epílogo

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Era extraño volver a estar cara a cara. Ella veía sus ojos azules que sus había vuelto aún más hermosos y él observaba su cabello que ahora llevaba ondulado. Dieciséis meses, para ser exactos. Dieciséis meses de silencio entre ellos, de llevar una relación muerta.

O quizás no tanto. Luke y Stella eran ya aspirantes a universitarios. El primero había regresado a Sydney, dispuesto a estudiar música y a llevar la guitarra y su voz a donde fuera que él deseara. Stella se quedaría en aquella ciudad también y estudiaría idiomas.

—Hola.— Dijo ella, siempre valiente y dando el primer paso al que los otros temían. Luke seguía en una especie de trance.— Pensé que habías madurado un poco. — Se burló Stella, algo confundida por la aparición repentina del rubio y sus inexistentes palabras hasta el momento.

—Y yo pensé que habías dejado de ser tan rencorosa. — Vale, aquél reencuentro no estaba yendo como ellos lo esperaban. Luego del comentario del australiano, el silencio volvió al espacio. Segundos después, ambos empezaron a reír.

— Somos un par de ridículos. — Concluyó la castaña, abrazándolo. Él había crecido algunos centímetros, pero Stella seguía del mismo tamaño. Sus brazos entrelazaron sus cuerpos y se acercaron.

La chica no pudo evitar sonreír. Luke tampoco pudo. Las mentes de ambos se habían esforzado tanto en el último tiempo de olvidar al otro, que verlo y sentirlo de nuevo era una sensación casi irreal.

—¿Quieres ir a tomar algo?— Preguntó Luke, ansioso de saber qué era de la vida de su ex-compañera.

—Claro, vamos.— Dijo ella, consumida por los mismos deseos del rubio. Salieron del local de libros y se dirigieron a la primera cafetería que vieron. Luke ordenó un café con leche y Stella un jugo de mora. Luego se sentaron en una mesa.— ¿Qué tal Europa?— Cuestionó emocionada la castaña, que nunca había ido a aquél continente.

—Es precioso. Deberías ir algún día...— Luke no sabía que más debía decir. ¿Mencionarle como eran las tiendas? ¿Las personas? ¿Lo difícil del idioma? Stella pareció satisfecha con la información, porque asintió con la cabeza. —¿Y tú?— Preguntó esta vez el chico, sin saber muy bien qué debía esperar.

—Pues, terminé la escuela, me metí en clases de dibujo...— Hizo una pausa, sin saber qué decirle.— Y, tengo novio. Su nombre es Carter.

Luke sintió su estómago revolverse. Quizás, por un momento, él había pensado que al volver a Sydney, Stella lo querría. Era un pensamiento algo infantil y poco probable, pero inevitable también. A decir verdad, él no había ni siquiera considerado la posibilidad de Stella teniendo una pareja.

—¿Cuánto llevan?

—Casi seis meses.— La castaña estaba evitando sonreír demasiado; ya que no sabía si Luke seguía sintiendo lo mismo por ella. Y lo que más le daba miedo, es que ni la misma Stella estaba segura de sus sentimientos hacia el chico de la cicatriz en la sien y ojos azules como el cielo en enero. De todas maneras, aunque sus facciones no eran totalmente claras, el brillo en sus ojos al decir el período de tiempo era imposible de ocultar. Y Luke lo notó con demasiada facilidad.

Stella rompió el contacto visual dándole un sorbo a su jugo. El ambiente no era incómodo, pero tampoco era ameno. Después de tanto tiempo sin hablar; a pesar de que tenían miles de temas de  los cuales conversar, todo parecía forzado.

(...)

Y volvió a pasar más tiempo aún. Luke y Stella recuperaron la extraña amistad que en algún momento habían tenido. Estaban en la misma universidad pero sus carreras eran totalmente diferentes. Tenían grupos con amigos en común. Salían a comer juntos; iban al cine. A mediados de julio, en plenas vacaciones de verano, la castaña llegó corriendo y llorando a los brazos de Luke; porque Carter y ella habían terminado. El rubio esbozó una sonrisa sin que la chica lo viera pero inmediatamente se sintió culpable.

Nunca volvieron a hablar del romance inconcluso que habían compartido. La atracción bajó y disminuyó; como cualquier cosa por el pasar del tiempo. Luke encontró pareja igualmente, y estuvo con ella año y medio, antes de que la chica se mudase a otra ciudad. Más de una vez se consolaron uno al otro cuando lo necesitaban y veían series juntos. Comían pizza a las dos de la mañana. Stella escuchaba las canciones que Luke escribía y le daba su opinión. Luke le pedía a Stella que le hablara en diferentes idiomas, aunque él no entendiese nada. Luego se graduaron. Y crecieron. Y todo continuó como siempre había estado.

A veces no se necesitan besos, abrazos constantes o sexo para llevar una relación perfecta, ¿sabes por qué? Porque justamente los vínculos más duraderos son los de los amigos.

n/a: fiNNNNNNN

okay el final fue caca :c

y todos aquellos que shippeaban stuke, o lella, lo siento muAJAJAJAJAJAJaj porque no; no terminan juntos. en un rato subiré una nota de autora laaarga bc es lo que acostumbro a hacer y tengo muchAS COSAS QUE AGRADECERLES. (sería super lindo que la leyeran)

si tienen alguna pregunta de la historia, porque algo no quedó claro o idk, díganlo en los comentarios :)

también adorARÍA que me dieran su opinión de la historia en general, bc signifca mucho de verdad

las amo, nos vemos en la nota de autora

treehouse ; lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora