Hasta el fin del mundo

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Diecinueve

David me abrazaba constantemente. Trataba de que olvidará la tristeza de pensar en mi padre. La cosa estaba peor.

Sentía que me perdía, Rosita y Tara no me quitaban los ojos de encima. Me miraban como si me fuera a suicidar. Pero, tienen sus argumentos.

No había salido en mucho tiempo y no había querido escribir, tal vez por eso me estaba volviendo loca.

Sofi y escribir eran las cosas que me mantenían cuerda.

     - Vamos a salir- dijo Rick.

No contesté, estaba pérdida en mis pensamientos.

    - Tienes que salir, es una orden.

Caminé con ellos. Daryl estaba detrás mio, estaba cuidandome.

Llegamos a la casa.

     - Debe ser una broma- dijo Daryl.

     - Michonne y Carl quedense afuera vigilando. Daryl y Lucy vengan conmigo.

    - ¿Estas jugando?- le "susurró" Carl a su padre- Lucy no puede entrar.

   - Necesitamos que despierte- dijo Rick.

Entramos a la casa y vi un gran espejo en la sala. No me había mirado en un espejo hace mucho. Mi cara estaba reseca, como mis manos. Mi pelo estaba tan largo que me llegaba a la mitad de la espalda. Enmarañado en mis desastrosos colochos. Mi pelo es lacio al principio y al final cae en mis puntas una selva salvaje de colochos.

Mis ojos oscuros se veían apagados. Me levante la camisa y me toque la cicatriz de la flecha de David.

       - Vaya marca te deje.

Me sorprendí al escuchar la voz de David.

      - ¿Es eso un tatuaje? - dijo señalando mi espalda baja.

     - Sí, me lo hice cuando tenía dieciséis. Clandestinamente, por supuesto.

    - ¿Por qué?

    - Mi hermano mayor se mató en un accidente de moto. Me hice su señal. Son las mismas alas que las de la chaqueta de tu tío. Antonio tenía el mismo carácter que Daryl. Los dos eran motociclistas.

    - Es cierto, son las alas de Daryl las que tienes tatuadas. Lamento lo de tu hermano.

   - Ya no importa. Fue hace mucho tiempo, bueno con toda esta mierda parecen siglos.

No se lo había contado a nadie del grupo. Él era el primero.

      - Supongo que mi flechazo de cupido dolió más de lo que debería.

Me reí, no lo había pensado así. Mis lágrimas empezaron a correr de nuevo, como una maldita competencia.

Me abrazó y me limpió las lágrimas. Me sentía tan pequeña en sus brazos. Me sentía protegida. Su pelo estaba hecho un desastre pero lo amaba así.

    - Te rodeo la espalda solo con un brazo. ¿Tan pequeña eres mi princesa?

    - No digas idioteses. Soy alta, no es mi culpa que seas más grande que yo.

   - Lucy te amo.

   - Shh no lo digas.

   - Tenemos que irnos- dijo Daryl.

   - ¿Vamos?-dije.

   - Hasta el fin del mundo me dijo el tontito.

........

Queríaavisarlesquepróximamente, obviosiustedesquieren, pondrélos dibujosdeLucyyDavid. Ponganenloscomentariossuopinión.

Selesagradeceunmontónelapoyo. TQM.

La Vida de Lucy #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora