¡Hola, hola! ¡Soy Homicidal_Bloody un gusto conocerte!
Aquí podrás encontrar muchas cosas pero no un cliché, eso te lo aseguro. Con una mente dispersa como yo, no es necesario usar lo típico que ves para tener comentarios y leídas.
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— - Artemis. 🍧
El sol estaba poniéndose al fondo, atrás de las montañas desérticas. El cielo celeste estaba pintado de un amarillo y naranja debido a los hermosos rayos del sol que lentamente iba desapareciendo para darle espacio a la luna y ser ella quien reine en el cielo por toda la noche, mientras el gigante amarillo esperaba paciente la descendencia del blanco para poder ser ella quien tome su lugar en el siguiente día.
Las alarmas dentro de Federal comenzaron a sonar con fuerza, ensordeciendo a todas las personas en el interior. Los oficiales de policía contraatacaban contra los delincuentes que habían escapado de sus celdas, peleando con puños y lanzando cualquier tipo de objeto contra los agentes para defenderse y atacarlos.
Los gritos de dolor, quejidos, golpes en el aire y el cuerpo sumado el sonido de las pistolas eléctricas retumbaban en el pabellón principal de la cárcel alejada de la ciudad.
Una joven de cabello naranja con raíces negras observaba desde lo alto, saliendo hacía unos segundos de su celda. Vistiendo aquel naranja típico que todos los delincuentes llevaban. Sus ojos celestes reflejaban como un pequeño espejo toda la situación a sus pies, apoyándose en las barandillas de las mismas en silencio y expectante. Una diminuta sonrisa se plantó en sus ojos al notar la discordia y la pelea masiva que había en el pabellón donde los sujetos de naranja peleaban contra los hombres de azul marino.
—Sígueme. —una persona a su lado le interrumpió y la ojiceleste clavó su mirada sobre él. Llevaba un atuendo de policía pero no parecía serlo ni siquiera de cerca. Achinó los ojos, cómo si trataba de adivinar de quién se trataba y por qué un agente le pedía que le siguiera, el contrario lo notó por lo tanto se quitó la gorra de su cabeza y ella notó de quién se trataba.—Voy a esposarte para no levantar sospechas.
Ella asintió sin decir una palabra por lo que se giró sobre sus talones colocando sus manos detrás de su espalda para que luego él le colocara unas esposas falsas. La tomó con fuerza del brazo y comenzó a guiarla hacia las escaleras para salir del pabellón sin levantar muchas sospechas. Derrick se hacía paso entre los delincuentes disparando taserazos para evitar que los tocara o intervinieran en su momento de huida. No tenían mucho tiempo hasta que llegaran los refuerzos y terminaran neutralizando a los delincuentes en la Federal.
Abrió la puerta delantera, sabiendo que no habían más policías en el exterior debido a estar dentro atacando y neutralizando a los presos. Vio a otro policía parado a un lado de la patrulla de colores blancos y negros con las pegatinas típicas de los coches de la Ley- Este le abrió la puerta trasera y Derrick metió a la chica dentro del patrulla mientras los otros dos oficiales se apresuraban en subir al coche para abandonar con velocidad la Federal.
—Ahora eres libre, Artemisa. —habló Derrick, girando la mirada hacia ella a través de la reja. Ella le observó en silencio antes de clavar la mirada en el agente a su lado.—No has durado ni un mes dentro.
