Capítulo 62: La falsa traidora.

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A pesar de que tomó la carta a penas se le ofreció, Tatiana fue arrastrada por Lady Sophie Pimpeneld hasta los jardines más cercanos. Cuando pararon, Lady Sophie tomó aire, le miró seria y se tiró de rodillas al pasto, llorando:

—¡No soy una traidora! ¡Le juro que nunca he hablado mal de mis Princesas! ¡Buscan difamarme Su Alteza! ¡Difamarme! ¡Todo es mentira!

— ¿Sophie? ¿Qué?

Descolocada, Tatiana busco deshacerse del agarre de Sophie sobre su falda, sin éxito, miró la carta en sus manos. Ya estaba abierta y arrugada, indicando unas cuantas re-leídas.

Aun con Lady Sophie aferrada a su vestido, se dispuso a leer.

"A Emma Wendley, mi apreciada amiga:

Querida amiga, me hallo complacida de recibir noticias de usted tan temprano. La estancia con los Betteh fue en verdad placentera. Ciertamente, no opinó como ellos, es muy claro para mí que la joven princesa Tatiana es débil para ser Emperatriz, además, su madre se atrevió a dejar en ridículo a la nobleza para ser una simple concubina. ¿No es ese el puesto de los burgueses o las Ladies de baja cuna que perderán su titulo? Me parece lamentable que la hija de una mujer como esa llegue al trono, teniendo además esas costumbres de campesina. Es demasiado ingenua para ascender al trono.

Sobre las princesas menores, creo que es obvio lo que pienso de una hija bastarda nacida de una bailarina. Se lo dije a Lord Sheylan, no puede dar resultados favorables un árbol que ha nacido en tales condiciones, ni podremos esperar manzanas dulces de tal árbol salvaje. La más idónea es por mucho Su Alteza Jennette, pero si los rumores son ciertos, su magia es tan débil como para ocasionar ese alboroto a principios de año alrededor de su salud que no vale la pena guardar esperanzas.

Si me lo preguntan, la mejor opción sería que el Emperador se case pronto con Lady Luciel Alfierce, es de alta cuna y con suerte dará un heredero varón adecuado para el Imperio. Por supuesto, si tan solo nuestro Emperador lo considerara. ¿No piensa usted distinto? ¿No es así? Creo conocer bien los pensamientos de mi amiga, perdone si peco por conjeturar en sobremanera.

Sea cual sea su opinión, de todas formas espero poder llevar a mi hijo Theodore de nuevo a su casa, para que juegue con esos adorables perros cazadores que compró su esposo.

Con cariño y esperando su pronta respuesta, Lady Sophie, su querida amiga."

Tatiana quería desgarrar el papel en sus manos, sus ojos volvieron a leer la carta, estaban tan abiertos que sus irises parecieron dos insidiosos puntitos oscuros repasando cada línea. Lady Sophie nunca había visto tal expresión en su amable Princesa.

—Pri- ¡Princesa! ¡Le juro que no he sido yo! ¡Quieren inculparme! ¡Jamás hablaría así de las princesas!—aterrada y temblorosa, Sophie se estremeció en el pasto suplicando piedad. Tatiana vio a su joven rostro lagrimoso, suspiró y dijo, con voz muy calmada:

—Levántate Sophie, es obvio que quieren inculparte.

Releyendola carta por quinta vez, Tatiana encontró que no era la letra de Sophie, sabíacuál era la letra de todas sus mucamas, además conocía las expresiones deSophie y su ingenio, aunque fuera fiel y meticulosa, no era la clase de Ladyque planificaba traiciones por su cuenta.  

Lo que en verdad le preocupaba era que, ciertamente, Lady Sophie Pimpeneld tenía un hijo de dos años llamado Theodore, una dulce cosilla que había tenido con su esposo, un Lord que prestaba servicio en el palacio. Ambos vivían en el palacio Esmeralda y los conocía desde que Sophie tuviera que tomar su permiso de maternidad cuando el niño nació.

¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora