¡Hola, hola! ¡Soy Homicidal_Bloody un gusto conocerte!
Aquí podrás encontrar muchas cosas pero no un cliché, eso te lo aseguro. Con una mente dispersa como yo, no es necesario usar lo típico que ves para tener comentarios y leídas.
. . . aquí podrás...
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La chica de cabello corto por sobre sus hombros, de color ceniza vestía el uniforme de GEOS. Soltó el subfusil de asalto en tanto sus pies aterrizaron sobre la tierra empapada de agua de lluvia. Las luces de los faros del helicóptero iluminaban la pequeña isla donde transcurrió todo el secuestro de tres agentes del CNP.
Había estado encerrada en la comisaria con sus demás compañeros, y en cuanto logró salir, subió al pegasus con Leónidas y Serjay. No podía asimilar exactamente todo lo que había ocurrido en una noche, y su mente estaba completamente abrumada de miles de pensamientos; la mayoría eran fatalistas y negativos los cuales contrastaban cruelmente contra un par de pensamientos positivos. La cantidad de pensamientos malos eran mayores a los buenos y eso no ayudaba a que su estrés y ansiedad disminuyera.
Su pecho se estrujo con fuerza al ver como Horacio—quien era uno de los secuestrados—abrazaba al Comisario Volkov; su vestimenta estaba completamente empapada de sangre y su rostro salpicado de lo mismo. Al costado, sentado sobre el suelo se encontraba Greco quién parecía tener una crisis.
Horacio le dijo algo y el castaño de barbas espetó un gruñido rudo desde su garganta, posiblemente haciéndose daño al hacerlo. Su rostro estaba entre sus manos al mismo tiempo que sus dedos se enredaban con su cabello, desarreglándolo al igual que tiraba de sus raíces con estrés.
—Alex. —murmuró Horacio y sus ojos se enfocaron en la chica de cabello ceniza. Quién le miró expectante mientras al mismo tiempo, dentro de su mente, gritaba al ver la sangre de Torrente en su piel. Los ojos lacrimosos de Horacio le miraban apaciguados, buscando de algún modo calmar a las personas a su alrededor sin importar que él fuese uno de los agentes secuestrados.
Alex sentía impotencia, mucha ira. Era la tutora de Horacio y Gustabo desde que entraron a la malla y los habían secuestrado. Se sentía devastada, con ira y enfadada consigo misma. Había fallado.
Posó su mano sobre el hombro de Horacio, y le sonrió con sutileza. Como si con aquello, tratara de calmar la situación abrumadora en la que todos se encontraban. Y pareció hacerlo debido la sonrisa pequeña que había esbozado el chico de cresta roja. Luego lo abrazó, con fuerza estrechándolo contra su cuerpo, lo cual él devolvió imitando el acto al mismo tiempo que buscaba ocultar su rostro en el cuello de ella, igual a un niño pequeño con su madre. Afligido, asustado y desprotegido.
Se separó de Horacio, dejando que se quedara con Volkov y ayudara a sostenerse firme y no perder su cordura. Quien parecía que, en cualquier momento, se lanzaría al agua de un salto. Se arrodilló sobre la tierra mojada, a un lado de Greco quién continuaba tironeado su cabello. Afortunadamente él era joven, de lo contrario Alex juraría que se hubiera quedado calvo.
Tocó sus manos, con cuidado para no llevarse un manotazo o golpe por parte del contrario, quién no se encontraba ni siquiera dentro de sí mismo. Y no pretendía querer ponerlo mucho más nervioso y alterado de lo que ya parecía estar, quería darle consuelo como a todos sus compañeros en la malla que estaban mal sobre la muerte reciente de un policía. Y aunque ella también se viese afectada por lo sucedido, y posiblemente actuaría de la misma forma que Greco; decidió tragarse todo lo que estaba sintiendo y al mismo tiempo trataba de quitarle el mal cuerpo a sus amigos. Como una aspiradora, queriendo Alex absorber los malos pensamientos y emociones, en cierta forma funcionaba así. Alex trataba ser un pilar cuando veía a uno de sus compañeros muy mal, sin importar lo mal que se encontrara ella.
