La tarde encontró a Lady Luciel llorando desconsolada en el hombro de su hermano. Tatiana, al otro lado de la habitación, no le creía mucho. Pero las mucamas de las princesas estaban a su lado consolándola mientras Roger, que obviamente creía todo, explicaba.
—Apareció en nuestro jardín, no hay magia en la familia desde hace décadas, pero contratamos grandes magos para proteger nuestras mansiones. No entiendo cómo llegó allí con tanta facilidad, Luciel tampoco recuerda cómo acabó llegando a los jardines exteriores. Para cuando me di cuenta estaba a punto de llevársela. Parecía una muñeca sin vida hasta que le grite, la estaba controlando.
Claude lo escuchaba con mucha atención, sus hombros tensos y la mirada impenetrable.
Puede que el contrato matrimonial con Luciel no fuera deseado, pero el intento de secuestro a una prometida Imperial, fuera deseada o no, era una gran ofensa para la corona.
—¿Y no recuerda nada? –Claude estaba tan tenso que incluso su voz sonó más grave de lo común.
Tatiana miraba todo con escepticismo a pesar de que su clarividencia le decía que era verdad, sólo estaba allí para acompañar a Jennette que quería consolar a su tía. Athanasia, a la que le importaba muy poco Lady Luciel, ya estaba durmiendo en sus habitaciones.
Una vez, ella ya había esquivado su clarividencia, ¿por qué no hacerlo una vez más?
"Ya, ya deja de llorar, tonta. Haces un espectáculo. Me avergüenzas."
Tatiana frunció el ceño, habría jurado que ese pensamiento venía de Lady Luciel pero ella seguía llorando sin consuelo. ¿Qué clase de dialogo interno era ese? Tatiana se había recriminado muchas veces a si misma cuando daba un espectáculo, pero nunca fue tan dura consigo misma.
"No lo viste, tu no lo viste. Fue aterrador." Los pensamientos de Luciel replicaron.
"Lo vi, lo vi bien. Era mi salvación." Ella siguió.
¿Qué demonios?
La concentración de Tatiana se rompió cuando Claude le preguntó a Luciel qué había visto.
—Su Majestad, yo- yo- —ella murmulló, parecía tan descolocada, asustada hasta los huesos—, no puedo explicarlo. Yo me sentí tan... ajena. Como si mi cuerpo fuera de otra persona, parecía que estaba durmiendo, como si caminara dormida y luego... luego, desperté y lo vi, el estaba a punto de marcharse conmigo. Fue tan aterrador, en verdad no fue mi intención, estaba tan asustada.
Lo peor de todo es que era una verdad, Tatiana lo sabía.
No, espera, una mentira.
Verdad.
Mentira.
Luciel había caminado por su propio pie hasta Anastasio.
Y había ido hasta él obligada por una fuerza ajena a su voluntad.
¿Cómo podía ser?
Lo que decía Luciel era una verdad absoluta y al mismo tiempo una garrafal mentira. No una media verdad, si no ambas interpuestas, una sobre otra.
"¿Acaso se creerá su propia mentira?" se preguntó.
De nuevo, la voz de Claude sonó como un árbitro tenaz.
—¿Y cómo se veía él? ¿Al menos recuerdas eso?
Luciel se giró hasta Claude con la cara tan pálida que parecía un papel.
—No-No estoy segura, pero se veía, se veía como usted, Su Majestad, quiero decir. No, no es a quién se parecía... se veía igual al antiguo Emperador Anastasio. Con cabello y ojos negros. Sé que no puede ser él pero... pero... era tan parecido. Quería algo de mí, decía que... decía que quería utilizarme para llegar hasta lo que le pertenecía, la cosa que... la cosa que él creó.
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¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?
FanfictionObsesionada con la historia de "Who made me a princess?" Sarah se encuentra con un insatisfactorio final feliz en el que, técnicamente, no todos terminan felices. ¿Por qué Jennette sólo se vuelve una inútil antagonista? ¡Eso no es justo! ¡Ambas s...