POV Nolan
Si me llegan a decir a principios de años que yo iba a ir a ver una obra de teatro de grado medio para apoyar a mi hermano Aaron me hubiera reído en la cara de quien fuera. Pero aquí estoy, sentado en unas butacas de terciopelo verde oscuro que parece que no han sido limpiadas en una larga temporada y que albergan miles de ácaros en su interior.
Colton está a mi lado, no para de menear su pierna. Estamos nerviosos. Seguro que mucho más que Aaron, que nos vio llegar y se escondió de nosotros.
— Solo espero que no se rían de él.— me confiesa mi hermano en un susurro.
Está sufriendo por su hermano mellizo, y eso que la mayoría del tiempo es un puto grano en culo. De pronto, algo, llamémosle, no sé, el sexto sentido, aunque a mí me gusta llamarle sentido arácnido, me hizo girarme hacia la puerta de entrada más cercana. Cuál es mi sorpresa cuando aparecen el señor Lewis acompañado de Mary. Ahora quién se pone nervioso soy yo.
— Parece que a alguien le gusta la hija de su jefe.— me chincha Colton y rápidamente le tapo la boca con las dos manos mientras sigo con la mirada hacia donde se dirigen.
Parece que Helen, la pequeña de la familia y la directora y autora de la obra, les ha reservado unos asientos en primera fila. Helen les recibe, está muy blanca, como si los nervios que no están siendo exteriorizados se la comieran por dentro. Mary le da un ramo de flores, no consigo advertir cuáles son, tampoco es que sea capaz de distinguirlas.
Colton balbucea algo bajo mis manos pero le chisto para que calle pero me acaba chupando la palma de la mano y las retiro asqueado. Es en ese momento en el que Mary se gira y nuestras miradas coinciden. Santo cielo, está guapísima. Con una falda, una blusa y cárdigan abierto. Saludo con la mano nervioso y Colton me da en el costillar con el codo por haberle callado a la fuerza.
— Joder, sí que te ha dado fuerte, ¿eh? Tienes cara de ameba.
— Las amebas no tienen cara.
— Pues imagínate.
Pero ahí acaba nuestra conversación, ya que las luces del salón de actos del Abraham Lincoln apaga sus luces pidiendo el silencio y llevando la atención sobre el escenario.
Se abren las cortinas y veo que en escena se encuentra ya mi hermano. Instantáneamente, Colton y yo nos ponemos nerviosos y nos miramos con una sonrisa: es él, está ahí. No era un farol ni una broma, es real que participa en esto.
Colton y yo nos agarramos al chaleco del otro durante toda la obra y tiramos cuando vemos que Aaron hace algo que nosotros no sabíamos que era capaz de hacer.
Cuando acaba, tras una gran ovación de pie, vemos a Aarón coger a Helen y obligarla a salir a saludar. La pobre se está muriendo de vergüenza.
Salimos rápido del auditorio para ir tras bambalinas. Nos encontramos a Aaron hablando con varios compañeros, incluso riendo. Además hay un grupo de chicas nerviosas como esperándole, pero... Decido ser un poco cabroncete y adelantarme, porque la familia siempre va primero.
— Pero si es el nuevo Di Caprio.— digo acercándome a él y haciéndole pasar vergüenza. Me giro a Colton.— Saca un papel niño, vamos a pedirle un autógrafo.
Aaron me abraza.
— Habéis venido.— me susurra.
— Claro, ahora te lo podremos recordar el resto de tu vida.— le digo de broma. Pero acto seguido me pongo serio.— Claro que hemos venido, hermano.
— Somos tu familia.— dice asintiendo su mellizo.
— Venga, cámbiate y nos vamos a cenar por ahí para celebrarlo.
Aaron se queda parado un segundo.
— Papá...— no fue capaz de acabar la frase.
Colton niega suavemente con su cabeza con tristeza en su rostro.
— Pero nosotros estamos. Y estaremos.— le digo interviniendo en la interacción entre mis hermanos, aunque normalmente no me sale muy bien.
Aaron se fue cabizbajo, sin decirnos nada, para cambiarse.
— ¡Helen Lewis, eres increíble!— oigo a mi espalda.
Sé perfectamente quién está hablando, y me tenso automáticamente sin pretenderlo.
— Mi hija es increíble.— dijo otra voz.
Eran los Lewis, acaban de llegar a felicitar a Helen. Por eso quería que Aaron se diera prisa, pero le dió por ponerse sensible al niño...
— Pero bueno, si es Nolan.— dice el señor Lewis cuando se percata de mi presencia.— Digo, mirad si es Cunningham.— se corrige para intentar hacerme enfadar, pero yo solo sonrío.
— Buenas, señor Lewis. Enhorabuena por la obra, Helen.— pauso mis saludos cuando llego a Mary, no me salen las palabras.— Eh... Esto... Hola, MJ.
Ella me mira curiosa.
— ¿Estás bien?
— Sí, esperamos a Aaron. ¿Verdad, Colton?
Mi hermano estaba avergonzado de estar frente a Helen. ¿Qué narices, tío? Necesito apoyo... ¿Dónde está Rory cuando uno lo necesita?
— Enhorabuena, Helen. Una obra preciosa.— le dice él y ella asiente.
Helen siempre ha sido una chica apática, así que creo que eso es lo máximo que podemos sacar de ella.
— Por cierto, Nolan, espero que no te importe, pero no voy a poder empezar las clases de tutoría hasta después de Navidad.— me informa Mary. Eso me preocupa, mis notas...
— Sí, tranquila. Mucho es que me vas a ayudar.
— Créditos son créditos.— dice encogiéndose de hombros.
Lo que ella no sabe es cómo se me han clavado esas tres palabras en mi corazón. Lo hace por los créditos...
Por suerte para mí, Aaron aparece, y tras asustar a Helen y recibir un buen puñetazo en el costado, nos despedimos de los Lewis y salimos.
No tengo tiempo para recomponerme de esa grieta en mi corazón, pero debo mantener la compostura. ¿Qué dirían mis hermanos si les digo que estoy locamente enamorado de Mary Lewis de forma no irónica?
Solo me tomo el tiempo que tardan Colton y Aaron en pelear por el asiento de copiloto para regocijarme en mi propia miseria, porque como decía Freddie Mercury, show must go on.
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En mis sueños
Fiksi RemajaMary siempre ha sido una chica soñadora y optimista. Siempre le dicen que anda en la Luna. Pero Mary Lewis es una chica curiosa, siempre quiere saber qué se esconde detrás de cada sueño que tiene. Un día en uno de esos sueños, lo encuentra: el chico...