🍒Mi trabajo de mierda yo no lo escogí🍒
Yo no elegí estar aquí, pero ahora que lo estoy trataré de hacer lo mejor posible, para así, algún día poder alejarme lo más que pueda de aquí.
En esa despedida de soltero fui como acualquier otra, pero lo q...
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Narra Rubén
En este lugar, todo es muy elegante, la gente toma champan desde copas y levantan ligeramente su meñique, todos lucen como unos pijos.
Y luego estoy yo.
Mi maquillaje era discreto y mi vestido era decoroso, pero, aun así, tanto hombres como mujeres me miraban de pies a cabeza de forma grosera.
—¿Qué coño me ven? —Pregunte a Samuel, quien me llevaba de la mano hacía la zona VIP donde estarían las personas con las que trabaja.
Tal vez es que no estoy caminando discretamente.
La sorpresa que Samuel tenía para mí, resulto ser algo muy romántico. Un plug anal, con una gran piedra de forma de corazón color morado fue lo que recibí como sorpresa.
Me obligó a llevarlo puesto todo el rato, cosa que, aunque ya había llevado uno de estos más de una vez, resultó ciertamente incómodo caminar con esto en el culo. Pero creo que la idea sola le gusta a Samuel, así que supongo que a mí también me gusta un poco.
—Supongo que el vestido no les gusta.
—Pero a ti te gusta, ¿cierto? — Entonces comencé a cuestionarme si fue una buena idea vestir esto.
—A mí me gusta— Nos detuvimos por un instante. Se giro a verme y entonces se acercó a mi oído para susurrar—. Pero míralos a ellos, sólo las mujeres llevan vestidos, son unos estirados.
—Puede ser el vestido o el hecho de que llevo algo en el culo que no me deja caminar bien—Susurré también, siendo inaudible, sólo Samuel me escuchó.
—Podría ser— Caminamos de nuevo entre todas las personas que estaban en esa fiesta aburrida y entonces, dude el motivo por el cual estoy aquí.
—Sam— Llamé, haciendo que se detuviera una vez más, la zona ya era visible y había una gran mesa de madera, al igual que sofás que lucían muy cómodos, todo era mucho más elegante en esa zona—. ¿Por qué me trajiste aquí?
—Por nada en especial— Se encogió de hombros—. Lo único que tienes que hacer es fingir ser mi pareja. Eso es todo.
—¿Estás seguro de eso?
—Por supuesto, bebé— Dicho eso, elevó nuestras manos a la altura de sus labios, dejando un beso sobre la palma de mi mano. Seguimos caminando hasta llegar a la zona donde no había tantas personas.
Los sujetos de seguridad dejaron pasar a Samuel sin problemas, al igual que a mí, entonces, apenas entrar, las cortinas que separaban un salón con otro se cerraron.
—Disculpen la tardanza— Dijo Samuel, saludando a los presentes en la sala, ya todos tenían un asiento alrededor de la mesa, tras ellos, de pie, habían mujeres con vestidos elegantes, únicamente con su mano sobre el hombre de los hombres de traje, me pregunte si Samuel quisiera que yo hiciera lo mismo que ella— Él es Rubén, mi pareja, espero que no sea un inconveniente tenerlo aquí.
