Capítulo 25

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- ¿Cómo está? – preguntó Gustabo entrando a la habitación que le habían dado a su hermano.

- Tuvieron que sedarlo – comentó Volkov viendo el angelical rostro del menor que dormía tranquilamente – estaba muy alterado cuando tuve que soltarlo para que lo revisaran – informó volteando a ver al rubio que se quedaba de pie frente a la camilla con la vista fija en el menor.

-Mi padre está en aguas internacionales – avisó soltando un suspiro – me preguntó si quería estar presente pero no quiero dejarlo solo – confesó quizás era un poco extremista pero no volvería a dejarlo solo, y solamente confiaba en un pequeño grupo de personas, que prácticamente lo conformaban su padre, su pareja y el ruso – además alguien tiene que seguir buscando a la tía Michelle – mencionó.

- A mí también me hablo Conway – admitió el mayor de ellos – pero al igual que tú no quiero alejarme de él, no me gustaría que despertará y no me viera – comentó acariciando la mano del menor que se encontraba más cercana a él – quiero que se sienta seguro –

-Gracias – al escucharlo el ruso miro confundido a Gustabo que lo miraba con gratitud – por cuidar de él –

- Y lo seguiré haciendo – admitió el hombre seguro de sus palabras – si él me lo permite – murmuró mirando nuevamente a Horacio, Gustabo sonrió ante la confesión del hombre, estaba seguro de que el inspector cumpliría con su palabra y lo cuidaría.

- Yo me tengo que ir – comentó el rubio después de permanecer en silencio durante algunos minutos – creo saber que le ocurrió a la tía Michelle – informó el de ojos azules provocando que Volkov lo mirara sorprendido – larga historia – y como si con solo esas dos palabras Volkov comprendiera todo asintió y desvió su mirada hacia su mano que seguía entrelazada con la de Horacio.

- Llámame si ocurre una emergencia – pidió el rubio y salió de la habitación después de ver asentir al ruso.

- no entiendo que es lo que me ocurre contigo – reconoció el de cabello cenizo después de unos minutos que quedaron a solas en la pequeña habitación de hospital – pero no puedo dejar de pensar en ti – admitió mientras seguía dando suaves cariños en su mano – solamente espero que me permitas estar junto a ti – el ruso suspiró pesadamente y se recargo en el sofá quedando dormido a los pocos minutos.

Al abrir los ojos lo primero que vio fue el rostro dormido del hombre que lo había salvado dos veces, en ese momento pudo admirar lo atractivo que era, su rostro mantenía una expresión tranquila, dormía en completa paz, nunca había visto a un hombre de piel tan blanca a pesar de haber tenido que convivir con tantas personas, sus pestañas pese a que no eran tan largas eran gruesas y muy llamativas, sus orejas están un poco más pegadas a su cabeza de lo normal pero eso simplemente se le hacía tierno, su cabeza era tan pequeña con respecto al resto de su cuerpo que le daba curiosidad, su nariz era respingada y muy bonita, sus labios eran finos y de un tono rosa muy suave, se veía perfecto y estaba claro que no importaba el perfil de donde lo mirará seguía luciendo exactamente igual, si ese hombre hubiera decidido ser modelo en lugar de policía, hubiera resultado ser un gran descubrimiento en el mundo de la moda.

Horacio notó como sus manos estaban entrelazadas y sintió un extraño calorcito en el pequeño, "¿Por qué se sentía de esa forma?" en ese momento no pudo evitar pensar en Gringo, en todas las promesas de salir juntos de ese infierno en el que estaban, de sus labios que eran los únicos que había querido sentir, de cómo estar junto a él se convirtió en su forma de escapar de su horrible realidad, que gracias a él pudo sobrellevar la situación de la mejor manera posible, recordó también su cara desfigurada por los golpes cuando el jefe los descubrió, sus quejidos de dolor que le causaba el simple hecho de respirar y toda la sangre esparcida por su cuerpo cuando le dieron el tiro en la cabeza y lloró, lloró por él y por Gringo, por lo culpable que se sentía por su muerte, por haber admirado de esa forma la belleza del hombre que estaba a su lado, sentía que estaba traicionando a John y deshizo el agarre entre sus manos llevándola a su pecho y llorando en silencio.

SERENDIPIA || VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora