19; Kim Taehyung

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BUSÁN, 09:36 P.M.


Si algo me ha enseñado la vida a lo largo de todo este tiempo, es que soy una persona realmente impaciente. Y esta ocasión no iba a ser la excepción.

Según mis cálculos mentales, Jungkook había bajado a la bodega aproximadamente hace once minutos y veinticuatro segundos. Y, en mi opinión, ese es tiempo más que suficiente como para ir a buscar una puta botella de vino y salir de nuevo.

Comienzo a jugar con mis dedos, un tanto agobiado y nervioso, mientras intento controlar mis pensamientos. Tal vez he ha pasado algo y por eso aún está allí.

No soy consciente de lo mucho que estoy metido en mis pensamientos hasta que noto unas delicadas manos acariciar las mías.

-Cariño, ¿estás bien? Pareces muy nervioso.- Dice Lisa un tanto contenta. Claro, ella ya lleva una botella entera de vino y dos de ron. Como para no estarlo.

Intento mantener las distancias cuando deja caer parte de su cuerpo encima de mí. Para explicarme de una manera más detallada, envuelve mi brazo izquierdo entre sus dos pequeños pechos.

-Yo... Necesito un poco de aire, hace mucha calor aquí.- Respondo casi de inmediato, apartándome de ella sutilmente. Con cuidado de no hacerle daño, salgo del jacuzzi y cojo un par de toallas antes de dirigirme a la bodega de los padres de Lisa.

Con cautela, bajo a tientas por las escaleras hasta el sótano y tanteo la pared hasta encontrar el interruptor de la luz. Después de un par de intentos, mi mano roza con una correa colgante, y no tardo en tirar de ella.

En cuando el lugar se alumbra y todo se ve con más claridad, encuentro a Jungkook en una de las esquinas del lugar. Llorando. Me acerco en silencio hasta donde está, pues parece que aun no ha notado mi presencia. Sin embargo, la imagen de cerca es aun mas desgarradora para mi corazón.

Jungkook está empapado, tiritando en suelo, con las piernas presionadas contra su pecho y en una de sus manos, otra botella de vino. Su mirada, vacía, está perdida en algún lugar de la habitación y de sus ojos caen lágrimas sin parar. Una tras otra.

-Jungkookie...- Le llamo en un susurro, mientras me acuclillo frente a él y coloco una mano sobre su rodilla. Dios santo, está congelado. Ante la sorpresa, me da un manotazo y la aparta rápidamente.

Sus ojos se centran ahora en mí. Con la misma mano con la que me ha golpeado, se limpia el rostro y su mirada pasa de estar perdida a furiosa. Sin darme tiempo a reaccionar, se pone de pie, aunque se tambalea por unos momentos.

Impulsivamente me incorporo también y le agarro de la cadera, intentando evitar que tropiece y caiga al suelo. Es lo último que le falta.

-No, Taehyung... Tú, no.- Dice con tono enfadado mientras me amenaza, señalándome con la botella que parece estar vacía. En un movimiento rápido la cojo entre mis manos y la dejo en una repisa cercana.

-Jungkook, no pienso hacerte daño. Antes me lo haría a mi mismo.- Le explico con la máxima tranquilidad posible. Logro percibir como sus ojos vuelven a aguarse, y en cuanto nota que le observo aparta rápidamente la mirada. -Escúchame, Jungkookie, puedo comprender por lo que estás pasando, pero créeme cuando te digo que el alcohol no va a solucionar tus problemas.

-Bueno, el agua tampoco, así que no veo a que viene esto.- Resopla cruzándose de brazos y haciendo un puchero con los labios. – Además...- Continua con el entrecejo fruncido.- ...¿Cómo sabes por lo que yo estoy pasando?

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