🍒Mi trabajo de mierda yo no lo escogí🍒
Yo no elegí estar aquí, pero ahora que lo estoy trataré de hacer lo mejor posible, para así, algún día poder alejarme lo más que pueda de aquí.
En esa despedida de soltero fui como acualquier otra, pero lo q...
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Narra Rubén
Mi vestido azul estaba bien acomodado, mi maquillaje estaba perfectamente equilibrado, justo como le gusta a Samuel, estaba templando cuando esperaba a que llegara por mí. Samuel estaba con Fargan todavía, ambos arreglándose para sus respectivas citas.
-¿Crees que tarden mucho? -Preguntó mi amigo, jugando con el móvil que le regaló Fargan.
Al decir esto, como si los hubiera invocado la puerta de la habitación fue llamada, haciendo que Lely emocionado fuera inmediatamente a abrir, dejando pasar a los dos hombres que hoy nos llevarían a cenar.
-Nos vamos- Informó Fargan, sujetando a Alexby de la mano y caminando hacía afuera de la habitación de hotel- Portaos bien.
Se despidieron y nos dejaron solos.
-¿Estás listo, Doblis? - Se sentó sobre la orilla de la cama, acomodando las mangas de su camisa perfectamente lisa.
-Estoy listo, guapo, cuando quieras....
Ambos salimos de la habitación, cerrando la puerta tras nosotros y caminando hacía afuera del edificio, entramos a un coche, que según lo que me contó Sam, rentó.
-La comida te encantará, Doblas y después de eso, mis planes te gustarán aún más- Dijo de forma coqueta.
-Me estoy poniendo caliente, Vegettita- Dije riendo, haciendo que él también riera.
-Joer, macho, nunca dejarás de hacer comentarios así ¿cierto?
-¿Comentarios de qué, bobo? Si eres tú el que empezó a insinuar cosas sexuales- Aparcó el coche cerca de un restaurante bastante bonito y se giró a verme aún riendo a carcajadas.
-Yo nunca incite nada sexual, sólo que tú eres un mal pensado.
-Mis huevos, claro que lo hiciste, pero tranquilo, está bien- Tranquilicé de broma, haciendo que se sonrojara- Joder, te ves tan tierno sonrojado.
-Calla, tontito- Bajamos de coche y Samuel tomó mi mano para caminar juntos al restaurante, pidió la mesa que reservo , nos llevaron a una mesa que estaba alejada de las demás, con mantel rojo y con velas en el centro de la mesa, pétalos de rosas estaban esparcidos delicadamente sobre el suelo, todo siendo tan ridículamente romántico que me encantaba.
Nos sentamos frente a frente y Samuel pidió de ambos, pidiendo según sus palabras, lo mejor del menú.
Seguido hablo con él sobre su vida, pero esta vez hablamos de mil cosas más, mientras comíamos, el ambiente era tan agradable, no supe en que momento terminamos la comida, ahora sólo reímos por los chistes que hacíamos, escuchando anécdotas y planes a futuro.