Treinta y cinco
El funeral de mi madre fue como el de una heroína. Lo que merecía.
Tome el puesto de mi madre. Me convertí en la nueva jefa de Terranova.
- Mamá es muy buena - dijo Sofi.
- Lo era nena, lo era.
Porque en eso nos convertimos: en un verbo pasado.
Personas de diferentes partes del país y aunque no lo crean, del mundo, venían a por la cura. El rumor de que la cura existía se extendió.
Había gente de New York, Carolina del Norte y Sur, Chicago, Seattle, hasta de México y Canadá. Todas las comunidades nos unimos y formamos una sola. Una sola llamada A.T.S.
La gente venía, se vacunaban y luego traían más gente a vacunarse.
El mundo volvía a tener forma. Pero nosotros no éramos los mismos.
Carl ni Sofi podrían juntarse con niños de su edad que no hubieran pasado por esto. Ellos tenían una mente distinta, con planteamientos distintos.
Vivía con Carol, Maggie y Sofi. Carol cuidaba de Sofi mientras yo no estaba. Para ella Carol era su madre.
Un día vi a Carl en el vecindario.
- Hola- dije.
- Hola, Lucy. Me gusta el nombre de la cura.
- Caroline.
- Sí. Me gusta, y bueno no puedo esperar a que publiques tú historia. Ya soy un humano del futuro. ¿No crees?
Era cierto, debía publicar el libro.
Todos los cuadernos con los que cargué todo este tiempo iban a ser leídos por personas que ni siquiera conoceré. Que tal vez nunca tuvieron que pasar por esto.
Ahora yo también era parte de los humanos del futuro. Había sobrevivido.
Transcribir los cuadernos fue una tortura. Recordar cada momento... Luego de tres semanas de poner y quitar palabras, se lo di a Rick.
Inmediatamente lo publicó. Finalmente era "una escritora". Pero lo que no sabía era que ya lo era. Desde el momento en que empecé a escribir lo era. No necesitaba publicar para serlo.
En las escuelas era obligatorio leerlo. La gente me conocía por ser la primera prueba de la cura y por el libro. Pero yo quería desaparecer, no quería fama. Quería ser una leyenda urbana.
Todas las noches tenía pesadillas. Nuestra mente era como si estuviera dañada.
Mis días se volvieron una rutina.
Desde la mañana al medio día estaba en conferencia con la gente que venía por la cura. Yo era la prueba viviente de que funcionará.
Rick había dicho que querían que yo fuera la jefa de la gran comunidad. Pero me negué. Quería estar al margen, porque yo sabía que no todos se iban a conformar con que nosotros tuviéramos el poder absoluto en la cura.
Yo quería irme lejos.
Luego pasaba la mitad de la tarde con Sofi. Le contaba historias de mamá y papá, de el antiguo mundo. Ahora todo aquello parecían cuentos fantásticos.
Cuando se dormía me iba a hablar con Maggie y Carol. Ellas me agradaban.
A la hora donde casi se terminaba la tarde me llevaba libros, comida y mi arco. Me ponía ropa cómoda y grande. Me iba a ver a David.
Cada vez que lo veía tenía menos máquinas.
- Hey, extraño hablar contigo. La cura se llama como mamá. Hoy Ana quedó como la jefa de toda la comunidad. Lo hará bien. No es lo mismo sin ti. Recuperate. Te amo.
Me acercaba a su mejilla y lo besaba.
- Lo siento- dije haciendo lo mismo que él hizo por mí cuando yo estuve en coma.
Ya el atardecer se sentía y como siempre Daryl me esperaba fuera del hospital con su motocicleta.
- Hora de la diversión, nena- me decía.
Nos íbamos lejos. Lejos de la alambrada de la gran comunidad.
Hablamos de muchas cosas.
Me ponía a leer y él a cantar. Luego matabamos caminantes y volvíamos a casa.
Y asi fueron mis días por un gran tiempo. Hasta que un día él susurró:
- Lucy
ESTÁS LEYENDO
La Vida de Lucy #Wattys2016
Hayran KurguCon Lucy emprenderemos una vida fuera de lo ordinario. Su mundo es diferente ahora. El apocalipsis la ha sorprendido sin sus padres. Todo muere y vuelve de una manera horrible. Lucy se queda sola con su hermana menor en un mundo donde lo mejor es...