¿Error?

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Seis

Los podridos habían entrado. Uno estaba a punto de morder a Sofi y otro estaba a punto de morder a Julia.

    - Alejandro, toma mi arma.

     -¿Tienes una?

     - Solo coje la maldita arma.

¿Cual flecha disparé primero? Obviamente mate al podrido cerca de Sofi. Cuando me volví el podrido ya había mordido a Julia.

Alejandro esta quieto como estatua apuntando mi revólver sin disparar.

     - ¡Julia!- gritó.

     - Lucy.... dispara... me- susurró Julia.

     - ¡¿Que dices?! ¡No!- clamó Alejandro.

     - No quiero... ser como... ellos. Lucy por favor.

Le quité el arma de las manos, le quite el seguro y apunté.

      - Cierra la puerta, Alejandro.

No protestó. Fue y la cerró.

Me sudaban las manos, no quería hacerlo. Una lágrima se deslizaba por mi mejilla. El pelo negro de Julia estaba con sangre. Su sangre. Respiré profundo y jale el gatillo.

Nunca había disparado. Le di a la cabeza. Luego me dolió el brazo.

Tenía su sangre en mis manos y no me sentía muy bien de haberlo hecho.

                   ************

Alejandro no volvió a ser el mismo desde entonces.

No me hablaba. Me miraba como si yo hubiera matado a su hermana. Me sentía muy culpable.

Enterramos a Julia en el patio de la casa. Sofia lloraba y me decía:

        - Mamá y Papá terminaron así. ¿Verdad?

        - No lo sé, cariño. Esperemos que no.

La abracé. Supongo que me estaba convirtiendo en Mamá. De verdad la extraño. Extraño que me grité y me regañe. También que me dé sus cálidos abrazos. Daría lo que fuera por oler su perfume de nuevo. Jamás sería como ella.

Me sorprendí cuando  vi  que me corrían las lágrimas.  Por primera vez dejé de hacerme la fuerte y lloré por mis padres. Lloré por la vida que perdí.

Perdí mi adolescencia. Se supone que ha esa edad no debemos hacer mucho. Solo ir al colegio y ayudar un poco en la casa. Solo preocuparte por ti mismo. Pero en el momento no lo supe valorar.

Como todo, valoras lo que tienes hasta que lo pierdes.

Sofi se quedó dormida. Alejandro miraba por la ventana la tumba de su hermana.

       - Lo siento- dije.

       - Todo esto es tu culpa.

       - ¿Disculpa?

       - Si le hubieras disparado la flecha primero, ella estaría viva.

      - Y mi hermana muerta. Sino te hubieras quedado como imbécil ella estaría viva. Las dos.

    - ¡Callate fue tu error!

    - ¡¿Mi error?! Me voy patán. Sofi y yo nos vamos. Hasta nunca.

    - No te vayas.

Estaba muy enfadada. Estaba decidida, me iba.  Iba a empacar las maletas.

    - No te vayas- repitió.

Me tomó de las manos. Y me vio a los ojos. Ha esos hermosos ojos verdes.

    - No te puedes ir Lucy, porque estoy enamorado de ti.

Me quedé quieta. Él se inclinó y me besó.

La Vida de Lucy #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora