Me empezó a quemar el cuero cabelludo, así que volví al porche y me tumbé en el sofá. Mientras estabas con la camella haciendo que se sentara y se volviera a levantar una y otra vez, te estuve mirando. A través del tejado del porche se notaba el calor del sol, pero no era tan sofocante; aun así, me pesaban los párpados.
Estando así, medio dormido, me llegaron retales de recuerdos: la cara de Chaerin cuando me dijo que estaba saliendo con SeungRi , mi madre entrando en casa con comida para llevar, Gong Yoo pidiéndome que saliera con él.
Escuché tu silbido desafinado. De pronto abrí los ojos y reaccioné justo a tiempo para sentarme. Venías hacia mí.
Te apoyaste contra uno de los postes del porche con un suspiro. Tenías las mejillas ligeramente enrojecidas y mechones de pelo pegados a la frente. Sacaste el papel de liar y te hiciste un cigarrillo; en un abrir y cerrar de ojos ya estabas chupando el borde del papel. Ese día me permití estudiar tu rostro sin prisa y recorrí poco a poco esos pómulos pronunciados, la mandíbula, la pequeña cicatriz y el pelo más o menos largo.
-Yo ya te había visto, ¿verdad? -dije-. Me refiero a después de aquella vez, cuando tenía diez años.
Le diste una calada al cigarrillo. En aquel momento tenía la cabeza llena de cosas a medio recordar: imágenes imprecisas en las que te veía en el vecindario, en algún lugar del parque, algún día... y algo más. Me acordé de que en el aeropuerto me habías resultado familiar.
-¿Por qué te reconozco?
-Ya te lo he dicho: te he estado siguiendo.
-Eso me da escalofríos.
Te encogiste de hombros y yo me incliné hacia delante en el sofá.-Pero es que yo te reconozco a ti y eso es aún más inquietante. ¿Por qué?
Sonreíste.
-Vivía cerca.
-Sí, pero es por algo más... Cuando te vi en el aeropuerto supe... supe que ya te había visto antes.
Me dolía la cabeza de tanto pensar. Me sequé el sudor de la frente y de las sienes; despegué el muslo del sofá y lo puse en otra parte que aún estaba fresca. Tus anchos hombros tapaban la luz del sol, la camiseta te colgaba holgadamente al final de la espalda. Diste otra calada.
-Nos veíamos en el parque, ¿recuerdas?
-¿Ibas muy a menudo?
-Constantemente. Como ya sabes, estuve viviendo allí un tiempo... Jardín de rododendros, n.o 1. -Sonreíste-. Más adelante también estuve trabajando allí.
-¿Trabajando?
-Sí, después de conocerte y decidir que tenía que salir de aquella situación. Conseguí un trabajito en el parque haciendo labores de mantenimiento, cavando... cosas así. Te veía con tus amigos.
-¿Cuánto hace de todo esto?
-Unos tres años, quizá. El trabajo me duró unos dos años... de manera intermitente. Me gustaba.
Pensé en el parque. Recordaba dónde estaban los árboles y los parterres, y también el lugar exacto de cada uno de los bancos... y los arbustos más espesos donde se podía fumar sin que te viesen. A veces me preguntaba si no conocería mejor el parque que mi propia casa.
Sin embargo, no te recordaba como parte de él. ¿O sí?-¿Tenías el pelo largo?
Asentiste y sonreíste ligeramente. Y entonces me vino la imagen: el chico callado y flacucho que siempre trabajaba un poco alejado de la vista de los demás con la cara tapada por el pelo, el chico que siempre se concentraba tanto cuando trabajaba en los parterres.
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CARTAS A MI SECUESTRADOR (GTOP)
Fanfiction> ¡S O L O! -CARTAS A MI SECUESTRADOR- Un extraño de ojos marrones observa a Ji Yong desde la esquina de un café en el aeropuerto de Bangkok. El aún no lo sabe, pero Seung es un joven que lo ha seguido durante años y que piensa llevarlo a vivi...