“Que mis demonios aparezcan y se junten con los tuyos.”
BONNIEExistía un silencio tan sepulcral en la habitación que podía escuchar el goteo de las minúsculas gotas de agua que eran liberadas de la parte baja del aire acondicionado y aterrizaban todas amontonadas en un pequeño balde.
El director Richardson tenia mas de veinte minutos observándome. ¿Acaso le gustaba o que? No tengo pruebas pero tampoco dudas. Se de sobra que resulto muy atractiva y llamativa a los ojos masculinos.
No solo por mi cuerpo, que resulta curvilíneo por los constantes ejercicios. Tambien por mi piel blanca, aunque con algunas estrias por las constantes subidas y bajadas de peso que he tenido desde el inicio de mi pubertad, pero es lo que menos me acompleja. Mi cabello es tan largo y con ondas que me recuerdan a las olas del mar, con la diferencia que desde hace dos años lo llevo con reflejos morados.
Le doy una ojeada divertida al director al ver como por un momento admira mis piernas descubiertas por mi corta falda de mezclilla. Sus ojos paran rápidamente en la papelera con el rostro sonrojado. Suelto una risita picara que se muestra con cierto humor, pero la verdad es que siento algo de asco por él.
Odio y siento mucho asco a los hombres que se fijan de esa forma en unas chicas que podrían ser sus hijas o sus nietas. Es tanta la repulsión que, al tragar saliva, casi me ahogo con la goma de mascar que olvidaba y estaba en mi boca.
El director carraspea.
—¿Y bien, señorita Rox? —Pregunta escéptico con una ceja arqueada. —¿Me dirá por que le dio una cachetada a la alumna Sarah Mary Harrison?
Siento gracia al escuchar como llama a la pelirroja por su nombre completo. Sarah Mary gruñe como lo que es: una perra ardida. Yo le sonrio de la forma mas cinica y falsa que conozco, esa chica me encontró algo… Cariñosa con su noviecito, Jackson.
La arpía me llamo zorra y yo me enojé. Nadie, absolutamente nadie tiene el derecho de llamarme de forma ofensiva. No permití que siguiera con sus insultos asi que le termine dando la bofetada mas fuerte que cualquier otra persona le hubiera dado. Y carajo, la satisfacción de callarle la boca de esa forma si que fue grande y me alegró.
Sonrío ante el recuerdo y ella me mira con odio contenido. Solo es la típica niña de papi que, al ser reprendida, esta armando todo un alboroto.
El que yo le guste a Jackson no es mi problema, pero sí de ella y de él. Además, tampoco me limpiaré las manos, pasé un corto pero buen rato con él en el baño de hombres hace un rato. Pero su obsesiva novia apareció encontrándose con que la lengua de su novio la tenia en la garganta.
Suelto una carcajada por recordar su cara.
—¿Le parece gracioso, Señorita Rox? —Pregunta inquisitivo, Richardson. —Tengo la impresión de que me causara muchos problemas. Esto que hizo es digno de una expulsión.
Dice eso ultimo con desconfianza pura y me examina de pies a cabeza.
—Solo por ser su primer dia la perdonare. Pero no quiero algo mas como esto.
Asiento mirando un feo cuadro de una manzana verde colgado en la pared. Es obvio que tendré mas de una visita aquí, tengo que acostumbrarme a sus inmensos lentes redondos, su escaso cabello canoso y su gigante panza.
—¡La dejará así! —Grita histérica y con su terrible voz chillona Mary. Juro que puedo ver su vena en su frente. —¡Es una zorra!
Zorra.
Zorra…
«—¡Por favor! —Gritaba con pavor.
Mi cuerpo no paraba de temblar y el miedo era tan inmenso que me paralizaba pero tenia que seguir intentando, aunque fuera en vano tenia que hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
El Club de los Corazones Rotos
Teen FictionBienvenido/a a mi club. Aquí podrás abrir tu corazón sin vergüenza alguna, sin temores o preocupaciones. Contarás con personas iguales a ti, personas que fueron heridas tanto a nivel romántico como familiar. El fin de crear este club es lograr forma...