Llegue a un acantilado, ya no había más camino, pero había… Parecía una bandeja enorme en donde había un mirador, subí. Desde aquí podía ver el palacio de las tazas, donde reinaba la hora del té, y de morir. Gobernado por el sombrerero loco, y su fiel compañero, la liebre de Marzo. Y el ratoncito Dorado.
Ahora eran: El sombrerero maniático, la liebre de la muerte, y el ratoncito de las tinieblas doradas, o seguro tenían nombres idénticos y maniáticos como su misma mierda.
Debo entrar ahí, pero no sé cómo.
Y me acorde. Los morritos, podía oír un zumbido idéntico. Lo seguí. Provenía de la parte más alta del mirador, donde había una cuerda casi transparente.
¿Qué se suponía que hiciera?, ¿cómo paso por allí?
Claro, ruido. El morrito podría ayudarme en algo para pasar del bosque al palacio, o eso me habia dicho la Duquesa. Había un gran espacio vacío entre el Teeritorio del sombrerero y el bosque. Necesitaba volar o algo así para cruzarlo, o un transporte; a través de una cuerda.
Dispare al morrito, este al estornudar se dio contra una palanca que estaba muy alta, sobre la montaña que nos rodeaba. Y luego, unos ruidos extraños y mecánicos empezaron a sonar. Y una enorme tetera se acercó desde el palacio y llego por la cuerda hasta el mirador.
Me subí por una puerta lateral. Había un montón de botones y palanca. Movió la que parecía más grande y la puerta se cerró, y por ultimo un botón verde. Pero solo se prendió una luz, así que presione el azul y comenzó a dirigirse al palacio.
Por las ventanas podía ver el palacio del té. Estaba un poco cambiado, más oscuro, más triste.
Allí adentro escuche un ruido y volteé. El estúpido gato con los dientes sangrientos y sonrientes apareció sentado atrás mío.
- El territorio del sombrerero, ‘’casi’’ como lo recordaba. – Dije para que me escuchara.
- Las apariencias, como muy bien sabes, pueden ser engañosas, Alicia. Han cambiado muchas cosas desde tu última visita. – Dijo como un sabelotodo.
-El Dr. Robinson, asegura que el cambio es constructivo. – Contradije. – Que lo diferente es bueno. – Aclare.
- Lo diferente no es ni bueno ni malo, simplemente no es lo mismo. – Sonrió más aun, no sabía que era posible. – Encuentra al sombrerero, Alicia. Él sabe más acerca lo diferente, que tú. – Susurro último, con un aire que me dio escalofríos.
- ¿Pero sabe más sobre la diferencia entre lo bueno y lo malo? – Pregunte retóricamente.
Y de pronto hubo como turbulencia, las estúpidas pernólulas nos estaban golpeando.
El gato volteo y muy tranquilo les dio una rápida mirada para volver a hablarme.
- ¿Ya haciendo amigos, Alicia? A veces sos muy letal, y estas más confusa que nunca.
- Hasta ahora me las arregle muy bien sin ti, Gato. – Escupí la última palabra. - Vuové a esa casucha a la que le llamás ´´Hogar´´. Te voy a llamar si necesito tu inútil ayuda.
- Predeciblemente imprudente. No es cuestión de Sí, Alicia, se trata de Cuando. Bien, - dijo dando fin a la conversación, listo para irse, o huir mejor dicho. – Agarraté fuerte. – Aquellas Pernolulas nos seguían atacando y a medida que íbamos llegando la tetera se movía aún más el más, la turbulencia era mucho, no sabia si duraria hasta llegar. Aunque no quedaba mucho trayecto. – Y como suelen decir; cierra el pico. – Dijo mientras desaparecía.
- Muy típico. – Me burle irónica.
Y al llegar, la tetera en la que iba choco contra un muro, tirándolo. Pero rompiéndose y cayendo se en pedazos también la tetera. Conmigo adentro.
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Alice Madness Returns
FanfictionTodo empieza cuando te subes al tren del trastorno y tu pasaje es un saco de fuerza. Próxima estación: Locura extrema. Mi nombre es Alicia, y me he perdido en el país de las pesadillas. Tengo que ayudarlo, o alguien tiene que ayudarme a mí. El que...