POV Nolan
Durante las clases estoy ausente. Mary no ha vuelto, seguramente el señor Lewis se la haya llevado a casa o al médico. Pero no me notifica nada, así que cuando llega la tarde y tras el entrenamiento llego a la panadería un poco ansioso por respuestas. Cuando entro por la entrada trasera veo que hay alguien en el despacho y llamo para preguntarle al señor Lewis por Mary antes de empezar mi turno. Cuál es mi sorpresa al ver que es ella la que está allí. Esta haciendo los deberes... Biología para ser más exactos. Según me han comentado algunos compañeros, ella es de los mejores de la clase. Cuando abro ella levanta la cabeza rápidamente.
— Oh, esto... Perdón.— me disculpo.
Ella me sigue mirando pero no dice nada, ni siquiera parpadea.
— ¿Cómo estás?— le pregunto aventurándome a acercarme un poco pero sin cerrar la puerta, no quiero hacerla sentir incómoda.
— Mucho mejor.— me comenta cuando suelta su lápiz sobre sus papeles.— Gracias por haberme ayudado antes... Llevabas razón, era un ataque de pánico.— asiento.— Pero ya está todo controlado.— se apresura a aclarar.
— Me alegro de que esté todo correcto. Bueno... Debería irme, empieza mi turno.— me despido y ella me dice adiós con la mano antes de volver a su trabajo.
Le cierro la puerta y respiro profundamente antes de ponerme el delantal y pasar a la tienda. El señor Lewis está ahí en la caja. Yo relevo a mi compañera y ella se va.
En un momento en el que nos quedamos solos, sin clientes, me atrevo a preguntarle. No es que no me fíe de Mary, pero si por lo que he visto estos días, ella no confía mucho en mí y si se está haciendo la dura, quiero saber si está realmente bien.
— Señor Lewis.— le llamo.
— Lucas.— me corrige, pero como siempre, hago caso omiso.
— ¿Cómo está su hija?
El señor Lewis, que está contando las monedas, se detiene. Y se gira hacia mí, por primera vez en mi vida, el señor Lewis me da un poco de miedo. Siempre le he tenido mucho respeto pero... Esto es diferente.
— La verdad es que gracias a que actuaste a tiempo no fue a peor. Muchas gracias. La llevé al médico y me dijo que puede ser por un problema psicológico así que empezará a ir a terapia la semana que viene, era la primera cita que hemos encontrado.— me comenta.
Yo no puedo aguantarle la mirada más y la bajo hacia mi delantal y asiento.
— Gracias por cuidarla, Nolan.
— No es nada. Cualquiera hubiera hecho lo mismo.
— No, no lo hubieran hecho.— dice él convencido.— Te debo una.
— Más bien se la debía yo por hablar con mi padre, así que ahora estamos en paz, señor Lewis.
— Lucas.— me vuelve a corregir con una sonrisa.— De acuerdo.
En ese momento, entra la que puede ser la última clienta de la tarde. Es una chica, la atiendo, y cuando acabamos me pide mi número pero declinó la oferta amablemente. Cuando se va y estoy cerrando la cancela para que no entre nadie más, el señor Lewis viene hasta mí.
— ¿Por qué no se lo has dado? Parecía simpática.
No contesto, porque no sé realmente qué contestarle: ¿porque tengo a su hija en la cabeza y no la puedo sacar de ahí? No tiene sentido.
— ¿Quizás porque tengas a alguien en esa cabecita tuya?
Me asusto porque casi ha leído mis pensamientos.
— Es solo que... Después del año que llevo, debo centrarme en mis estudios.— me excuso.— No voy tan bien como debería en todas las asignaturas. Debería buscarme un tutor de biología.
— Pregúntale a Mary.— me ofrece cuando estamos recogiendo todo en la trastienda y ella aparece.
Ella frunce el ceño confusa.
— ¿Qué me tiene que preguntar?— quiere saber. Vuelve a sonar tan borde como la cena en la que nos conocimos 'oficialmente'.
— Si conoces a alguien que pueda ser mi tutor en biología, voy un poco pegado. Como conoces a más gente que yo quizás...
— No, tonto... Que si ella puede ser tu tutora.— me dice el señor Lewis negando con la cabeza, como si yo le hubiera entendido mal, pero le había entendido perfectamente. No quería que Mary se viera obligada a acceder como en la cena.
— No sé si soy tan buena como para ese trabajo.— me contesta ella. Un rechazo muy educado.
— Venga ya, Mary. Si tienes notas excelentes, deja de ser así de modesta.— interviene el señor Lewis.
No hubiera querido tener esta conversación así con ella, porque sabía que el señor Lewis la iba a presionar para que accediera y yo quería que accediera por voluntad propia, no empujada por su padre.
Se masca un poco de malestar en el ambiente y no sé cómo cambiar eso.
— Sino... Puedo buscar a alguien, no te preocupes de verdad.
— De acuerdo, te ayudaré.
Mary abre su carpeta y escribe algo, rasga el papel y me lo tiende.
— Escríbeme y vamos hablando cómo cuadrar las tutorías.
Me está dando su número. Cojo el papel, donde descubro su caligrafía impoluta.
— Mu... Muchas gracias.— le digo.
— No se dan.
— Eso sí, Cunningham, prepárate porque Mary es muy dura como profesora.— me anima el señor Lewis con unas palmaditas en la espalda.
— Es normal. El nivel del West es más alto que el del East, solo me está costando adaptarme un poco, no es nada. No te robaré mucho tiempo.— le aseguro.
Ella asiente pero no sé si me cree. Espero que entienda que yo no he buscado esta situación y que no quería obligarla a esto. Solo quiero que lo entienda. Sí tan solo volviera a aparecer en un sueño mío... Le preguntaría tantas cosas...
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En mis sueños
Teen FictionMary siempre ha sido una chica soñadora y optimista. Siempre le dicen que anda en la Luna. Pero Mary Lewis es una chica curiosa, siempre quiere saber qué se esconde detrás de cada sueño que tiene. Un día en uno de esos sueños, lo encuentra: el chico...