La que más le llamó la atención fue una pequeña escultura de un hombre triste y lloroso, el cual tenía cierto parecido con este y que llevaba por título «La realidad».
De repente, las miró en conjunto y cayó en la cuenta de que todas tenían algo en común pues todas desprendían dolor.
Otra de ellas, llevaba por titulo «Añoranza» y este juraría que era exacto a su persona y entonces se inquietó mucho.
Todas inspiraban una inmensa tristeza y entonces este se sintió fatal pues conocía el trabajo del escultor y esas eran obras que había sacado de su interior.
...-He hecho que hayamos perdido la oportunidad de ser felices ¿verdad?-dijo mirando a la escultura-... quizás tú tan solo mencionaste lo de los hijos como una idea pero me amabas profundamente y fui un imbécil al alejarte... al fin que me doy cuenta... mis celos solo nos han llevado a que ambos sufriesemos...tú eras el mejor hombre para mara mi pero te lastimé...Oh Dios, me siento la mierda más grande de este mundo...soy lo peor y este es mi castigo, jamás me lo perdonaré.
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Su amiga llegó al salón frotando aún sus ojos.
-¿Que haces tan temprano levantado?-preguntó esta al ver todo el jaleo de embalajes y esculturas
-No podía dormir y decidí poner un poco orden.
-Por tu cara deduzco que no has tenido mucho éxito-habló esta al ver sus lágrimas.
-Soy una persona horrible y perdí al amor de mi vida, al único que me amó de verdad.
-Bueno, quien sabe, quizás aún lo haga-dijo esta acercándose a las esculturas-...wow son increíbles y desprenden mucho dolor y amor.
-¿Amor?, emm... ¿Tú crees que aún lo sienta?.
La chica se encogió de hombros.
-Bueno, eso solo lo sabrás si lo buscas y te enfrentas a lo que sentís los dos... el "no" ya lo tienes, quién sabe...quizás esa chica solo sea un pasatiempo-dijo esta queriendo animar a su amigo.
El escritor la miró y tras levantarse del sillón, corrió a su habitación, abrió el armario y empezó a sacar toda su ropa y lanzarla por todas partes como un loco.
-Me has convencido y por eso me voy a poner lo más hermoso y sexy que pueda e iré a verle-dijo decidido.
Esta rió tras él.
-Es una idea maravillosa.
Este la miró frunciendo el ceño.
-Hey, venga pero ayúdame por favor, ¿qué me aconsejas?.
Janis empezó a revistar entre todas las prendas de este, algo que cubriese todas las expectativas.
-Creo que esto te irá genial Saint, te verás irresistible.
-De acuerdo amiga, este me pondré... porque hoy será el día en el que voy a recuperar a mi Zee y jamás volveré a dejarle ir.
Mientras, en la galería todos empezaron su día, aunque los alumnos de Pam no pudieron hacerlo pues la mujer no había acudido al trabajo.
Finalmente, Zee dio la clase a pesar de que tenía otras ocupaciones y al terminar, la llamó muy preocupado pues a pesar de que las cosas se habían enfriado entre ellos, le importaba su bienestar.
Esta le cogió el móvil pero su voz sonaba muy débil y descabrajada.
...-¿Estás enferma?, ¿has ido al médico?- preguntó este preocupado.
Esta suspiró con pesar.
-Zee, ¿Puedes venir a mi casa?, hay algo que tengo que decirte y no quiero hacerlo por teléfono.
-Oye Pam, tengo mucho que hacer ahora pero en la tarde te prometo que ir...
-Es importante.
El escultor resopló.
-Si estás tratando de seducirme te diré que no estoy de hum...
-Zee, ven por favor... lo que tengo que decirte, lo cambiará todo.
Este suspiró con resignación.
-Está bien, estaré ahí enseguida.
Tras colgar el teléfono, este se quedó pensativo pues realmente no quería desconfiar ni tampoco ser mal pensado pero esta había sonado muy misteriosa y realmente afectada.
-Seguro que piensa dejarme colgado y tendré que buscarme otro profesor para cubrir su plaza...bueno, tendré que ir...bueno quizás sea lo mejor, lo cierto es que esto se estaba enrareciendo mucho.
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