El collar carmesí

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"No importa cuán grande sea tu cuerpo, el collar siempre será pequeño"
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Tras la ceremonia de premiación del club de periodismo se reanudaron las actividades de los clubes

Camila fue inquieta a su clase de danza

Sí bailaba, y bailaba muy bien

Su clase era uno de los únicos lugares donde podía respirar tranquila lejos de sus diabólicas amigas y ser ella misma

Mientras movía su cuerpo agraciadamente no se podía quitar la imagen de la chica a la que había menospreciado y humillado por tanto tiempo había cambiado tanto

Siempre le habían hecho creer que Elisa era de algún modo "malvada" y lo que hacían era enseñarle a no hacer "cosas malas" en la prepa

Aunque ella jamás la había visto hacer algo malo

El pensamiento que más rondaba en su confundida cabeza era que tal vez estaba equivocada

Lo que más quería era encontrar la respuesta

Ella hacía estas cosas para tener el "cariño" de sus amigas

Aceptación y amor era lo que más ansiaba su corazón

Y pensaba que si Elisa lo pudo conseguir gracias a David ella también podría

Además era su oportunidad para acercarse a él

Su actitud dulce y animada la habían cautivado desde el primer día

Por otro lado Carla se había enamorado del físico del chico, todo lo demás no le importaba

Al saber que ella y su amiga estaban interesadas en la misma persona trató de sacarlo de su cabeza, pero no pudo

Con tantos pensamientos en la cabeza y el corazón revuelto salió de regreso a su casa a eso de las 6 de la tarde

En su camino a casa vió a un anciano semicalvo y jorobado en la entrada de un callejón

-Jovencita ayúdame por favor! Se me han caído las manzanas en el callejón y me duele la espalda- le pidió

Ella aceptó y se dirigió al lugar indicado

Cuando entró al callejón el anciano no estaba, en su lugar había una sombra alta parada de espaldas a ella

-Disculpe.. ha visto a un señor por aquí?- preguntó

La gran figura se dió la vuelta

Era el mismo hombre larguirucho que alguna vez le dió el parásito demoniaco a Roberto vestido de un traje negro con detalles rojos y guantes del mismo color

-No, la verdad que no- dijo mirándola con deseo mordiendo una manzana

Ella se quedó helada unos segundos y se dispuso a irse

-Oh que pena, entonces ya me voy...- dijo dando media vuelta

En eso el hombre apareció delante de ella

-Espera! Aún no hemos terminado- decía con una voz suave, pero maliciosa y juguetona
-S-señor ya me quiero ir a mi casa- dijo con la voz temblorosa retrocediendo
-A casa? Donde tu madre te pega?-

Camila dejó de moverse

El demonio sabía que había dado en el clavo, se le notaba en la sonrisa macabra que mostraba

-O tal vez quieras ir con David? Que seguro se está revolcando ahora mismo con esa niña.... Cómo se llamaba? Ah sí, ELISA-
-Cállate..... Él no es así....- decía en voz baja
-Tranquila! Todo en la vida tiene solución! Y yo te traigo la tuya- dijo sacando algo de su bolsillo
-No... Yo no...- respondió asustada

Hola soy la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora