En noviembre, Fluke ganó el campeonato nacional de cross y aquel mismo mes los cazadores abatieron a tiros al primero de mis pájaros.
Earth y yo estábamos una noche sentados frente a la chimenea de mi salón, cuando él me anunció que dejaba el atletismo durante un tiempo.
—Ya no puedo soportar más estos abusos.
Ya ni siquiera disfruto corriendo, se ha convertido en un suplicio.
Todo esto no es deporte, es política.
Mientras estaba allí sentado, contemplando los reflejos de las llamas en su enmarañada melenab y en su chaqueta de pana, me invadió una gran tristeza. Él estaba encorvado y contemplaba el fuego con su expresiva aunque ahora ausente mirada.
—Tengo que alejarme de todo esto durante un tiempo para reflexionar — dijo—.
Mi familia ha sido muy comprensiva, así que cuando termine el semestre me iré a casa y me quedaré un tiempo con ellos.
Guardó silencio.
Abría y cerraba los dedos de las manos, y luego me miró.
—Me siento muy culpable por todo el tiempo, el esfuerzo y el dinero que todos han invertido en mí —dijo—.
Especialmente tú.
Tengo la sensación de que te he fallado—negué con la cabeza —.
Evidentemente, no estoy lo bastante en forma como para pensar en los Juegos Olímpicos —añadió en voz baja.
—Los Juegos Olímpicos no son tan importantes —dije—.
Preferiría verte correr tres kilómetros al día, si con eso fueras más feliz.
Su mirada regresó al fuego y dejó caer la mano para acariciar la cabeza de mi perro, que se había apoyado pacíficamente en su pierna.
—Y toda esta historia se ha interpuesto entre Kao y yo.
Estoy muy confundido, ya no sé lo que pienso.
Recuerdo lo sencillo que parecía todo cuando lo conocí, pero aquella sensación ya ha desaparecido.
Evidentemente, todavía siento algo por él, porque, cuando discutimos, a veces creo que me voy a morir.
Le hago daño deliberadamente y luego, cuando él empieza a sangrar, sólo pienso en curarlo.
Es curioso que Kao sea tan vulnerable…
Parece siempre un tipo tan duro…
—Sólo es vulnerable con la gente que le importa —dije.
—Puede que sea eso —dijo Earth.
—Bueno, sabes que siempre estaré aquí si me necesitas —me ofrecí—.
Para lo que sea.
—¡Quién sabe! —dijo Earth—.
Tal vez vuelva para los próximos Juegos Olímpicos, con una actitud nueva… — sonrió levemente—. En realidad, no voy a dejar el atletismo del todo. Si lo hago, engordaré diez kilos.
Sólo abandono la competición.
Correré diez o doce kilómetros al día y tal vez así consiga volver a disfrutar.
Seguí allí sentado, observando a Earth y pensando en cómo lo habían conseguido.
No habían tenido que recurrir al reglamento para atacarle: sólo habían tenido que recurrir al terrorismo psicológico.
ESTÁS LEYENDO
El corredor de fondo (adaptación OhmFluke) -Libro 1-
RomanceEsta es una historia adaptada del libro de Patricia Nell Warren "El corredor de fondo". Un amor que florecerá en una época dónde las relaciones homosexuales son penadas y vistas como lo peor que existe, un amor que florecerá en un ambiente hostil pe...