Capítulo 10

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"Quizás no estamos para el amor, solo para aprender de él. "

HERMANO WEST

«—Respira —Mi voz sonaba ahogada. Las lágrimas sumando el inmenso dolor en mi pecho no me dejaban en paz volviéndose una sensación agonizante. —Solo respira, por favor. No me dejes… No me dejes… Juntos por siempre ¿Lo recuerdas?

Pero era nulo. Por más que le hablaba era como si no me escuchase, sus ojos denotaban pánico total. Su mirada estaba perdida en algún punto de la habitación y hasta lucia un dejo de paranoia.

Con su respiración errática, llevò una mano a su pecho dándose golpes constantemente y soltando balbuceos:

—No puedo respirar. No pu-puedo re-respirar. Ayuda-me.

¿Qué hago? Demonios ¿Qué hago? Ahora era yo quien sentía como el pánico y la desesperación abarcaba mi cuerpo de manera inminente. No sé qué hacer, como actuar… No sé nada.

Su tan sola imagen me causaba pavo y ganas de salir corriendo. Quería llorar, todos mis deseos por gritar los tenia retenidos en mi garganta que casi puedo jurar, terminaría ahogándome con ellos.

¿Qué hago?

Me levanté del suelo y por unos segundos me desorienté. Caminé en dirección a la puerta pero de un momento a otro esta se abre y termino de vuelta al suelo. El impacto fue tan fuerte que hasta perdi la visión por unos segundos. Luego me levante forzadamente y al hacerlo noté que estaba solo.

Ya no estaban, no había nadie. Ni quien abrió la puerta asi como también faltaba la presencia de la única persona que me importaba desde hace ya un año.

He quedado solo. Completamente solo.»

De un brinco termino sentado en la inmensa cama. Mi respiración estaba acelerada, frenetica, podía sentir las gotas de sudor sobre mi frente. Mis manos arrugaban fuertemente las sabanas grises y por unos segundos me sentí perdido.

Mi cuerpo temblaba ligeramente y sentía cierto escalofrio recorrerme como un torrente helado.

Otra vez. Había pasado ya mucho tiempo desde la ultima vez que pase por esto.

—¿Otra pesadilla, hermano? —Miro hacia la puerta de mi habitación. Que es de donde provenía su voz, a pesar de estar aun entre la oscuridad sabia quién era.

Las luces se encienden y maldigo al mundo. Carajo, sabe perfectamente que odio que haga sea mierda, asi como sabe que odio la claridad. Es ironico, porque en ocasiones siento algo de temor a la oscuridad.

Parpadeo y al recuperar la visión mi hermano ya esta sentado en la orilla de la cama mirándome con fijación.

Sus ojos me escudriñan como si quisiera averiguar que es lo que me atormenta o que es lo que estoy pensando.

—No te hagas el pensativo. Ya sabes lo que me ha pasado y también la razón.

—¿Fue ella? —Ignora completamente lo que dije sin dejar de mirarme con intensidad.

—Pedazo de imbécil.

Este ríe como si hubiese dicho el mejor chiste del mundo y eso solo me enoja. Luego sus ojos vuelven a parar en mi y ya no hay risas, ahora solo me observa de esa forma que ya conozco.

—Lo siento. —Puedo ver como sus ojos adquieren cierta tristeza y dolor. Como si quisiera ayudarme. Como si con tan solo mirarme me estuviera pidiendo disculpas.

El Club de los Corazones Rotos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora