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Cuando llega la hora de dormir estoy nerviosa. Quiero hablar con el chico de mis sueños y preguntarle por qué se parece tanto al cretino de Nolan Cunningham. Pero me levanto al día siguiente sin haber soñado ni con él ni con absolutamente nada. Me siento descansada pero... ¿Donde está el chico de mis sueños?

Me levanto a toda prisa a escribirlo en mi blog. Nunca antes me había pasado esto desde que decidí escribir mis sueños en el blog. ¿Qué narices había pasado?¿La aparición de Cunningham en mi vida me ha alterado hasta tal punto que mi subconsciente no es capaz de crear sueños? No podía ser. Este chico y yo no nos íbamos a llevar nada bien.

Cuando llega el lunes me subo al autobús preocupada. El frío me congela un poco la cara, y a pesar de que tengo examen de literatura, mi mayor preocupación es qué hacer si a Nolan se le ocurre acercarse a mí, porque no tengo ni idea. Mi horóscopo decía que hoy iba a vivir grandes experiencias y yo no sabía si eso era bueno o si era malo.

Me subo al autobús y localizo a Ryan en un estado nada normal al final del autobús, en nuestro sitio de siempre. Ryan es un chico muy corpulento, porque lo que su presencia y ver que temblaba no era fácil de ocultar. Cuando llego hasta él me da la noticia sin tan siquiera esperar a que me siente.

— Pierce ha salido de casa hablando por teléfono con Lily. Iba a recogerla a su casa. En coche.

El autobús arranca sin que yo me siente ya que me quedó paralizada ante la noticia. Ryan me coge rápidamente evitando que caiga al suelo. Y me sienta junto a él. Me siento extraña sentada en este lugar del autobús.

— ¿Pero qué dices, Ryan?— le susurro porque mi casi caída llamó la atención de varias personas.

— Te lo juro.— me dice muy convencido pero yo no lo estoy tanto.

Primero, me extraña que Lily haya accedido a que alguien, sobre todo un chico, le recoja en su casa para ir a clase. Y segundo, lo que más me extraña es que no nos haya dicho nada a ninguno de los dos.

Pero por lo visto Ryan había entendido perfectamente la situación, porque cuando llegamos a su parada, no estaba. Y el conductor, sabiendo de quien se trataba, nos pegó una voz y nos preguntó si nuestra amiga no pensaba aparecer hoy.

En esos momentos, Lily estaba llegando al aparcamiento del West High. Estaba hecha un manojo de nervios pero consiguió no exteriorizar lo con mucho éxito. Hudson apaga el motor de la camioneta destartalada que tiene y suspira. Seguidamente mira a Lily y le sonríe. Le aparta el pelo hasta colocarlo detrás de la oreja. Lily ni siquiera le estaba mirando. Estaba culminando con su mirada la guantera de la camioneta.

— Lily, eres... Preciosa, ¿lo sabías?

— Sí, gracias.— le contesta ella, en su línea de no saber ligar una mierda. Pero sus palabras le arrancan una carcajada a Hudson.

— Me alegra que seas consciente de ello, pero sino, yo te lo recordaré.

— Tranqui, tengo puesto un recordatorio en el calendario.

Hudson deja de intentarlo, lo da por imposible y se ríe. Le hace gracia de que mi amiga no sea consciente de que Hudson quería acercarse a ella y besarla.

— Bueno, ¿vamos?— le pregunta él cuando ya estamos llegando Ryan y yo al aparcamiento.

Soy un manojo de nervios y cuando la veo bajarse, aparentando aquella tranquilidad, y colocarse la mochila no puedo hacer otra cosa que correr hasta ella. Pero Ryan me apresa y no me deja hacerlo, no me lo permite.

— Ya hablamos con ella luego, creo que tienes otros problemas de los que ocuparte.— me susurra él y sigo su mirada: Nolan está aparcando delante nuestra. Bueno, Rory, pero Nolan va con él en el coche.

Se bajan del coche y veo como el chico me mira intensamente. Su amigo se acerca hasta a mí y me da los buenos días.

— Espero que hayas pasado un buen fin de semana.— me dice educadamente y luego se gira hacia Ryan.— Hola, soy Rory. Encantado de conocerte.— y le tiende la mano.

Nada que ver con los modales de su amigo, que llega y nos saluda con un movimiento de cabeza. ¿Qué narices es eso?

— Yo soy Ryan, encantado.— le contesta Ryan al animador y se queda mirando a Nolan, esperando que se presente, pero él solo tiene ojos para mí.

La Mary del viernes antes de la cena se hubiera puesto colorada, pero la Mary de hoy no. Hoy no me pensaba achantar y le aguantaba la mirada.

— Perdónale. Este es mi amigo Nolan. Conocemos a Mary porque Nolan trabaja con el señor Lewis en la panadería.— le informa y comienzan a hablar dirigiéndose hacia la entrada.

Ryan me ha dado mi espacio para que libre yo mi propia batalla.

— El viernes...— la voz de Nolan suena muy ronca. Se interrumpe el mismo para carraspear un poco.— El viernes me malinterpretaste. Siento si te hice sentir mal, no era mi intención. Te ruego, aceptes mis disculpas.

Suena muy sincero y convincente. Pero veo a Berry acercarse corriendo hasta nosotros.

— Buenos días. Tú debes de ser el chico de nuevo ingreso, Nolan Cunningham, ¿no es así?— le pregunta a Nolan pero este está esperando una respuesta por mi parte.

La presencia de Berry no me agrada así que lanzo una excusa para irme cuanto antes:

— Ya nos veremos por los pasillos.— y me largo corriendo hacia el aula de Literatura, ya que tengo examen y quedarme rezagada con Nolan me va hacer llegar tarde.

Durante el breve trayecto desde la entrada del edificio hasta el aula de Literatura decido que voy a poner distancias con Nolan. No quiero tener que tratar con alguien de su calaña gratuitamente y por mi padre. Ya soy lo suficientemente mayorcita para decidir quienes son mis amigos y con quién juntarme. No debe decidirlo mi padre sino yo. Cuando me siento en mi lugar al lado de Ryan este ya está pensando en el examen y ni advierte mi presencia, seguro que piensa que he ido tras él todo el tiempo.

A la hora de la comida, el silencio reinaba en nuestra mesa. Eso no solía ocurrir, así que me dispuse a romper el silencio pero Lily se me adelanta.

— Supongo que os preguntaréis donde he estado esta mañana y cómo he llegado hasta el instituto sin el autobús.

— Lo que me pregunto es cómo se te ocurre no avisarnos.— le contesté.

Ryan me miró sorprendido. No solía ser así, yo solía ser comprensiva, dulce y la voz de la razón de este trío.

— Llevas razón, debí avisaros, seguro que os habéis asustado.

— Mucho.— le aseguro.

— Me recogió Hudson en casa.

Me hago la sorprendida, al igual que Ryan.

— ¿Y eso?— pregunto volviendo a mí tono habitual de conversación.

— Creo que... Estamos saliendo.

En mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora