~El príncipe y el plebeyo~

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(Narradora)

El escenario de nuestra historia es el antiguo Egipto, cuando las pirámides aún eran jóvenes, en la gran ciudad de Menfis ha caído la noche, y la hermosa luna llena ilumina el cielo, todos se encuentran en sus casas sumidos en un profundo sueño.

Entre las calles y callejones de la ciudad, una mujer corre entre las sombras, tras ella va un hombre empuñando una espada.

La muerte asecha en la oscuridad, la mujer escondida entre las paredes y las esquinas de las casas ha conseguido escapar de la vista de aquel hombre que la sigue logrando llegar a la orilla del Río Nilo, sabiendo que será imposible cruzarlo, se adentra en éste y coloca una canasta sobre sus aguas.

Está es arrastrada por la corriente mientras el río se torna color carmín..
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Al día siguiente, durante el medio día toda la ciudad se encuentra reunida a las afueras del palacio en espera de sus Faraones.

Al balcón real se acercan Baal, Faraón de Egipto quién es amado por toda su gente, y Bastet, la Reina de Egipto y esposa del Faraón.

Bastet le entrega al Faraón un pequeño envuelto en mantas, la gente comienza a murmurar mientras el Faraón sonríe.

-Pueblo de Egipto, después de mucho tiempo de espera, finalmente sucedió, Ra bendijo a nuestro Reino con el heredero de mi trono que algún día guiara a todas las nuevas generaciones hacia la prosperidad, presento ante ustedes, a mi hijo, Él Príncipe Atsu-

Exclamó el Faraón mostrando ante todos, a un pequeño de Tez morena, ojos color esmeralda y cabello tricolor, la alegría de la gente era inmensa.

Exclamó el Faraón mostrando ante todos, a un pequeño de Tez morena, ojos color esmeralda y cabello tricolor, la alegría de la gente era inmensa

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Mientras en Menfis celebraban el nacimiento del príncipe, al otro lado de Egipto, en medio del desierto en una pequeña villa.

Se encuentran, una hermosa mujer de cabello largo y oscuro, piel canela y ojos claros y su esposo, un hombre fornido de cabellos y ojos oscuros, ellos son Isis y Hassan, un matrimonio feliz.

Mientras Hassan se encontraba pescando en el río su esposa buscaba algunas flores en la orilla para decorar su casa, pero algo llama su atención.

Un llanto se escucha muy cerca de dónde ella está, llena de curiosidad sigue aquel sonido hasta su origen, una pequeña canasta atascada entre el barro y las ramas en la orilla del río.

El sonido se hace aún más intenso, con dificultad logra tomar la canasta y sacarla de la orilla, al abrirla su rostro se llenó de asombro, en su interior había un pequeño bebé envuelto en mantas.

Tomo entre sus brazos al infante y se acercó a dónde se encontraba su esposo, esté se sorprendió por lo que Isis acunaba con tanto cariño y cuidado.

-¿Isis que..?- Hassan estaba tan sorprendido que no sabía que decir
-Estaba en el río, es tan pequeño- respondió su esposa para después comenzar a caminar hacia su hogar
-Espera, ¿qué planeas hacer?- preguntó Hassan mientras la tomaba por los hombros
-No lo voy a abandonar- respondió Isis con firmeza en sus palabras
-Pero no sabemos nada del él- dijo su esposo

Isis dirigió su mirada al niño, se perdió en aquellos ojos amatistas de los cuales brotaban pequeñas lágrimas.

-Yami, su nombre será Yami- dijo con una sonrisa mientras Hassan solo suspiró

Y así comenzó la historia de Yami, aldeano de una pequeña villa y Atsu, príncipe de Egipto

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Y así comenzó la historia de Yami, aldeano de una pequeña villa y Atsu, príncipe de Egipto

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(Narradora)

-¡Yami, cariño, no te alejes demasiado!- exclamó Isis hacia su pequeño qué corría hacia las afueras del pueblo
-¡No mamá!- respondió el tricolor con un sonrisa para seguir su camino

Han pasado nueve años desde que Isis y Hassan encontraron a Yami, todos decían que era tal débil y pequeño que moriría en cuestión de días.

Pero ellos no perdieron las esperanzas, lo criaron con mucho amor y le ofrecieron aquello que le fue negado al nacer,  una familia.

Sus esfuerzos fueron recompensados con un niño fuerte y saludable al cual le encantaba la aventura y sueña con conocer otro lugares.

Ahora se encuentra jugando a las afueras de la pequeña villa en la que vive.

-¡Hola!- exclamó al ver a un pequeño zorro del desierto frente a él, este al ver al pequeño tricolor comenzó a correr -¡Espera!- dijo Yami para comenzar a seguirlo

Al cabo de unos minutos estaba exhausto y el pequeño animal había escapado, en ese momento escucho un ruido extraño detrás de una colina, al acercarse un poco, logró ver a unos ladrones.

-Rápido debemos irnos- exclamó uno de ellos
-Espera, hay que ir a aquella aldea, la comida se estaba acabando- respondió su compañero observando la aldea de Yami
Agh! Está bien, pero tenemos que darnos prisa, tú te quedarás aquí Hermosa- dijo el primer hombre mientras observaba a una niña que se encontraba dentro de una jaula sobre una carreta

Yami estaba sorprendido, nunca había visto a alguien igual, su cabello era dorado como el sol, sus ojos azules como el cielo, su piel era pálida como las nubes y sus labios rosados, la pequeña no hacía más que llorar.

Cuando los ladrones se fueron Yami se acercó a dónde ella se encontraba..

-¿Quién eres tú?- dijo la pequeña al ver al tricolor acercarse
-No hay tiempo, te sacaré de aquí- respondió Yami abriendo la jaula -Vamos sal- dijo extendiendo su mano frente a la pequeña
-No tengo a dónde ir, mis padres me vendieron a estos hombres, ahora les pertenezco- respondió la oji-azul bajando la mirada
-En ese caso ahora eres mía- dijo Yami mientras la tomaba del brazo y la sacaba de la jaula
-¡¿Qué haces?!- cuestionó la niña mientras ambos corrían camino al desierto
-Te estoy robando, así podrás ser libre- respondió el tricolor con una sonrisa

Yami la llevo a la orilla del río, ahí se esconderían un tiempo, ambos tenían la respiración acelerada, pues habían corrido al menos quince minutos sin parar.

-¿Quién eres tú?- cuestionó la oji-azul
-Me llamo Yami- respondió el oji-amatista-¿Cuál es tu nombre?
-(T/N), me llamo (T/N)- respondió la pequeña mostrando una sonrisa
-(T/N) ahora eres libre-
-Gracias, pero ahora ¿A dónde tengo que ir?-
-Puedes ir a dónde quieras, puedes quedarte en la aldea si quieres-
-¿En..verdad?-
-Claro, ven conmigo- dijo Yami extendiendo una mano frente a (T/N)

Ella dudaba que hacer, todas las personas que había conocido hasta ese día la habían lastimado, y no sabía si podía confiar en aquel niño de cabello tricolor.

-No tengas miedo, te prometo que yo te voy a proteger- afirmó Yami con una sonrisa

Ella asintió y tomo la mano de aquel pequeño de tez morena, por primera vez sintió que podía confiar en alguien.


×Continuará..

= °El Príncipe de Egipto° = (Atem/Yami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora