Capítulo 1: Sueños

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Era un niño, un chico pequeño con sed de poder, con miedo a desaparecer. Porque, no era un niño, era, era. Era aquello que no recordamos al despertar, aquello que lleva nuestra imaginación al extremo, incluso a veces... a la locura. Este niño era, es…

Un sueño.

Si, un pequeño sueño con forma de niño, un niño de cabellos muy oscuros, casi negro. Con una tez blanca, pálida. La tez de un muerto.

El sueño no quería ser olvidado, no quería desaparecer. Además, por supuesto, quería ser el mejor, el más divertido. Aquel sueño que desease cualquier niño.

Pero el miedo lo cargaba, no quería desaparecer o dejar de importar. Pero para eso necesitaba una idea.

Cuando veas la luz

Horro te encontraras

Y no habrá salida del lugar

Lo sabes

El pánico no te salvara

Y te morirás

Yo ya no te voy a ayudar

Pa-ni-co

Correr como quiera

Te atraparan

Desde el principio termina mal

 

Eso cantaba el niño de mis sueños, lo sé, da miedo. Aunque dice que los niños son tiernos, no mucho ya. Mi sueño consistía en un niño corriendo en un salón lleno de juguetes rotos y manchados con sangre. Todo horrendo y doloroso, y aunque el niño daba aún más miedo; tenía una tez tan pálida. Juraría que estaba muerto. Vestía un camisón blanco que le quedaba una poco grande.

-¿Por qué haces esto?- Me pregunto con una escalofriante voz.

-¿Qué? ¡Yo no hice nada!- Me negué rotundamente confundida.

-Alicia, esto eres tú. Estamos en tu cabeza, tu eres la causa de tus problemas.- Explico. Esa cosa, sabia mi nombre…

-Claro que se te nombre idiota, estamos en tu cabeza, ¿Qué no entiendes?- Dijo… alguien. No fue el niño, el había desaparecido.

-Soy yo, aquí abajo.- Me llamo, me agache y lo vi, un muñeco. Le faltaba un ojo y un brazo.

La imagen se fue alejando, como si me atrajeran para atrás, y todo era muy pequeño

-¡Alicia, ayúdanos, si no, desapareceremos, no seremos nadaaa!- grito antes de desaparecer.

-No, no.- Comencé a gritar desesperada.- No puedo ayudarte, lo siento.- Comencé a disculparme y un dolor desgarrador invadió mi mente.

-Alicia, Alicia, por favor…

Y desperté.

-Alicia, Alicia, por favor… Despierta. ¡Es muy tarde!- Grito alguien.- Por favor, ya no tengo tiempo, seguiremos luego, pero Alicia, despierta.

-¡Conejo!- Grite al reconocerlo.

-No Alicia, soy el Dr. Robinson. Despierta de una buena vez, la sección termino, ya no tengo tiempo, seguiremos mañana.- dijo mientras comenzaba a abrir mis ojos. Despacio acabe de abrirlos y reconocí al Dr. Robinson y me di cuenta de lo tarde que era, ya habían pasado dos horas desde que comenzó la sección.

-Lo siento, no sé qué paso.- Me disculpe.

-Lo se, yo si se que paso, entraste en un trance, antes de olvidar tienes que recordar, encontrar. Déjate llevar y luego olvida aquello que desees. Recuerda Alicia, la memoria pude ser una maldición, mas que una bendición.

-Lo se, Dr. ¿Por qué siento este dolor desgarrador en el pecho y la cabeza? Además, mis sueños se rompen, como si se mancharan.- Le explico levantándome.

-Seguiremos mañana, por ahora solo te puedo decir que tienes dos opciones, arreglar tu cabeza o simplemente olvidar, pero para ambas cosas debes encontrar todas las llaves que te guíen hacia la verdad, así lograras olvidar sin dañarte de por vida la cabeza. – Me explico, y me abrió la puerta.

Allí esperaba John, otro niño del orfanato con serios problemas, su padre había muerto en la orca por matar a su madre, que corría el rumor de que ella lo golpeaba y abusaba de el, además era claramente una drogadicta, andaba con todos los tipos del pueblo,  y con esos ojos rojos y llorosos de estar drogada hasta las cejas.

Esa familia era un verdadero caso perdido, igual que yo, claro.

-Alicia, es mi turno de olvidar, hace hora y media que estoy esperando aquí afuera. – Se quejó John.

-Lo siento, me quede dormida.- Explique, y salí del consultorio de Dr. Robinson. 

-Por cierto Alicia, mañana a las 5, y ve a busca a Lilit, tiene tus medicamentos.- Me grito desde la puerta mientras me alejaba.

Alice Madness ReturnsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora