Después de un rato te incorporaste y te pasaste la mano por la frente.
-Vamos a tomar algo -dijiste-. Aquí fuera hace demasiado calor.
Te seguí hasta el porche, pero no entré dentro contigo. Quería pensar un poco sobre la conversación que habíamos tenido el día anterior, sobre si realmente eras tú el que estaba en el parque aquella noche.Unas veces creía que tenía sentido, pero otras me parecía que no.
Habías dejado la puerta abierta y te oí en la cocina, dando tragos del grifo con avidez. Volviste con dos vasos llenos y me diste uno. Lo acepté, pero no bebí; vi cómo tensabas los hombros cuando lo dejé en el suelo. Después me senté en el borde del sofá. Más o menos tenías la altura perfecta para ser el tipo de la capucha; sin embargo, tu historia... la forma en que me conociste... era demasiado.Demasiado inconcebible. Y aún había demasiadas cosas que no tenían sentido. ¿Por qué entonces? ¿Por qué seguirme durante todos esos años? ¿Por qué a mí?
-¿Por qué te fuiste de Australia? -pregunté-. ¿Por qué fuiste a Gran Bretaña?
No respondiste. Te acercaste lentamente a uno de los postes del porche y apoyaste la frente en él. Cerraste los ojos, pero yo seguí presionándote, queriendo averiguar más sobre ti.
-¿Por qué?
Negaste con la cabeza, con la mano tensa sujetando el vaso; de pronto, te volviste hacia mí.
-Recibí una carta, ¿vale? -dijiste.-¿Qué carta? -Me fijé en cómo se te ponían blancas las yemas de los dedos de tanto apretar-. ¿Qué decía?
Abriste la boca como para contármelo, pero en lugar de eso respiraste hondo.
-No sé... -Agarrabas el vaso con tanta fuerza que creí que se iba a resquebrajar. Adivinaste hacia dónde miraba y también te fijaste
-. No sé cómo me encontró.
Me revolví en el sofá; de pronto estaba muy interesado.-¿Quién?
Golpeaste el vaso contra la barandilla con rabia y se te hizo añicos en la mano. Con los ojos como platos, miraste los afilados pedazos que te quedaban en la palma de la mano.
-Mi madre, ¿vale? -susurraste-. Me encontró.
Un hilillo de sangre te corría por la muñeca. Lo miraste y cuando abriste la mano los pedazos de cristal cayeron al suelo con un tintineo sordo. Yo, antes de volver a mirarte la mano, me fijé en los cuatro trozos de tamaño uniforme. Habías cerrado el puño, pero aún goteabas sangre por entre los dedos. Tenías los ojos muy abiertos, la mirada confusa.
Te agachaste para recoger los pedazos, pero entonces viste que te miraba y te volviste casi de forma involuntaria; escondiste la mano delante de ti, donde yo no la podía ver. Volviste también la cara, con los hombros tensos y levantados. Una palabra más y explotarías, así que esperé un rato antes de volver a hablar. Cuando lo hice, fue con vacilación.
-Pensaba que tu madre había desaparecido después de tu nacimiento.
-Así es. -Encogido y encorvado, abriste la mano para ver si la herida era grave-. Pero me encontró -murmuraste-. No sé cómo. Poco después de cumplir los diecisiete, me envió una carta.
-¿Por qué?
Mis palabras sonaron prácticamente a silencio, pero quedaron flotando entre ambos. Tenías la espalda tan rígida como el poste en el que te habías apoyado. No moviste ni una pestaña.
-Decía que quería verme y me daba su dirección: calle Elphington, número 31, Londres.
-Eso está cerca de mi casa.
![](https://img.wattpad.com/cover/256308647-288-k558886.jpg)
ESTÁS LEYENDO
CARTAS A MI SECUESTRADOR (GTOP)
Fanfic> ¡S O L O! -CARTAS A MI SECUESTRADOR- Un extraño de ojos marrones observa a Ji Yong desde la esquina de un café en el aeropuerto de Bangkok. El aún no lo sabe, pero Seung es un joven que lo ha seguido durante años y que piensa llevarlo a vivi...