capítulo cinco

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Arabella pensaba que cuando algo malo ocurriera, sería la primera en saltar a la acción, siendo capaz de mover su cuerpo para lograr hacer algo.

Estaba completamente equivocada.

Al escuchar que el distrito donde su familia residía, había sido invadido por los titanes, los primeros segundos, su cerebro se dedicó a rememorar el momento exacto en el que se despidió de sus seres amados. Viendo la desilusión de su madre, el orgullo de su hermano, y el entendimiento de su padre.

Apretó las riendas de su caballo, al cabo de un minuto, tratando de concentrarse en el ahora.

La joven acercó su caballo al del Sargento Mike, con determinación.

─Sargento. Mi familia se encuentra en ese distrito ─el horror se filtró en su voz sin quererlo─. Necesito...

Los ojos de color ámbar la miraron fijamente, sin otra expresión más que el ceño fruncido.

─Si vas, el riesgo será tuyo.

Esa advertencia fue el único permiso que necesitó Arabella para volver a tomar las riendas del caballo y partir a toda marcha, en la misma dirección que venían los hombres para dar el aviso.

No le importaba morir si con eso conseguía salvar a su familia.

Su respiración era errática, y su corazón latía con violencia dentro de su cavidad torácica.

─No puedo tolerar a una hija que abandona a su familia por buscar una ilusión.

─Sé que podrás protegernos, hermana. Acabarás con todos los titanes y nos protegerás a todos.

 ─Siempre he confiado en las decisiones que tomes, Arabella. Si quieres explorar detrás de las murallas, tienes todo el derecho de hacerlo.

Las palabras seguían golpeando sobre su cabeza. Nublando casi cualquier otro pensamiento.

Trató de calmarse, pensando que tal vez su familia tenía oportunidad. Tal vez ellos habían logrado escapar con vida. Y tal vez ella podría tener la oportunidad de decirle a su madre otras palabras que no fueran las que pronunció cruelmente antes de irse.

No supo cuanto tiempo le tomó hacer aquel viaje, montada sobre el caballo, pero para cuando rodeó la Muralla María y se acercó cada vez más a la entrada del Distrito de Shiganshina, el sol seguía en lo alto, viendo el desastre en el que se encontraba todo.

La gente entre gritos desesperados, se acumulaban dentro de la zona sur de la Muralla María, a unos kilómetros de distancia de la entrada al Distrito, esperando conseguir un lugar en los barcos para salir de allí e ir a un lugar más seguro.

La puerta de la Muralla María, que conectaba con el Distrito, era un caos total, siendo manejada por los soldados de la Tropa de Guarnición, los que claramente no estaban preparados para aquel evento, sin saber que más hacer aparte de dejar entrar a los que corrían despavoridos desde el Distrito, listos para cerrar las puertas cuando se aproximaran los titanes.

Arabella llevó la mano a su caballo en una caricia, no teniendo más alternativa que dejarlo allí sabiendo que más cerca sería peligroso.

Una vez que el animal se detuvo, se bajó activando el equipo de maniobras tridimensionales atado a su cuerpo.

Se impulsó sobre la Muralla María, buscando una mejor mirada a la situación del otro lado.

En sus ojos se reflejó la angustia, pesar y el miedo acumulado dentro de ella, el que estuvo a punto de ponerla de rodillas.

Las historias contadas por sus compañeros, dejaron de ser eso, volviéndose real ante sus ojos. Los gritos y lamentos eran escuchados desde todas direcciones mientras aquellos seres con aspecto humanoide, de diferentes tamaños y formas, consumían los cuerpos de los habitantes de Shiganshina, viniendo de todas direcciones.

UNSTOPPABLE ━levi ackermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora