XII

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Llego a la universidad a las 5:50, aun me cuesta creer lo que me está pasando, juro que escuche decir que me tenía que poner la inyección cada 4 meses, pero resulta que eran 3 y con suerte un poco más, Evan es el padre, estoy segura, sé que podría ser de alguien más, que el condón no es 100% seguro, pero de tantas veces que lo hice con el sin protección es imposible que él no sea el padre. 

Abre la puerta con una gran sonrisa y sube al carro. Le sonrió de vuelta y le pregunto. 

- ¿Cómo te fue? 

- Lo logré, y fui el mejor- dice sonriendo a los más que puede y con un brillo especial. 

Una lágrima rueda por mi mejilla. 

-Que pasó- pregunta cambiando su expresión a una preocupada- ¿estás bien? 

-Estoy muy orgullosa de ti, no sabes cuándo te quiero. 

Y por qué lo quiero mucho, no le haría nunca algún daño, como decirle que estoy esperando un bebé, sé que él es un gran hombre y que le gustaría hacerse cargo, pero tendríamos que enfrentar muchos prejuicios, también sería una noticia fuerte para mis padres, Evan ha luchado por hacerlos sentirse orgullosos y una noticia como está sería como un boom y todos creen que él es mi hermano de sangre así que no quiero imaginar la cantidad de críticas que dirán. 

El me abraza 

- ¿Quieres que yo conduzca? 

- Si, por favor. 

Cambiamos de asientos y suena el celular de Evan él lo saca y lo pone en el altavoz del auto. Es mi papá. 

-Hola Evan, ya me enteré, ¡felicitaciones!
-Gracias papá.
-Ahora se viene tu futuro, sabes que te quiero, ya hablamos tengo que irme. 

Corta la llamada y me pregunta. 

- ¿Vamos por pizzas?
- Mejor vamos a casa, de allí las pedimos.
- Claro- me lanza una mirada sospechosa y empieza a manejar. 

Yo finjo que me acomodo y cierro los ojos, pero no hago más que pensar en que haré. 

No puedo quedarme aquí, tengo que huir, pero no sé a dónde. No sé qué haré de mi vida, no sé qué estudiaré o si lo haré. 

Mi cabeza es un lío mañana tengo que ir de nuevo para que me hagan análisis y me digan de cuánto tiempo estoy. 

Mañana será un día estresante.

Ni bien llegamos al departamento Evan recibe muchas llamadas, de amigos, conocidos todos lo llaman para preguntarle que tal le fue y después pasan a felicitarlo.

Llamo para pedir la pizza y me dicen que en 15 minutos estará, mientras pasa el tiempo voy a mi cuarto y me baño.

Saliendo Evan sigue en el celular, pero ya con pizza frente suyo. Me acerco y tomo un pedazo y empiezo a comer. Al poco tiempo corta la llamada y prende la televisión.

-Qué te parece ver-busca en Netflix- esta, Winx, hacemos maratón y la terminamos hoy.

-Bien

Configura todo y la pone, no le presto mucha atención a la serie, todo el momento me la paso viendo como a veces él se ríe, como me abraza en el sofá, esa expresión que pone cuando no entiende algo al respecto y todo eso me lleva a una conclusión.

No puedo hacerle esto, él se merece crecer ser feliz formar una familia dentro de muchos años, ahora solo tiene que ser un adolescente, salir de fiesta, follar, pasarla bien. Yo no arruinaré su futuro, fue mi culpa no prestar atención o no contestar las innumerables veces que me llamo mi ginecóloga. Tengo que dar un paso al costado y dejar que Evan brille. 

Bajo la tormenta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora