capítulo tres

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La joven castaña apretó fuertemente las riendas que la mantenían sujeta al caballo. Cada paso que daba el animal de pelaje blanco, eran pasos que menguaban su nuevo futuro.

Todavía llevaba en su mente la despedida que tuvo con su mejor amigo, Viktor, el que con algo de melancolía y resolución, prometió entrenar todo lo que su cuerpo y mente le permitía para poder entrar a la Legión de Reconocimiento y acabar con los titanes, juntos.

Arabella escuchó las promesas de su amigo, sin poder evitar pensar si ella lograría seguir con vida para lograr tal hazaña. Aunque era algo que deseaba, la realidad se estrelló sobre ella al percatarse que los entrenamientos que tuvieron durante meses, quizás no igualaran la fuerza de los titanes. Seres de los que se desconocían tantas cosas y que sin pudor ni remordimientos, enterraban entre sus fauces la vida de miles de hombres y mujeres, esperanzadas por tratar de salvar a los que se encontraban dentro de los muros, ya sean conocidos, familiares, amigos, o cualquier ser querido. Pero aún así con todas esas pruebas, la determinación de Arabella parecía inquebrantable, e iba a dar la pelea suficiente para evitar ese destino.

Arabella elevó su vista al frente, percatándose del humo proveniente de los árboles a la distancia.

Con la seguridad y garantía de que estaba llegando a su destino, agitó las riendas del caballo dándole velocidad.

El paisaje pasó de una zona abierta, llena de césped alrededor, a internarse en el bosque, oculto por la sombra de los grandes árboles.

De fondo era capaz de oír el ruido de su respiración, la que estaba agitada debido al extenso viaje que dio durante la noche, sin descanso alguno, excepto para llenar una pequeña bolsa con agua, la que estaba fuertemente amarrada a su muslo. Y para aliviar sus necesidades primordiales.

Pasaron unos minutos, cuando el ruido de su respiración y las pisadas del caballo no eran lo único que la acompañaban. Ahora podía ver con perfecta claridad el humo antes visto, que se volvía más cercano, proveniente de la fogata que servía tanto para mantenerlos calientes como para preparar los alimentos, acompañado de algunas risas.

Flexionó sus dedos, mirando a ambos lados, cuando el ruido tan familiar del Equipo de Maniobras Tridimensionales llegó a sus oídos. Observó como cuatro figuras parecían seguir su ritmo, seguramente tratando de averiguar que hacía una muchacha internándose en aquel bosque. Asegurándose de que no hiciera algo extraño.

Las cuatro personas parecían seguirla, sin pronunciar palabra alguna, y ella tampoco. Su única misión ahora era llegar al campamento para hablar con el Comandante. Y si esos hombres no iban a intentar frenarle, ella no lo haría por voluntad propia.

Arabella disminuyó la velocidad, a un trote suave, al ver que llegaba a la entrada del dichoso campamento, a mitad de aquel bosque, donde un circulo de árboles dejaba entrar la luz del sol. Pudo distinguir a varios soldados sentados en troncos, algunos limpiando sus cuchillas, mientras que otros comían o hablaban con sus compañeros.

La castaña frenó bruscamente cuando dos hombres bloquearon su camino.

Los miró a ambos, sus expresiones cubiertas con la capucha.

Arabella suspiró llevando la mano a su cabello, acomodando los mechones rebeldes que se escaparon durante su viaje. Y con la cara desprovista de toda emoción, se bajó del caballo, sujetando fuertemente las riendas evitando que se escapara, aunque lo dudaba mucho, debido a lo cansado que se encontraba el animal y la lealtad que le tenía a ella.

La joven rodeó al animal, posicionándose frente a este para propinarle una ligera caricia a un costado de su cabeza, agradeciéndole silenciosamente por el viaje duro. Ambos hombres miraban cada acción suya realizada, aún sin decir palabra.

UNSTOPPABLE ━levi ackermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora