—¡A que no te imaginas lo que pasó! —Benja acababa de llegar y se notaba que había tomado unas cervezas de más.
—¿Que te pasaste de copas? —le dije, un poco irritada. Siempre que salía solo tomaba de más y volvía en este estado.
—Nooo, bebita, no me refería a eso —Me abrazó y me dio muchos besos en la frente, en las mejillas y en los labios—. Deja volar un poco tu imaginación.
—Mmmm, te hiciste amigos en el bar. —Por alguna extraña razón, siempre terminaba hablando con alguien y haciéndose amigos.
Yo no era amante de ir a bares, no es que nunca lo hiciera, pero cuando el plan era ver un partido, prefería quedarme sola aprovechando el tiempo en otras cosas, como leer, o editar mis fotografías. A él le encantaba ir solo, porque decía que así nadie lo apuraba.
—Sí, por supuesto. Pero no es eso —Se dirigió al baño, se sacó su camiseta y la tiró al cesto de la ropa sucia-. Tú puedeees.
—Te invitaron a tomar con ellos. Eso sí que no me lo puedes negar, porque el olor te sale por los poros.
—Bueno, bueno, si quieres me baño. Pero me vas a tener que enjabonar tú porque la borrachera no me lo permite hacer bien. —Me miró con una sonrisa pícara que me encendió por dentro.
—¡Siempre queriendo sacar ventaja de cualquier situación! —Intenté sonar enojada, pero, por supuesto, fracasé.
—Si te encaaaanta pasarme la esponja por todo el cuerpo y terminar arrodillada. —Mientras hablaba, se desabrochaba el pantalón. Yo lo observaba desde el sillón que nos regaló su madre cuando nos mudamos.
—¡Benjamín! —dije, riéndome a carcajadas— No te desvíes del tema. ¿Qué más te pasó?
—Tienes que adivinar. —El ruido del agua corriendo por la canilla hacía que su voz fuera poco audible.
—¿Te invitaron a seguir bebiendo en otro lado? —Me levanté del sillón y fui hacía el baño para poder escucharlo mejor.
—Caaaasiiii, muy cerca. Me invitaron, sí, pero no a beber... —Cuando llegué al baño, ya no tenía puesto el pantalón y se estaba por sacar el bóxer. Esa imagen aceleraba mi corazón y no me dejaba pensar con claridad.
—Entonces te invitaron a un lugar, que no es a beber, pero estás aquí, así que la invitación es para otro día... mmmm, está difícil.
—Si me prometes meterte a la ducha conmigo, te lo digo —El bóxer ahora estaba colgando del dedo índice de su mano derecha y me miraba desafiante. Por supuesto, me era imposible negarme a eso—. Me invitaron a ver el próximo partido, en la cancha, en vivo y en directo, con ellos, totalmente ¡gratis!
Nunca voy a ser capaz de entender cómo es que siempre le terminan pasando cosas así. Él va caminando por la calle y se encuentra dinero, yo voy caminando por la misma calle y me caigo en un pozo. Pero su felicidad siempre me termina contagiando y por eso es que lo amo tanto.
Como me contó lo que le había pasado, tuve que ceder y ducharme con él.
ESTÁS LEYENDO
MIS DÍAS SIN TI ©
JugendliteraturCuando sufrimos una pérdida, todo parece oscuridad. La vida de Aylén se sume en una infinita depresión tras la muerte de su mejor amigo, el amor de su vida, su único sostén. Desde ese día, deberá aprender a salir adelante con su dolor. Pero no esta...