UNSTOPPABLE ━levi ackerman

capítulo siete

Una vez que los sollozos parecieron cesar, el cuerpo de Arabella se sintió diez veces más pesado. La adrenalina que movilizaba su cuerpo, desapareció ahora que la tarea de ver a su hermano y saber que se encontraba seguro, había finalizado. Todo en ella parecía protestar de dolor.

Secando sus lágrimas, se colocó de pie con suavidad, caminando hacia el caballo del Capitán quien permaneció en el mismo lugar, amarrado. Ella se acercó a él con cautela, ofreciéndole su mano, esperando que la reconociera ahora que no estaba su amo cerca. Olió su extremidad permitiéndole que acortara la distancia, dando paso a las caricias.

─Perdón por abusar de ti, amigo, pero necesito de tu ayuda para ir a buscar a mi caballo ─la castaña le susurró.

Desamarró al caballo, procediendo a subirse a él para partir.

Mientras viajaba, observó a la distancia como los barcos partían, escapando del desastre que se estaba formando dentro de la muralla María, del que ni siquiera los soldados de la Legión eran capaz de manejar.

Apuró la marcha al ver como varios soldados se agrupaban cerca a la muralla, junto a los caballos que se encontraban agrupados a un costado y a salvo de los titanes.

Se desvió un poco del camino, sonriendo levemente al ver a Darkest en el mismo lugar que le había dejado, esperando por ella. La vista de aquel pelaje blanco le provocó una punzada en el corazón ante el fugaz pensamiento de que al menos estaba volviendo a alguien que esperaba por ella, sin dejarlo abandonado tal y como dejó a su hermano. Con culpa, Arabella se prometió buscar la forma de poder ver a Eren, mientras continuaba con su labor en la Legión.

Bajó del caballo del Capitán, volviendo nuevamente al suyo. Tomó las riendas del caballo negro, llevándole a su lado, evitando que escapara. El caballo fue lo bastante obediente como para seguirla, sin tener que tirar de las riendas en ningún momento.

Junto a ambos caballos, Arabella se acercó al grupo de hombres y mujeres de la Legión, buscando una cara conocida. Ninguno le devolvió la mirada amistosamente. El ambiente estaba cargado de tensión y pesar, tal y como parecía sentirse ella internamente.

Buscó al Capitán, sin encontrar siquiera rastro de él, mucho menos del Comandante Shadis, lo que le parecía extraño, desconociendo de donde estaban llegando las órdenes de agruparse.

Arabella siguió avanzando, notando a unos metros un hombre alejado del resto dándole de comer a los animales que se encontraban amarrados.

─Disculpa ─le llamó Arabella, sintiendo la garganta áspera a causa de sus pasadas lágrimas─. ¿Sabes donde puedo encontrar al Capitán Levi, o al Comandante Shadis?

─Querrás decir, al Comandante Erwin ─enfatizó el nombre.

─¿Qué? ─expresó, frunciendo el ceño, confundida.

─El comandante Shadis renunció de forma repentina, ahora Erwin es el nuevo Comandante de la Legión ─informó.

Aquella noticia la tomó por sorpresa, sin saber cómo ni cuando pasó. No es que tampoco tuviera mucho en lo que pensar con el agujero de la muralla, y la llegada de los titanes.

─¿Y dónde está el Comandante Erwin? ─especificó su pregunta.

─Ayudando a que los titanes no sigan los barcos. La mayoría de los soldados ya se están retirando. No queda nada más que hacer.

─Todavía queda mucha gente tratando de huir. Yo diría que más de la mitad del distrito quedará aquí como comida para los titanes. ¿Realmente hay que retirarse?

─Yo sólo acato órdenes.

El hombre se dio la vuelta, siguiendo con su tarea.

Arabella agitó la cabeza, tratando de despejar las imágenes trágicas de su mente, centrándose en buscar al Capitán.