14

11 2 0
                                    

POV Mary Lewis

Llego al instituto en bicicleta. Todavía no tengo edad para sacarme el carnet, pero estoy en clase de educación vial, lista para hacerlo, aunque sólo tengamos un coche y sea la furgoneta de reparto de la panadería. Pero no tendría que ir en bicicleta nunca más. Lo odio, porque de pequeña me caí y me hice una herida muy fea en las rodillas. Y se ven horribles ahora.

Dejo la bicicleta aparcada y encadenada en su lugar correspondiente y entro en el Instituto por segunda vez en el día. Cuando llego a la clase Amanda todavía no ha entrado y me mira con los ojos muy abiertos cuando llego.

— Vaya, ¿Y ese atuendo?— me pregunta.— Pareces...

— ¿Jasmine Berry?— pregunto y ella asiente antes de sufrir un escalofrío.— Esa es la idea, darle de su propia medicina dialéctica y que acepte nuestra propuesta. ¿Lista?

Amanda parece algo sorprendida. Es el efecto que espero causar. Le cedo el paso al abrir la puerta y tras entrar ella, entro yo. Los del club de ajedrez estan acabado cuando entramos. Miro con una punzada en el corazón a Gabriel, el fue mi amor platónico durante mucho tiempo, ahora es el presidente del club de ajedrez. Siempre me sorprendió lo listo que era y lo sofisticado y mayor que se veía jugando al ajedrez. Con un meneo de cuello, se aparta el pelo de la frente y cuando se gira a nosotras, la punzada es aún mayor, me sonríe con sus dientes perfectos. Y me sigue doliendo cuando abandona el aula. Pero sé que ya no volverá a doler más, porque el chico de mis sueños nunca me rechazaría como lo hizo él.

Amanda espera a que me mueva, a que yo tomé la iniciativa. Así que me acerco al centro del Consejo estudiantil. Berry ante mucho los ojos cuando me ve y alguno de sus compañeros del Consejo me asienten.

— Los chicos del voluntariado queremos poner un puesto diferente este año.— comienza mi discurso.— Queremos dejar que las familias pasen un rato con los animales de la protectora. Estudios dicen que ayuda a las personas mayores y que son buenos en las familias. Así, los animales van a estar mimados y podemos ayudar a las familias a estar más relajados, informando a las personas que se nos acerquen. También ofreceremos la adopción de ellos in situ.

Veo a Berry muy sorprendida y a punto de interrumpirme, pero me adelanto tras coger aire.

— Para las personas alérgicas a cualquier tipo de pelo, ofreceremos mascarillas, guantes y desinfectante. Y para la gente que tiene fobia, ayudaremos en todo lo posible a que esta desaparezca, enseñando la parte positiva y menos peligrosa de nuestros amados inquilinos. El objetivo de este cambio radical y casi absoluto en el puesto es debido a que queremos concienciar a las familias contra el abandono de sus mascotas, dando alternativas.

Cuando acabo mi discurso, Amanda me mira boquiabierta. Espero no haberme saltado nada. Berry y los demás miembros del Consejo se miran durante unos segundos. Amanda se acerca a mí y me coge de la mano antes de susurrar:

— Has estado impresionante. Buen trabajo.

El Consejo sigue discutiendo, pero por el lenguaje corporal se puede adivinar que Berry es la única que se niega a darnos el visto bueno. Entonces se levanta el portavoz haciendo que el resto callaran.

— De acuerdo, tenéis el visto bueno. Buena suerte con la recaudación.— dicr.

Salimos con la misma fuerza que cuando entramos, pero en cuanto la puerta se cierra Amanda y yo comenzamos a gritar de felicidad, muchos de los animales de la protectora podrían encontrar una familia pronto.

Ryan no tarda mucho en llegar y viene con una cara que no soy capaz de identificar.

— ¿Sabes lo que me ha pasado?— me pregunta con un poco de emoción en su voz.— Me han votado como nuevo capitán de la banda.

Me alegro mucho por él y le abrazo. Su horóscopo llevaba razón, ha tenido un ascenso.

— Estoy muy orgullosa de ti.— le digo en lo que dura el abrazo.— Enhorabuena

— MJ, de verdad... siento haber sido tan cretino está mañana en anatomía.

— No te preocupes. Yo te perdono.— le digo desde mi corazón.

— ¿Podemos seguir manteniendo en secreto que me gusta... bueno, ya sabes quién?

— Dios... usando esa referencia a su nombre no lo vas a conseguir.— le digo riendo pero asintiendo.

Él se queda un poco extrañado hasta que se da cuenta de que la ha denominado como a Lord Vomdemort y se ríe dándome la razón. Me gusta que Ryan volviera a ser el de antes, y deje de decirme esas cosas tan feas.

Cuando abro los ojos me doy cuenta de que estamos en una cancha de baloncesto. Él ya está ahí y está tirando a canasta. Me voy acercando a él poco a poco, hasta que se da cuenta de mi presencia y se detiene para saludarme. Cuando se acerca no está sudado, puede ser que sea porque es un sueño.

Hola, te estaba esperando.— me dijo él y se acercó a abrazarme.

Siento llegar tarde, estaba ocupada haciendo algo y tardé más en dormirme.

Cada vez que alguno de los dos hacíamos referencia a que era un sueño, me daba un pinchazo en el corazón. Y estoy segura de que a él también.

¿Prácticas?— le pregunto.

Sí, me ha vuelto a llamar ese entrenador que te dije.— me comenta mientras recoge los balones y me apresuro a ayudarle.— Y me ha vuelto a ofrecer una plaza.

¿Sigues sin querer aceptar?

Él se quedó un poco meditadumbo.

La verdad es que ahora no lo sé. Quizás me pase por el Instituto a ver algún entrenamiento de incógnito o el rollo de los alumnos.

Pues a veces un cambio viene bien.- le comento.

Nuestras manos se tocan cuando vamos a recoger el mismo balón. En un primer instinto quito una mano, pero él mantiene la otra sobre la mía. Acelera mi corazón y por un momento me da vergüenza que se dé cuenta de que con tan solo ese simple gesto, me acelera el corazón. Y por un momento pienso que soy una chica demasiado fácil.

Es increíble, pero... en el fondo sé que eres real.— me dice él.— Sé que voy a parecer un loco, pero lo siento aquí.— dice colocando su mano libre sobre su corazón.

Yo también estoy segura de que existes. Que no estoy loca.

Nos miramos intensamente durante unos segundos y estoy casi segura de que me va a besar. Y yo quiero que lo haga, pero entonces se levanta y me tiende la mano.

Vamos, te voy a enseñar a tirar.— me dice.

La verdad es que el baloncesto no es un deporte que se me de bien. Se me da bien correr y es el deporte que práctico. Él lanza una como ejemplo, pero soy incapaz de imitarle y el balón sobrepasa la canasta. Lo vuelvo a intentar bajo su mirada, quiero demostrarle que soy capaz de meter aunque sea una canasta. Tiro varias pero sin acercarme lo más mínimo. Cuando voy a coger el siguiente balón, mis manos caen sobre las suyas. Sin decir nada, me lo tiende y mueve mi cuerpo con cuidado y dulzura. Cada roce de su mano con cualquier parte de mi cuerpo me pone nerviosa. Se me acerca por detrás, colocando sus brazos para lanzar conmigo.

Ahora lanza.— me susurra.

Le hago caso y encestamos. Sonrío triunfante y le miro. Está muy cerca mía.

Necesito saber una cosa... ¿Dónde vives?

No puedo responderle porque me despierta Lucky chupando mi cara. Eso es extraño porque no está permitido que este en el piso superior de la casa. Luego recuerdo que me quedé dormida en el sofá trabajando en cómo llevar el puesto en la feria benéfica del Instituto. Mi ordenador está apagado así que tengo que tirar de mi móvil para dejar constancia de mi sueño una vez más. Quería decirle el nombre de mi ciudad y que él me dijera que estaba dispuesto a venir a visitarme y conocernos en la vida real... Era un rollo no poder hablar con él de otra manera que no fuera en mis sueños, pero también era lo que lo hacía especial.

Andrea 🐷

En mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora